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De niños a hombres

La Razón

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Son clásicas de la mitología rock las repetidas historias de carreras arruinadas por un éxito extremo cuando aún se es demasiado joven. Sin embargo, a veces pasa al revés, y el éxito juvenil de los ídolos puede volverse a su favor de cara a la evolución artística. No es frecuente, pero sucede. Ese es el caso de «Sgt. Pepper’s» en la trayectoria de The Beatles en 1967. Cuando sale el álbum, los cuatro músicos de Liverpool tienen una media de 25 años. Se han pasado el lustro anterior corriendo de escenario a escenario, girando por todo el planeta, ensordecidos por las fans y por las controversias de moda. Juegos de niños. Han ganado mucho dinero, pero no han tenido tiempo para preguntarse quiénes son ni por qué hacen lo que hacen. Tres años antes, en 1964, han conocido en EE UU a un tipo muy interesante llamado Bob Dylan que escribe canciones con una visión mucho menos risueña que la de ellos. Les ha impresionado. Todo ello hace que en 1966 decidan parar bruscamente la maquinaria y tomarse por separado unas buenas vacaciones. Es un asunto no muy conocido, pero ese año The Beatles estuvieron ya más cerca que nunca de arrojar la toalla y disolverse. Por supuesto, Brian Epstein, el manager, lo negó todo. Nada de mala publicidad. Pero lo cierto es que John Lennon se va primero al desierto de Almería y enseguida conoce a Yoko Ono. George Harrison, buscando alejarse del ruido, viaja a la India y el cambio tan brusco de realidades le hace interesarse en la filosofía oriental y la meditación como forma de calmar los nervios. Paul, por su parte, decide centrarse en el trabajo y se airea probando a colaborar musicalmente con la industria cinematográfica. Ringo Starr consciente de su papel de comparsa se lo mira desde fuera, expectante por ver qué decisión tomarán sus colegas. Pero, a la vuelta, se encuentran con que ha sucedido algo que estimulará su competitividad. The Beach Boys, un grupo americano que hasta la fecha era tanto o más risueño que ellos, ha sacado un álbum extrañísimo y fascinante llamado «Pet Sounds» contratando a los mejores músicos del negocio («The Wrecking Crew»). Con su ayuda han facturado una colección de temas con cambios musicales y efectos de sonido cómo nunca se han oído antes. Encima, el nexo conceptual de las canciones imita la relación de capítulos de una novela o libro de cuentos. Ya nada volverá a ser lo mismo en la evolución de The Beatles. Han madurado y quieren decidir en su vida pero no pueden rehuir el reto, síntoma también de madurez. Si abandonan algún día, les gustaría hacerlo estando en la cumbre (como así sucederá, en efecto, unos años después). A partir de ahí, componen las canciones más introspectivas y confesionales de toda su discografía, aderezadas, además, con la tecnología más avanzada del momento y la intención de ampliar sus formas musicales habituales. El resultado fue inolvidable. Y se llamó «Sgt. Pepper’s».

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