Nazismo

El misterio sin resolver del busto de Hitler

Cuando el ejército nazi ocupó París en 1940 varios cuadros de la Luftwaffe, ejército del aire nazi, se instalaron en el Palacio de Luxemburgo, nombre de la sede del Senado francés, donde ha aparecido el busto del Führer de la imagen
Cuando el ejército nazi ocupó París en 1940 varios cuadros de la Luftwaffe, ejército del aire nazi, se instalaron en el Palacio de Luxemburgo, nombre de la sede del Senado francés, donde ha aparecido el busto del Führer de la imagenlarazon

¿Por qué el Senado francés resguarda reliquias nazis en sus sótanos? La pregunta puede parecer disparatada, pero no son pocos los que estos días se la plantean en Francia tras haberse publicado en el diario «Le Monde» que en los sótanos del hemiciclo se hallan un busto de Hitler y una bandera nazi desde hace 75 años. Junto a ellos, un catálogo de varios objetos de la época nazi que va desde una lámpara de gas, un aparato de respiración alemán y documentos de correspondencia. Un oscuro inventario aparecido por una suerte de ciencia infusa del que ahora parece que nadie sabe (o quiere saber) nada. Ni los senadores, ni los veteranos del Senado, ni los historiadores afirman haber tenido el mínimo conocimiento del hallazgo en el subsuelo. Pero para añadir una pizca más de misterio, «Le Monde» también afirma que hace unos años el Senado se deshizo de varias mesas adornadas con el águila nazi. ¿Quiénes y cómo se deshicieron de ellas? Nadie sabe, nadie contesta. Se desconoce totalmente la procedencia de los objetos, por qué no figuran en el inventario de los objetos del Senado, ni por qué permanecieron ocultos desde la Segunda Guerra Mundial. La nebulosa del espanto ha tenido por consecuencia que el presidente del Senado, Gérard Larcher, haya abierto una investigación, y también las reacciones incómodas de algunos políticos ante la gasolina en la que este hallazgo se puede convertir en manos de complotistas adictos a redes sociales. Sin ir más lejos, un ex ministro del gobierno del ex presidente Hollande ha querido aclarar esta semana que «no existe ninguna especie de culto secreto por parte de los senadores a la figura de Hitler». Dado el desconcierto general, solo podemos tirar de datos históricos para situar el origen del pecado. El edificio cuenta con un búnker construido en 1937 para proteger a los senadores de eventuales bombardeos. Las reliquias nazis estarían resguardadas en este búnker mucho tiempo olvidado. Del mes de junio de 1940 a agosto de 1944, cuando el ejército nazi ocupó París, varios cuadros de la Luftwaffe, ejército del aire nazi, se instalaron en el Palacio de Luxemburgo, nombre de la sede del Senado francés. Cuando partieron, tras la Liberación, dejaron un paisaje devastado: mobiliario tirado, sillones descuartizados, muros abatidos...La ocupación alemana explicaría por tanto la presencia de esos objetos en el subsuelo del edificio, cuya permanencia no deja, sin embargo, de asombrar a muchos especialistas. Explicado el principio de esta historia y su descubrimiento, vía una investigación periodística que ahora ha desempolvado el «secreto» que ha dejo boquiabiertos a los franceses, falta ahora por reconstruir, siendo bienpensados, el esquema de conductas negligentes que durante décadas y décadas permitieron que el busto de Hitler yaciese bajo las entrañas de la República francesa.