El espionaje no es cosa de hombres

Tras los bailes de pedrería de Mata Hari había algo más que sensualidad. Los dulces gestos de sus manos, las trampas de sus ojos de miel y lo exótico de su aspecto, escondían a una espía que sirvió a los servicios secretos alemanes durante la Primera Guerra Mundial, algunos dicen que por ideología, otros por necesidades económicas. También hubo algo más allá de la belleza única y recóndita de Hedy Lamarr. Además de ser la primera actriz que simuló un orgasmo en el cine, también fue de alguna manera la pionera del GPS y del Wi-fi: «Hizo películas de espías, y también lo fue. Se inventó un dispositivo, una frecuencia que podían usar los submarinos aliados durante la Segunda Guerra Mundial, para mandar información que los alemanes no podían interceptar», explica Matthieu Orléan, comisario junto a Alexandra Midal de «Top Secret. Cine y espionaje». Hasta el 22 de octubre, el CaixaForum de Madrid, en colaboración con la Cinèmateque Française, acoge una muestra que relaciona dos mundos que, aún hoy, están más interconectados que nunca. Una exhibición que, ante todo, busca «rendir homenaje a estas mujeres espías, más allá del estereotipo del ‘‘sexpionaje’’. Es momento de dejar de invisibilizarlas, por tanto tiempo relegadas en el inconsciente colectivo a un único papel de ‘‘señuelo’’ provocativo bajo las sábanas, y comenzar a rememorar sus considerables aportaciones estratégicas», apuntan los comisarios.

Desde el jiu-jitsu de Protea hasta Mademoiselle Docteur, la muestra también recorre figuras masculinas, como la del seductor James Bond, el espía más pop, la del cineasta Fritz Lang, que introdujo en el imaginario colectivo a la seductora Sonja, y Alfred Hitchcock, padre indiscutible de un género cinematográfico que sentó las bases con filmes como «La muerte en los talones» (1959). En cuanto a la icónica creación de Ian Fleming, el agente 007 que tanta taquilla ha atraído en la gran pantalla, la muestra pretende evocar, a través de su figura, al mundo de la Guerra Fría, basado en la bipolaridad ideológica EE UU - URSS, y CIA - KGB. Una época histórica en la que los agentes dobles estaban a la orden del día, tanto en, tal y como han separado en la muestra, en el Bloque del Este como en el del Oeste. En este último, se sitúa Bond, a quien se disecciona a través de fragmentos de películas, accesorios y fotografías, así como un traje que vistió Daniel Craig en "Casino Royale", o el cocodrilo submarino en el que se ocultó el icónico agente, interpretado por Roger Moore, en "Octopussy". En cuanto al bando del Este, la muestra ofrece al espectador las películas más oscuras alrededor de este universo, así como se muestra el uso que hacían los espías de la Alemania del Este de las cámaras, el maquillaje, los postizos u otros elementos.

"Los espías son espejos del cine, espejos poéticos, técnicos, de la misma manera que el cine es espiado", dice Orléan. Es decir, tal y como se refleja la exposición, el espectador podrá comprobar las semejanzas que existen entre el cineasta y el espía, aportando ejemplos concretos, cinematográficos e históricos que demuestran hasta qué punto ambos utilizan tecnologías de grabación de sonidos o imágenes. Todo ello, para poder escenificar la realidad, sea con uno u otros fines. A través de 270 piezas, se «realiza una labor retrospectiva de grandes temas de actualidad. El cine es pensamiento, plasmar lo que nos interesa de la humanidad, y aquí nos invita a pensar sobre lo político y el secreto, sobre una sociedad que extiende cada vez más sus mecanismos de control sobre la ciudadanía», explica Elisa Durán, directora del CaixaForum de Madrid. Así, clips de 90 películas, documentos de archivo, 16 obras de artistas como Andy Warhol y David Lynch, o artefactos históricos, como objetos originales de la KGB y la Stasi, coches transformables y todo tipo de gadgets –algunos utilizados por espías reales, otros provenientes del mundo cinematográfico–, se reúnen en una exposición que aborda la historia de las técnicas desplegadas por los agentes de servicios de inteligencia, tanto en la realidad como en la ficción.

Todo ello, en una narración cronológica desde el nacimiento del mito moderno del espía durante la Guerra Fría hasta los alertadores más recientes, como Edward Snowden, quien es claro representante de la necesidad de independencia en una época actual de vigilancia tecnológica. Asimismo, en el cuarto ámbito de la muestra, se muestra una evolución del contexto geopolítico desde los 70 hasta hoy, con un cine más ambiguo y comprometido. En esta etapa, los agentes secretos han cambiado, la realidad es más descarnada, y la figura del héroe va desapareciendo. Se incluyen, con esto, referencias a series de televisión, como "Homeland", donde se presentan otro perfil del agente secreto, el más caótico, perjudicado, paranoico e incluso maltratado.

El espionaje, por tanto, no pertenece al pasado. Hoy sigue siendo importante en un mundo complejo, donde la intimidad está sobrevalorada y el peligro está presente. Y, sea usted hombre o mujer, sexy o no, caótico o heroico, tenga cuidado, pues puede ser tan espía como espiado, tanto en esta ambiciosa exposición como en el mundo real que le rodea.