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Giner, del Himno de Riego a los azulejos de Talavera

La Exposición «Giner, el maestro de la España moderna» ahonda, con motivo del centenario de la muerte del pedagogo, en su visión de la enseñanza como palanca de cambio de aquel país atrasado en el que fundó su institución Libre de Enseñanza
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La Exposición «Giner, el maestro de la España moderna» ahonda, con motivo del centenario de la muerte del pedagogo, en su visión de la enseñanza como palanca de cambio de aquel país atrasado en el que fundó su institución Libre de Enseñanza
«Vivid; la vida sigue,/los muertos mueren y las sombras pasan;/lleva quien deja y vive el que ha vivido./¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!... Su corazón repose/bajo una encina casta,/en tierra de tomillos, donde juegan/mariposas doradas.../Allí el maestro un día/ soñaba un nuevo florecer de España». Estos significativos versos del poema «A don Francisco» que Antonio Machado dedicó a la muerte de Francisco Giner de los Ríos abren la exposición «Giner, el maestro de la España moderna» en la Institución Libre de Enseñanza (ILE), organizada por la Fundación Francisco Giner de los Ríos y Acción Cultural Española en el año del centenario del fallecimiento del maestro. Según su comisario, José García-Velasco, «el principal objetivo es contar en qué consistió el proyecto renovador de la ILE, un proyecto integral para la modernización de la sociedad española, y el motor de ese cambio social fue la educación. Si el objetivo era modernizar el país, la educación fue su herramienta. El problema de España era éste. Giner estaba convencido de que la educación era el vehículo para conseguir la igualdad entre clases sociales y para elevar el nivel cultural de una España medio analfabeta. No sólo influyó en intelectuales de talla, como reconoció Emilia Pardo Bazán, sino en el liberalismo social. Estaba convencido –prosigue García-Velasco– de que en la lucha de clases, las acciones violentas de los sindicatos por la reforma social eran menos efectivas que la educación. Pensaba que las revoluciones son epidérmicas. La enseñanza, en cambio, provoca cambios más profundos, tiene una función social más honda y duradera».
Lazos con América
La exposición recorre la biografía de Giner y de su proyecto renovador de forma cronológica y temática desde distintos apartados: «Orígenes y primera etapa del proyecto institucionista» (1863-1881), «La construcción del proyecto» (1882-1906), «La plenitud» (1907-1936), «Guerra civil y exilios» y «Una tradición recuperada». La muestra, que podrá verse hasta el 10 de abril, ha necesitado años de rescate documental. Son 400 piezas las que se exponen entre pinturas, esculturas, documentos, fotografías, filmaciones, cartas, muebles, juguetes, trajes, libros, revistas, manuscritos... algunas inéditas o muy raras, procedentes de donaciones de familias, de particulares, de investigación, publicaciones y distintas instituciones. «Más del cincuenta por ciento son inéditas –señala García-Velasco–. No se han visto jamás, como un ejemplar original del himno de Riego, instantáneas geniales y una muestra de la cultura popular que reivindicaban, azulejos de Talavera, encajes...».
Su estrategia propició una segunda Edad de Oro de la cultura española. La Institución fue concebida como un «laboratorio» de experiencias donde ensayar nuevas prácticas, no sólo educativas. También se desarrolló a través de organismos públicos en iniciativas como el Museo Pedagógico (1882), «dirigido por Cossío y Rubio para mejora de la enseñanza. Fue el primer laboratorio de la reforma», señala el comisario. En palabras de Cossío, quería «contribuir al estudio de los problemas modernos de la pedagogía, dar a conocer el movimiento pedagógico extranjero y ayudar a la formación de los maestros».
El Instituto de Reformas Sociales (1883), «que también fue apoyado por la derecha conservadora de Maura y Silvela». La Fundación Sierra-Pambley (1885) de León o la Extensión Universitaria de Oviedo (1898). Según García-Velasco, «importantísima para establecer lazos con América y crear redes sociales, familiares y culturales entre países por esa idea krausista de fortalecer la sociedad civil. Todo esto contribuyó al esplendor de la cultura española el primer cuarto de siglo y supuso un reconocimiento internacional. Un reencuentro de España con la modernidad». Este proceso modernizador culminó con la creación de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE) en 1907.
Nacido en Ronda (Málaga), el 10 de octubre de 1839, estudió Derecho y Filosofía en Barcelona, Granada y Madrid, donde conoció a Julián Sanz del Río –introductor en España del pensamiento del filósofo alemán Krause– y a su círculo cercano, Gumersindo de Azcárate, Nicolás Salmerón, Moret, Labra... En 1868 fue expulsado de su cátedra en la Universidad de Madrid por solidarizarse con sus maestros a raíz de la llamada «primera cuestión universitaria». Tras su activa participación en las reformas legislativas en el Sexenio Democrático (1875), es expulsado de nuevo por un decreto gubernamental en contra de la libertad de cátedra. Confinado en Cádiz comenzó a germinar junto a sus colegas represaliados la idea de fundar una universidad libre. El 31 de mayo de 1876 quedaron aprobados los Estatutos de la ILE, a la que Giner dedicará el resto de su vida y obra tratando de hacer realidad las palabras de su artículo 15: «Esta Institución es completamente ajena a todo espíritu e interés de comunión religiosa, escuela filosófica o partido político, proclamando únicamente el principio de la libertad e inviolabilidad de la Ciencia y de la consiguiente independencia de su indagación y exposición respecto de cualquiera otra autoridad que no sea la de la conciencia». Un año más tarde, creó su órgano principal, el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza (BILE). Tras ser repuesto en su cátedra en 1881, continuó su magisterio en la Universidad Central, además de dar clases en la Institución, en cuya sede del Paseo del Obelisco –hoy General Martínez Campos– vivió en compañía de sus más cercanos discípulos, Ricardo Rubio y Manuel B. Cossío. El 18 de febrero de 1915, moría en Madrid.
Krausismo
El origen de su base ideológica está en el krausismo introducido por Sanz del Río. Buscaban una doctrina política que propiciase regenerar la moral del país, degradada, dentro del pensamiento liberal. Sanz del Río había formado a la generación anterior –Giner, Leopoldo Alas, Azcárate...– que asimilaron las ideas krausistas en defensa de la razón, la ciencia y de una ética laica frente al dogmatismo conservador imperante del viejo régimen. Para García-Velasco, «buscan el racionalismo armónico, la belleza y armonía. La categoría esencial del ser humano es la búsqueda de la armonía y la ética como un bien y un grado superior. Debe darse entre clases sociales, entre razón y fe, entre tradición y vanguardia... siempre buscando la conciliación y, por encima de todo, Dios, porque, a pesar de ser un proyecto laico y de su idea de separar Iglesia y educación, Giner era un hombre profundamente religioso. También buscó esa armonía en el paisaje, en su amor al campo, a la naturaleza y a la vida contemplativa», afirma el comisario.
Entre sus discípulos, Manuel B. Cossío. A la muerte de Giner, se convirtió en el alma de la Institución. Fue una gran autoridad, que ante el analfabetismo y las enormes diferencias en el acceso a la cultura entre zonas urbanas y rurales, puso en marcha en 1931 las Misiones Pedagógicas, que recorrieron España llevando a los campesinos la cultura. Y se creó el teatro universitario La Barraca, dirigido por García Lorca. La Guerra Civil obligó a cerrar el centro. El Estado se incautó de todos sus bienes, que fueron devueltos en 1978. García-Velasco expresa el deseo de que «la gente se sienta orgullosa de este legado» y cita para ello unas palabras de Luis de Zulueta: «Lo que dejó Giner lo dejó en nuestras manos, en las de todos».
Principios básicos de la ILE
- El principio fundamental es educar, no instruir.
- Despertar el interés hacia la cultura y educar de acuerdo con sus aptitudes y vocación.
- La coeducación de hombres y mujeres.
- No empleo «de texto», ni las «lecciones de memoria». La clase no sirve para «dar y tomar lecciones», sino para enseñar y aprender a trabajar.
- Es indispensable la cooperación de las familias.
- La disciplina no puede basarse en castigos, sino en la idea de la corrección y la reforma.
- Se propugna el principio de la pedagogía activa en íntimo contacto con la vida.
Una vía para la mujer emancipada
Mujeres excepcionales como Concepción Arenal o Emilia Pardo Bazán formaron parte del círculo más cercano de Giner. La escuela de la Institución era mixta, la coeducación se practicaba desde los primeros cursos. También su profesorado: María Goyri, María Zambrano (en la imagen) y Maruja Mallo. La creación en 1915 de la Residencia de Señoritas respondió a este espíritu. Dirigida por María de Maeztu, fue el primer centro oficial creado para fomentar la educación superior de las mujeres. Residentes destacadas fueron Victoria Kent, la periodista Josefina Carabias o la científica Felisa Martín Bravo.
Dónde: Fundación Giner de los Ríos (Madrid).
Cuándo: hasta el 10 de abril.
Cuánto: entrada gratuita.