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Diao Yinan: «He generado un debate social»

larazon

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Algo se mueve. Y no sólo en las calles de Xiansei, donde los cadáveres aparecen troceados, las viudas son negras y los policías, matones. También su cine muta. La prueba es «Black Coal», un thriller atípico, nevado y sucio que se llevó el Oso de Oro en Berlín
Un cuerpo troceado aparece diseminado en diferentes ciudades de Manchuria. Estamos en 1999 y hace frío. El inspector Zhang, pura raza, algo elemental, rastrea hasta acabar en el hospital con varias balas y un caso sin solución. ¿Telón final? Para nada: varios años después todo comenzará de nuevo. Y habrá esta vez una misteriosa viuda de por medio. En todas partes, aquí y en Pekín, la sangre es espesa y huele a mentiras. Las que nos cuenta Diao Yinan en «Black Coal», pura ficción «noir» con manchas de polución –y contaminación– es de las buenas. Lo acredita el Oso de Oro de Berlín. De esas historias que tienen sello propio. Sello chino, una forma de narrar particular como un puzzle en el que no importara tanto terminarlo como disfrutar de cada una de las piezas. Como la extraña relación entre el policía y la chica. Como la silenciosa meticulosidad de un asesino nada vocacional. Diao Yinan pasó por San Sebastián y allí hablamos con él de este desconcertante ejercicio de género:
-Creo que el filme está ambientado al nordeste de Xiansee, su provincia natal. ¿Es tan oscuro y brutal como en el filme?
-Lo que muestro es una creación. Efectivamente es una ciudad muy fría, pero no necesariamente toda es así, ni en su atmósfera ni su aspecto. Pero he escogido los ángulos, la mirada más dura a la ciudad, para mostrar lo que quería contar en la película.
-¿Hay algo metafórico en querer mostrar esos ambientes tan duros?
-Quería recrear una atmósfera surrealista, mostrar esa soledad, ese ambiente casi irreal de la película. Es una especie de ilusión, una ciudad que no es tan real como puede ser ver una en plena actividad.
-Es curioso escuchar la palabra soledad procedente de un chino, un ciuadano de un país donde viven ya unos 1.300 millones de personas. ¿Hay soledad?
-En realidad, cuanto más gente hay, más solo te puedes sentir. Donde más puedes ocurrirte es en un ascensor, aunque estés rodeado de gente. A veces, cuando estás solo, en cambio, tu vida está llena: lees, haces cosas...
-¿En qué se basó para está película? ¿Hay algún caso real detrás?
-En China puedes encontrar, como en cualquier sitio, noticias de este tipo. Muchas son tan surrealistas que parecen mentira, como si se las hubiera inventado alguien. A partir de eso elaboré una historia. No fue una noticia en concreto, sino varias las que me inspiraron. A partir de ahí, yo elaboré la historia: el 70 o el 80 por ciento es cosa mía.
-¿Qué repercusión tuvo el Oso de Oro para la película?
-Ha sido fantástico para la promoción, un estímulo enorme. Salió en todos los medios de Prensa y cuando se estrenó mucha gente fue a verla. Supone un espaldarazo brutal.
-¿En su país ha sido bien recibida?
-Lo han visto muchas personas: a algunas les ha gustado y a otras no. Pero lo interesante es que hay mucho debate en las redes sociales y eso hace que crezca el interés por la película.
-Es un drama de personajes pero mezclado con buenas dosis de «thriller». En China, ¿se hace mucho cine de género?
-En realidad, no. Casi ningún director utiliza el género negro. Abundan más los dramas sociales. No me atrevo a decir que no haya otros, pero creo que esta película es, si no la primera, de las pocas que tocan este terreno.
-¿A qué lo atribuye?
-El cine negro en general filma la violencia de la sociedad, las zonas grises, sus rincones de incertidumbre. Normalmente la gente prefiere ver historias más claras, más directas. Yo he nacido y me he criado en un país socialista en el que todo es perfecto, en el que todo está bien, en el que normalmente no se cuentan esas cosas. Pero a mí me gustan precisamente esas zonas grises, inciertas, que te hacen recelar de lo que estás viendo.
-¿El thriller en ese sentido es más interesante a lo mejor que una película de denuncia social directa?
-La idea no es tanto hacer una película de género sino cómo vas construyendo la historia, cómo vas reelaborando poco a poco todo ese recelo sobre la sociedad.