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La canción del verano (I)

"Eva María" y la playa infinita de Fórmula V

El «boom» estival definitivo llegó en el 73 con la sencillez primitiva de la mujer de la maleta de piel

Vídeo de Fórmula V cantando la canción del verano "Eva María"
Vídeo de Fórmula V cantando la canción del verano "Eva María"RtveRtve

El fenómeno de la canción del verano apareció en España aparejado a las posibilidades de la radiodifusión, los primeros tocadiscos portátiles y la venta de pequeños soportes en vinilo (los viejos «singles» de 45 revoluciones por minuto) que llevaban grabadas una canción en cada una de sus caras. En los años setenta, la confluencia de esas dos circunstancias con la popularización de la radio portátil a transistores provocó el éxito de las primeras promociones comerciales de temporada. Entre las variadas temporadas posibles, asociadas a estaciones del año, la más feliz de cara al optimismo era la de las vacaciones de verano. Y, en una buena canción que acompañara las vacaciones de verano, no podía faltar el escenario que enmarcaba su versión más ideal: el descanso y la playa.

Los hermanos Rigual (cubano-mexicanos) ya habían registrado, unos años antes de la gran explosión comercial, el tema «Cuando calienta el sol» que fue enormemente popular en los años sesenta en nuestro país. Pero llegaron demasiado pronto, cuando el marketing no estaba tan desarrollado y el concepto de lo que era un estribillo pop aún no había sido plenamente establecido. Estas dos condiciones ya habían cristalizado suficientemente cuando, unos años después, a final de década, aparecieron en España grupos como Los Diablos o Fórmula Quinta: estos últimos escritos como Fórmula V, pero pronunciado por todo el mundo de la manera anterior (todo un verdadero ejemplo de consenso comunicativo).

Los Diablos eran de Barcelona y Fórmula V de Madrid, así que a la habitual competencia por ver quien facturaba la canción de estribillo más pegajoso cada verano, se añadía la clásica rivalidad entre productos e iniciativas de las dos ciudades más pobladas de la península. En principio parecía que los barceloneses tomaban la delantera con éxitos populares como «Un rayo de sol», donde mencionaban al astro protagonista del verano, pero cometían el error de dejar de lado todos los demás accesorios temáticos que transportaba la estación. Fórmula V, por su parte, después de unos inicios tambaleantes, sin mucho éxito, en los que estuvieron a punto de disolverse, tomaron la decisión más acertada de su carrera que fue recurrir a una pareja de compositores de canciones ajenos al grupo para que les escribieran material. Así entran en escena Pablo Herrero y José Luis Armenteros y es cuando las cosas se ponen verdaderamente interesantes.

La carrera del dúo Herrero-Armenteros es una historia fascinante de esas que merecen documental ya. Ellos tocaban en un grupo coetáneo de la época llamado Los Relámpagos. Los Relámpagos eran una verdadera exquisitez para la época. Sus composiciones eran breves, pero complejas y elegantes. Mimaban el detalle y buscaban apoyos incluso en motivos del folklore peninsular para incorporar sus ritmos de una manera suave al pop. Temas suyos como «Nit de llampecs» o «Seguidillas» (evocación pop de la seguiriya flamenca) aún se aguantan melódicamente y son una verdadera delicia. La discográfica de Fórmula V (Phillips en aquel momento) les pidió que escribieran unas cuantas canciones divertidas buscando un concepto enganchoso y veraniego para Fórmula V. El dúo aceptó la propuesta y les escribió «La playa, el sol, el mar, el cielo y tú», canción que no llegó donde se esperaba, pero en la que ya estaban ahí, como vemos, todas las tematizaciones que serían clásicas de los posteriores productos estivales. Pero, sobre todo, inauguró una carrera de compositores. Al año siguiente, les escriben la actualmente omnipresente y ya inmortal «Cuéntame». Pero la gran explosión llega en el año 73 con la sencillez casi primitiva de «Eva María» que arrasa en las listas de éxito. «Eva María» contiene todas las referencias iconográficas del verano: la playa, el bikini de las españolas del momento, el sol, el mar, el calor y la soledad del novio que deja probablemente trabajando en la ciudad (lo imaginamos haciendo horas en agosto, en un taller mecánico de una calle sin asfaltar de la España desarrollista). Musicalmente, la canción crece desde una secuencia rítmica que es como una versión chicletera de parámetros similares a los que utilizaba Eddie Cochran en «Summertime blues». Erudición musical y astucia.

Con «Eva María», Fórmula V, al ser menos lineales en sus melodías y menos romos y más variados en sus temáticas que sus rivales (cualidad delicada de Herrero y Armenteros), consiguieron desbancar a sus predecesores barceloneses, Los Diablos. Y, sobre todo, a partir de «Eva María», en 1973, se establece rotundamente el concepto de «canción del verano» como una verdadera institución de nuestras costumbres.