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Premios Goya

Los Goya en la fachisfera

La alfombra roja de los Premios Goya se convirtió en un lugar de reivindicaciones políticas vacías, como la del #SeAcabó que dominó la ceremonia

Goya.- Nominados cierran filas ante los abusos en la alfombra roja: del #SEACABÓ a la condena "más allá del cine"
Goya.- Nominados cierran filas ante los abusos en la alfombra roja: del #SEACABÓ a la condena "más allá del cine"Europa Press

En un rasgo de humildad, Sánchez, el okupa de la Monkloa, aparcó el Falcon Milenario y se desplazó hasta Valladolid en un Super-Puma para presidir la Gala de los Goya. Unos premios que se caracterizan por oponer a la “fachoesfera” de tractoria la “titirisfera” caviar de los subvencionados. Ninguna de las candidatas al Goya llegan al millón de euros recaudados en 2023. Entonces, ¿a qué viene tanto brilli brilli en esa ceremonia goyesca que celebra a los políticos zurdos que los subsidian?

Este año, ya en la alfombra roja rosa, el lema progre es NO el abuso de poder. Era pues previsible que Ana Belén comenzara la gala condenando los abusos sexuales. Los Javis, disfrazados de vicetiples pobres, lo condenaron con la seriedad de quien está delante del autócrata Sánchez, que ha condenado esta violencia estructural con las palabras de uno de los javis: él también «quieren una industria sana». ¿Y los abanicos de «Se acabó»? En la alfombra rosa, un Javi ha puesto en cuestión que acudiera Vox y el otro Javi ha citado a Pedro Zerolo: «En mi mundo usted sí cabe, pero yo en el suyo no». ¿Y eso?

Alba Flores tenía que ser la primera que pidiera «Pan para Palestina». Pero no lo llevaba debajo del brazo. Seré tu amante, Bandini siguió con la reivindicaciones del colectivo alfabeto gritando emocionada: «Nunca más vulnerarán nuestros derechos», condenando que a las y los niños los llamaran boyeras y maricones en el cole.

J. Bayona y el elenco de «La sociedad de la nieve» lloraban a moco tendido cuando el actor argentino terminó su plática aludiendo veladamente al malvado Milei que quiere cargarse las subvenciones. Mientras se sucedían los interminables agradecimientos de la docena de ganadores de la peli de Bayona, Sigourney Weaver se aburría como una ostra. A estas alturas, la gala no puede ser menos ridícula que la de otros años. Y aburrida. Los Javis y doña Calidad se han decidido a hacer el ridi por las gradas haciéndose un selfi con los perdedores del “gordito”, y lo han conseguido. ¿Y el guión? El guión brilla por su ausencia.

Faltaba la «diversidad racial», que ha reivindicado un actor negrito cuando «La sociedad de la nieve» ya lleva diez cabezones. El elenco Bayona seguía llorando y Sigourney sin entender nada. Los políticos, en sus asientos, tan ausentes como los abanicos «Se acabó». De repente la gala se enciende de colorines con el homenaje a Concha Velasco de Ana Belén y los Javivis cantando «Mamá, quiero ser artista» y la mítica «Chica yeyé». No falla, cuando hay que animar una gala rancia los Goyas siempre recurren a una canción de Algueró.

Tras un bloque de premios menores interminable, comienzo el breve el reinado de Estíbaliz Urresola y su peli sobre el tránsito de un/una trans. La director lleva una pegatina «Stop tráfico de armas» y el genocidio de Gaza.

Queda la adoración a Pedro y sus abuelas Almodóvar hablando de comer miembros viriles. Y los Javis, su salida del armario. ¿Se puede pedir más?