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Feria de Arte

Estampa 2025, la feria viva que mira al futuro

Más de 90 galerías de arte contemporáneo participaron en la 33ª edición, con cerca de un millar de artistas

En Estampa, nombres consolidados convivieron con emergentes
En Estampa, nombres consolidados convivieron con emergentesCortesía de Estampa

Entrar en el pabellón 6 de IFEMA Madrid durante estos días fue tomarle el pulso al arte contemporáneo español. Estampa celebró su 33ª edición del 9 al 12 de octubre, y este año, como visitante, sentí que recorría uno de esos territorios que muestran obras, plantean preguntas y construyen diálogos sobre el presente del arte y su coleccionismo.Más de 90 galerías participaron este año, con cerca de un millar de artistas nacionales e internacionales. Esa oferta se percibía en cada pasillo, pero al mismo tiempo se notó una curaduría más depurada, que permitió detenerse con calma en cada propuesta. Nombres ya consolidados convivieron con galerías emergentes que trajeron nuevas energías y narrativas: Espacio Mínimo, Max Estrella, Moisés Pérez de Albéniz, Mayoral o Proyecto Reme, junto con VETA, Lavio o Arniches 26, por mencionar algunas.

Lo nuevo se respiró con fuerza en la sección Ensayo Futuro, comisariada por Jesús Alcaide. Allí, el arte se mostró con la frescura de quienes buscan experimentar sin ataduras: Pradiauto, Picnic, El Chico o Stain Projects aportaron esa vitalidad que recuerda que el mercado se renueva constantemente, y que las ferias también pueden ser laboratorios. Complementó esta sección el programa Interferencias, que abrió el debate sobre las formas alternativas de hacer y difundir arte, con voces de comisarios europeos invitados. La presencia de Liliana Porter como artista invitada marcó otro de los puntos destacados.

Una asistenta a Estampa contempla una de las obras expuestas
Una asistenta a Estampa contempla una de las obras expuestasCortesía de Estampa

Su proyecto mural, concebido especialmente para Estampa, junto con la presentación de un libro acompañado por las voces de Cuauhtémoc Medina e Inés Katzenstein, amplió un universo creativo que se mantiene tan vigente como sorprendente. Ver su obra en este contexto fue también entender cómo el arte latinoamericano se integra con la escena española y europea. Estampa volvió a consolidarse como un espacio de encuentro y formación. El Foro COLECCIONA, en colaboración con el Ministerio de Cultura, reunió a artistas, comisarios y coleccionistas para discutir el papel del coleccionismo comprometido.

Idea de comunidad

Habría sido importante que el Ministerio o los Ministerios abordaran, de una vez por todas, que las galerías españolas seamos consideradas cultura a efectos fiscales. Tampoco lo son los servicios especializados y de apoyo como curadores, restauradores y otros oficios que conforman el tejido cultural del país. Para hacerse una idea, Italia aplica un IVA del 5% a las galerías, Francia del 5,5% y Alemania del 7%; mientras en España seguimos en un 21%, lo que nos hace muy poco competitivos. Entre las actividades más valoradas, la agenda para coleccionistas -con visitas privadas, recorridos guiados y recepciones exclusivas- reforzó esa idea de comunidad que se teje alrededor del arte.

Entre los espacios nuevos, destacó la sala Wellcome and Collect Art, patrocinada por Porsche, que funcionó como punto de encuentro y descanso. También la instalación de Cervezas Alhambra, El jardín del tiempo. Florecer sin prisa, de la artista Srta. Lylo, combinó lo textil y lo sensorial en un mural de cinco metros con flores bordadas en 3D: un lugar para detenerse y contemplar el paso del tiempo. Los premios y residencias fueron otro motor de la feria. Estampa 2025 reafirmó su compromiso con la promoción de artistas a través de adquisiciones institucionales, becas y residencias.

En mi recorrido, lo que más me gustó fue sentir que Estampa se afirma como un escenario donde el coleccionismo responsable cobra protagonismo, apoyando la creación contemporánea, y donde conviven tradición y riesgo, nombres reconocidos y voces emergentes. Salí del pabellón con la certeza de que el arte en España sigue construyendo un presente fuerte conectado con el mundo. Y también convencida de que quiero ser parte de la edición 2026 como galerista.

Estampa confirmó que mirar el futuro del arte también significa sostenerlo desde la práctica del coleccionismo, la reflexión crítica -tan necesaria- y la apertura a lo inesperado. Esta semana, en la que visito a los alumnos de Bellas Artes de la Universidad Complutense para hablar de lo que hay “aquí fuera”, me viene muy bien el aire fresco y la sensación de que hay esperanza. El arte, una vez más, como reflejo de la vida.