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Naturaleza

Estos son los dos bosques españoles más bonitos del mundo

Según la prestigiosa revista National Geographic estos bosques españoles son de los más bonitos del mundo. Uno fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986

Parque Nacional de Garajonay. La Gomera/Foto: Javier Sánchez Martínez
Parque Nacional de Garajonay. La Gomera/Foto: Javier Sánchez Martínezlarazon

Nuestros bosques, cada vez más, están en peligro de extinción. Han reducido de manera significativa su extensión, además de poner en riesgo la supervivencia de numerosos seres vivos; ya sea por la escasez de agua o por la falta de un refugio para cobijarse.

Sin embargo, el ser humano también disfruta del bosque y de los beneficios que también otorga. Independiente de los recursos que sacamos de la naturaleza, el senderismo, por estos espacios, ha ganado en popularidad ya que este ocio ofrece la oportunidad de evadirse de las obligaciones, así como de reconectar con el ambiente que nos rodea. Para ello, la revista National Geographic ha puesto sobre la mesa nuestras dos opciones, si nos encontramos cerca, para poner en práctica lo aquí escrito.

Parque Nacional de Garajonay

Este parque se encuentra ubicado en la isla canaria de La Gomera, además cuenta con una extensión de 3.984 hectáreas. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986. Destaca por ser una extensión natural antigua y mejor conservadas del mundo, albergando una importante muestra de laurisilva.

Está situado en el centro de la isla, además presenta una altitud que va desde los 650 metros a los 1.487 metros, siendo el pico Garajonay su punto más alto.

Parque Natural de Gorbeia

Declarado como tal en 1994, abarca una amplia extensión de 20.016 hectáreas, además de ello, es el más grande de todo el País Vasco. En concreto, se encuentra entre Bizkaia y Álava. El parque del Gorbea se origina hace 100 millones de años, cuando el terreno estaba sumergido bajo el mar. Con el paso del tiempo, los materiales afloraron y se plegaron dando lugar a la colonización de seres vivos.

La cumbre del Gorbea, con una altitud de 1.480 metros, no propició el crecimiento de vegetación. Sin embargo, en latitudes más bajas, las lluvias y las condiciones del suelo favorecieron la aparición de ecosistemas húmedos.