Actores

Francisco Reyero: «Estamos rodeados de una maldad contagiosa»

Presenta en Madrid «Eastwood. Desde que mi nombre me defiende» (Fundación José Manuel Lara), donde relata los años españoles en los que se forjó la leyenda del actor y director estadounidense.

Francisco Reyero: «Estamos rodeados de una maldad contagiosa»
Francisco Reyero: «Estamos rodeados de una maldad contagiosa»larazon

Presenta en Madrid «Eastwood. Desde que mi nombre me defiende» (Fundación José Manuel Lara), donde relata los años españoles en los que se forjó la leyenda del actor y director estadounidense.

Un hombre con mucho nombre. Un tipo impertérrito. Un bloque de mármol. Un sonámbulo que batalla sin darse cuenta de que le silban las balas. Y es que los revólveres hablan su idioma. Un actor fiel a su persona. Un director estrella. Fue el bueno, no el feo, ni el malo. Fue sucio. Capaz de ponerle un precio a la muerte, vino a España por un puñado de dólares. Aquí, entre Almería, Madrid, Hoyo de Manzanares, Colmenar Viejo, Burgos... comenzó a forjarse su leyenda, cuyo origen recoge Francisco Reyero en «Eastwood. Desde que mi nombre me defiende» (Fundación José Manuel Lara).

–Aquí comenzó a forjarse la leyenda de Clint Eastwood.

–Sí, España fue determinante para que Eastwood se convirtiera en lo que es, un personaje lacónico, frío, con chispazos de humanidad y de señales de humor inteligente que han dado como resultado una estrella, el mejor director de los últimos 40 años.

–Vino por un puñado de dólares...

–Por 15.000, exactamente. Y por líos extramatrimoniales, aventuras amorosas, hijos inesperados... Una serie de factores hicieron que aceptara una oferta de una pandilla de locos y geniales italianos. A lo largo del rodaje de la primera película se quiso ir de la filmación porque no le pagaban. Amilibia fue a hacerle una entrevista para «Pueblo» y cuando llegó allí y preguntó por el actor no sabía quién era, así que dejó pasar la ocasión de entrevistar a Eastwood. Muchos años después, en el Festival de Cannes, se lo encontró y le dijo que era aquel gilipollas periodista que lo ignoró en España.

–País donde nació el mito.

–Está constatado. Hasta que las películas de Leone no se estrenan en América –este año se cumple su 50º aniversario– estuvo sin trabajar en Hollywood. Llegó a considerar que pensaban que él también era italiano, quienes usaban pseudónimos para americanizar las películas. Eastwood es un actor limitado, de pocos registros, pero que ofrece su lado real, lo que reconforta en un mundo donde todo es tan artificial y falso. Aprendió muy bien el oficio. Y piensa que hay que seguir aprendiendo. Se ha convertido en el mejor. Con una mirada propia ha encontrado su forma de contar las cosas. Siempre tiene algo que ofrecer.

–¿Qué imagen tiene Eastwood de los españoles?

–No ha vuelto en 50 años.

–¿Prefiere su faceta como actor o como director?

–Me divierten mucho sus primeras películas como actor, pero algunas de sus obras como director están entre mis diez favoritas.

–¿Cuál es su obra suprema?

–Depende de la hora.

–¿La muerte tiene un precio?

–Un puñado de dólares.

–Ha dejado para la historia frases antológicas...

–También ha dicho que le encanta «Blancanieves».

–«Venga, alégrame el día», que diría Harry el sucio.

–A mí me los alegran las pequeñas cosas aparentemente sin importancia. Sobre todo, estar con mi mujer y cuidar a mis hijos.

–¿Un hombre debe conocer sus limitaciones?

–Eso y no envidiar son los secretos para vivir. Eastwood es absolutamente consciente de las suyas, pero tiene una energía que hace que esa limitación suponga un reto.

–¿Las opiniones son como los culos, que todos tenemos uno?

–Por supuesto.

–¿Le ha hecho daño a su imagen defender al partido republicano, liderado por Trump?

–No sé qué es ser republicano en Estados Unidos en estos momentos, la verdad. Creo que Eastwood es un anarco-conservador, alguien que dentro del sistema se permite llevar su propio ritmo de vida. Él se identifica con esa América floreciente que gana la guerra, ayuda a reconstruir Europa, y que tiene la fábrica más luminosa de hacer películas.

–¿Quién sería el bueno en España?

–Paso palabra.

–¿El feo?

–Cada uno cuando se mire al espejo. Si se mira bien, claro.

–¿Y el malo?

–Tenemos un problema serio de conciencia y de valores. Conforme te vas haciendo viejo vas viendo que las cosas no tienen solución. Estamos rodeados de una maldad contagiosa.

–¿Ha nacido el Clint Eastwood español?

–No lo hay. Igual que no hay un Curro Romero americano. Su mayor singularidad es el hecho de que no haya diferencias entre el actor y la persona. Más que un actor es un personaje real, alguien que pretende mostrarse tal y como pretende ser.

–Y sorprendentemente valiente...

–Da la sensación de una frialdad a veces inconsciente, de estar por encima de las situaciones.

–Tiene hijos de varias mujeres diferentes.

–Y no sé si estará en disposición de aportar nueva producción.

–Y cinco premios Oscar...

–Él pensará que los premios sirven para estar en la vitrina. Ahora emprende una nueva película. No quiere regalos para su cumpleaños. Lo que quiere es seguir trabajando, que la vida no se acabe, aunque todos vayamos al hoyo.