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Ellas tienen la sartén por el mango

Un libro reivindica a las «otras» grandes cocineras españolas. «Hay una mujer en la cocina». Gervasio Pérez. AUTOEDICIÓN G. PÉREZ. 97 páginas, 15 euros
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Aizpea Oihaneder, Lourdes Rekondo, Maruja Botas, Cristina Palacio, Beatriz Sotelo y Toñi Vicente son el alma y las cocineras de los restaurantes Xarma, Rekondo, Casa Maruja, Entrebastidores, La Estación y Laurel. A ellas rinde tributo Gervasio Pérez en «Hay una mujer en la cocina»: «Es un homenaje a esa labor callada que realizan, aunque algunas, por fin, ya empiezan a dejarse notar», dice el periodista, que va más allá, porque el título da un toque de atención «a esos comensales que no saben que a veces la artífice de las recetas que disfrutan es una cocinera», añade.
Indignación
Sobre este tema habla Yolanda León, de Cocinandos: «Cuando nos dieron la estrella Michelin, un diario de León nos dedicó un gran artículo en el que ni siquiera me mencionaban. Hablaban de mi marido y del logro de la distinción, cuando quien está en la cocina soy yo», recuerda en estas páginas. De ahí que el autor haya decidido hornearlas: «Creo que faltaba un trabajo periodístico que las pusiera encima de la mesa, porque se trata de un sector con mucha vitalidad», añade. Elena Arzak, por su parte, presume de que «en el País Vasco estamos acostumbrados a ver mujeres en la cocina profesional; es una sociedad en la que el matriarcado está muy presente». «La base gastronómica es femenina», recuerda Pérez, porque la mayoría de los grandes chefs hablan de su pasión por los fogones después de haber pasado horas con sus madres y abuelas entre pucheros: «Era una época en que éstas cocinaban para alimentar a su familia. Años más tarde, cuando ejercían ese trabajo de modo profesional, no era reconocido. Hasta finales de los 70, principios de los 80, la profesión de cocinero estaba mal vista, hasta que comenzaron a sonar los nombres de Arzak o Subijana. Hoy, los cocineros son estrellas internacionales que velan por los intereses de nuestro país y por la marca España».
Susi Díaz también reivindica el importante papel del género femenino en la gastronomía: «La mujer es la gran artífice de éstas, pero los hombres son más corporativistas y expertos en marketing; le han dado el título de profesión y prestigio social», afirma. Ellas ya tienen la sartén por el mango y su sabrosa labor provoca que las aulas de las escuelas de hostelería estén abarrotadas de féminas que ven como un ejemplo bien servido el esfuerzo de Elena Arzak, Carme Ruscalleda, Fina Puigdeval y Toñi Vicente. «La cosa se está equilibrando, la alta cocina va a dejar pronto de estar dominada por hombres. Hay grandes damas entre fogones», concluye Pérez.