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El triple salto mortal de Rufus Wanwright

El artista canadiense se alía con Cindy Sherman para homenajear a la gran diva Maria Callas en un proyecto multidisciplinar que recala en Grecia.
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  • Alberto Bravo

    Alberto Bravo

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El artista canadiense se alía con Cindy Sherman para homenajear a la gran diva Maria Callas en un proyecto multidisciplinar que recala en Grecia
La película fue rodada en mayo en el parisino Théâtrè des Variétés por otro reputado artista contemporáneo, el italiano Francesco Vezzoli, quien vistió a la Sherman de Callas con el fin de representar diferentes pasajes de la vida de la diva. El vestuario utilizado perteneció a la propia Callas y fue cedido por la casa Tirelli. Sherman habló de la razón para aceptar una propuesta así: «Lo que me convenció fue el miedo que el personaje está atravesando. Ella es vieja ahora. ¿Puede responder a las expectativas de la audiencia? Creo que esto me va a permitir relativizar ciertas cosas a partir ahora».
La «nueva Callas» es una de las artistas más inclasificables de la cultura contemporánea. Fotógrafa, directora y «performer», ha pasado más de cuatro décadas poniendo su ojo crítico sobre una sociedad corrompida y absurda, capaz de generar estúpidas discriminaciones con la inconsistente razón de la diferencia de sexos. El papel de la mujer en la sociedad actual no ha hecho otra cosa que reforzar el valor de la parte más reivindicativa de su obra. Y ahora llega Callas, una de las mujeres más fascinantes del siglo XX, para ofrecerle una nueva y notoria forma de expresión. «De todos los artistas de posguerra, Sherman ha explorado la identidad humana en todas sus facetas de la manera más profunda», argumenta Vezzoli.
Al frente de todo el tinglado se sitúa el inclasificable Rufus Wainwright, un tipo capaz de generar mil corrientes de opinión sobre su trabajo, siempre sin dejar indiferente a nadie. Lleva seis años defendiendo «Prima Donna», una ópera que estrenó en Manchester el 10 de julio de 2009, con reacciones de todos los colores.
¿Qué es lo que se verá? «Es un día en la vida de una artista de edad», resume Wainwright. Y Callas le aporta ese carácter trágico y ligeramente sobreactuado que también caracterizó parte de la obra de Wainwright. Todo empieza una mañana en un apartamento de la parisina calle de Regine Saint Laurent, la residencia de Callas. Una mujer lucha por despertarse de una noche llena de sueños intranquilos. Una vez fue una soprano de voz poderosa y enorme prestigio, pero ahora es una figura triste, despreciada por los críticos y olvidada por el público. Ahora lo único que pide es un papel con el que pueda demostrar que todavía es una estrella.
Son detalles de una vida que encajan perfectamente en el sentido dramático de la existencia de Wainwright, un tipo con una biografía ciertamente impactante. Creció en una familia de artistas y sus primeras inclinaciones fueron hacia el folk y el pop. Pronto descubrió su condición de homosexual, que condicionó una adolescencia que él mismo definió como «traumática». A los 14 años fue atracado y violado en el Hyde Park londinense después de conocer a un tipo poco aconsejable en un bar. Pero su tenacidad y talento le permitieron salir adelante y ganarse un buen nombre dentro de la escena musical.
Junto a trabajos más o menos reconocibles dentro de la escena habitual del pop, la carrera de Wainwright se ha definido por el inconformismo y el desafío a las normas. Y siempre ha sentido una venerada atracción hacia las figuras más trágicas. Así, en 2007 ofreció un concierto en el Carnegie Hall neoyorquino en el que se permitió el lujo de reinterpretar un recital completo de Judy Garland, un concierto que dio origen al álbum «Rufus Does Judy at Carnegie Hall». La Garland, una cantante de sensibilidad única que murió abandonada y alcoholizada. Irresistible para Wainwright.
Nueva gira «por dinero»
En abril de 2008 no tuvo empacho en anunciar una nueva gira que haría «sólo por dinero» para recaudar fondos para dar vida al nuevo proyecto que tenía en mente, la ópera «Prima Donna». A partir de ese instante consagraría todos sus esfuerzos creativos a este género.
La cuestión está en ver cómo responde Wainwright aeste nuevo escenario, que propone expectativas y juicios ceñidos a reglas muy diferentes a las que él ha conocido durante sus anteriores años de carrera. Por lo pronto, las críticas de «Prima Donna» no fueron favorables desde el primer día de su representación y hubo quien le acusó de no dominar las reglas del género. «Hacer una composición pop y meterle arreglos sinfónicos no es hacer una ópera», fue uno de los reproches más comunes. Sin embargo, «desánimo» no es una palabra que esté dentro del diccionario de Wainwright, que suele desafiar los límites de su propia creatividad. Sin ningún complejo, para el 11 de septiembre está anunciada la edición de «Prima Donna» en disco, editado por el sello de música clásica Deutsche Grammophon, y que contó con la BBC Symphony Orchestra.

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