
Sección patrocinada por 

cine
"Fin de fiesta": una berlanguiana comedia de clases
Elena Manrique debuta como directora con una satírica y fresquísima propuesta protagonizada por Sonia Barba

Cuando le preguntamos a una mujer que lleva más de 20 años sumergida en el azaroso universo profesional de la producción dentro de la industria cinematográfica y ha dirigido infinidad de cortos (más de 25), habiendo alcanzado ya los 50, por el condicionante que supone atreverse a debutar con el largo teniendo en cuenta todos estos matices, el entusiasmo en su rostro se ensancha dentro de las aristas de un ejercicio de agradecimiento abiertamente explícito.
"Me encanta que me hagas esta pregunta. Me encanta. Mira, yo he hecho muchos cortos, muchísimos, y también en su momento un mediometraje que duraba unos 50 minutos dentro de un proyecto de películas autofinanciadas que hicimos diez personas en la primera edición, siendo mayoritariamente mujeres, y en la segunda, cuando ya tenían un poco más de presupuesto, no nos llamaron a ninguna, fíjate qué casualidad. Yo no me levanto un día queriendo ser directora, esto sí me parece importarlo destacar, todo surgió en la pandemia. Mi trabajo como productora ejecutiva me exige mucha dedicación y durante la época del covid, la mayoría disminuimos nuestros ritmos de trabajo y de repente sentí que era el momento perfecto: me puse un horario marcial, me lo tomé en serio y cuando terminó todo ya tenía la primera versión del guion", relata con viveza Elena Manrique en entrevista con LA RAZÓN sobre el instante germinal de su primer trabajo detrás de la cámara.
Lejos de la brocha gorda
La materialización en imágenes de ese guion, de ese texto surgido de la visceralidad del silencio creativo acumulado, dio como resultado "Fin de fiesta", una fresquísima comedia con tintes berlanguianos sobre la diferencia de clases protagonizada por una genial Sonia Barba. Reconoce la recién estrenada directora que "no hay cosa que más odie que las películas que le dicen al espectador cómo tienen que pensar. Es algo que no soporto. En este sentido, me parecía muy importante que el espectador fuese en todo momento quien sacase sus propias conclusiones y no convertir esto en una película de brocha gorda, porque eso es lo fácil. Creo, además, en los matices. No hay nadie totalmente bueno ni nadie totalmente malo, en todas las clases y escalas sociales hay gente generosa y gente horrible. Intento hacer un retrato auténtico a través del personaje de Sonia Barba y demostrar que puedo repartir en muchas direcciones y que tengo para todos", explica entre risas la cineasta sobre la importancia de apostar por un tono cinematográfico cómico, sarcástico y ácido que no incurra en el infantilismo paternalista de la comedia burda pero que tampoco se atasque en la solemnidad rigurosa de los relatos que se toman demasiado enserio a sí mismos.
Y este, por suerte, no lo hace. ¿Dónde radica la supervivencia de los prejuicios raciales en nuestro país? ¿Nos cuesta todavía aceptar al desconocido, al extranjero, al diferente? "Quiero pensar que somos un país solidario, generoso, que siempre lo hemos sido. Lo que pasa es que sí que creo que en los últimos años está calando un discurso especialmente de enfrentamiento entre las personas y entre las clases humildes hacia el emigrante que viene de fuera y que no es real, porque ya sabes tú que el capitalismo se regula solo: si no hubiera trabajo para recoger fresas aquí no vendría nadie. Es así de claro. Debemos dejar de tener este discurso de odio y empezar a pensar de otra manera. Seamos capaces de entendernos con el de al lado aunque no piense igual", insta antes de despedirse.
✕
Accede a tu cuenta para comentar