Papel

Diego Domínguez: «Soy super feminista, es lo lógico y la manera de que un país evolucione»

Después de buscarse la vida en Argentina y triunfar con «Violetta», acaba de rodar «Wake up» y lo veremos pronto en «Derecho a soñar»

Diego Domínguez / Connie G. Santos
Diego Domínguez / Connie G. Santoslarazon

Después de buscarse la vida en Argentina y triunfar con «Violetta», acaba de rodar «Wake up» y lo veremos pronto en «Derecho a soñar».

Acaba de rodar y se le nota feliz. Es actor por pura vocación desde la infancia. Se le ve tranquilo y en paz, sin más aspiraciones que vivir toda la vida de lo que ama desde que era niño. Tiene bien trabajados los egos y la fama: «Yo voy a trabajar como quien es abogado y va al despacho, quiero disfrutar de lo que hago y a ser posible toda la vida». Le veremos en «Derecho a soñar» de TVE y recién está de vuelta de otro proyecto. Nos encontramos en El Paracaidista, en pleno Malasaña. Y charlamos. Hay tiempo.

–¿En qué anda metido?

–Se llama «Wake up» y es para Playz, que es como una plataforma de Televisión Española y estoy muy contento porque ha sido un personaje que no había hecho hasta ahora. Trabaja mucho la agresividad y aspectos que no me habían tocado.

–¿Cuánto tiempo le puede llevar preparar un personaje?

–El tiempo es muy relativo. Hice un hombre con parálisis cerebral para el que estuve tres meses estudiando qué es la parálisis, qué significa, yendo a ver casos, y te metes en una investigación muy profunda y compleja. Si estamos hablando de un estado de ánimo que es cercano al tuyo, ahí puede ser que estés tres semanas para llegar a algo bueno.

–¿Cuesta despegarse de personajes tan profundos?

–Si te metes en una tristeza absoluta es mucho más difícil salirte de ahí. Y entonces tienes que contratar a un psicólogo, empezar terapia... Pero eso a mí no me ha tocado vivirlo. Me he podido despegar de todos los que he encarnado hasta ahora. Espero que no me toque, porque creo que es algo insano para el actor. Creo que esto hay que hacerlo de una manera lúdica, que sea jugando, divirtiéndose, si se convierte en algo insano es que no se están haciendo bien las cosas. Esta es mi manera de verlo. Luego hay maestros, que son referentes, a los que sí les resulta.

–¿Es inestable la vida de actor?

–Sí, yo no me puedo quejar, pero tengo amigos que lo están sufriendo y yo lo sufro con ellos. Es muy inestable y tienes que ser un completo ahorrador y hay grandes actores que deben que trabajar en cosas que no les gustan. Yo creo que pasa en todos los oficios.

–¿La fama qué parte ocupa en la vida de un intérprete?

–En la mía ninguna, no trabajo con fama ni con egos. Me parecen dos pérdidas de tiempo. Voy a trabajar como a cualquier otro lugar, como si fuera abogado a defender mi caso. Me parece la manera más sana de verlo, me encanta el trabajo de tu personaje, me sumo a tu carro y basta, no pienso que sea mejor que tú. La fama a veces es pasajera.

–¿Cine, teatro, televisión?

–Por orden... Cine, teatro y televisión. Pero para lo que más me llaman es para ficción audiovisual. Me toca hacer eso ahora mismo, aunque mi amor platónico es el cine y soy muy consumidor de teatro, creo que es donde más se aprende, donde más se puede entrenar, investigar, sería el laboratorio de los actores.

–¿Es lo más duro quizá?

–Sí, y seguramente en el aspecto económico tampoco sea lo que más ganancia te reporte, pero es lo más bonito. La respuesta inmediata del público, si les gusta o no, te la dan en ese momento y eso es maravilloso.

–¿Actuar es trabajar o jugar?

–En América es jugar, es play, pero para mí se trata de una mezcla entre las dos cosas. Una vez que tengo cosechado el personaje puedo jugar y salen cosas interesantes desde una personalidad que no es la mía.

–¿Se llega a odiar a alguno?

–No. De hecho, amo a todos mis personajes. Me toca defenderlos. Si debo hacer de violador o de un asesino en el futuro tengo que entender por qué esa persona hace eso... Ese es mi trabajo. Es muy fuerte lo que te estoy diciendo, pero es así.

–¿Qué recuerda de la etapa de «Violetta»?

–No puedo renegar de ella porque fue un trampolín en cuanto a visibilidad y una de las mejores experiencias de mi vida. Estaba en Argentina, una de las cunas interpretativas de habla castellana del mundo. Aprendí a ser actor allí. Y viví una etapa en la que todo era perfecto, vivía fuera de mi país, lo que significa que mi cabeza iba a evolucionar, conocí a gente maravillosa. Lo tenía todo.

–Cambiando de tema para volver al ahora, ¿qué hay de la igualdad entre hombres y mujeres?

–Estoy deseando que pase, pero a día de hoy no sucede; hay muchísima desigualdad. Soy super feminista, porque creo que es lo lógico y la única manera de que como país sigamos evolucionando.