Arte
La gran joya del arte bizantino que hay que ver en la Biblioteca Nacional
La Biblioteca Nacional presenta la muestra «Un universo de imágenes: el Skylitzes Matritensis», en donde se exhibe este espectacular manuscrito griego, un códice único en el mundo
El 9 de enero de 1679, el virrey de Sicilia Francisco de Benavides ordenaba confiscar el archivo de Mesina como castigo por el levantamiento que desde 1674, con ayuda de la armada francesa, había tenido en jaque a la Corona española. En el imponente cuadro de Luca Giordano Mesina restituida a España (Museo del Prado), que conmemora la rendición de la ciudad en 1678, la confiscación es personificada por un angelote que se aleja volando con un grupo de privilegios bajo el brazo. El archivo estaba custodiado en la torre de la catedral, la iglesia de Santa Maria Nuova, donde se encontraba la biblioteca capitular, llevada igualmente a Palermo junto con los documentos.
Uno de los libros de la catedral era un manuscrito griego muy especial, sin duda el más valioso de todos los de la colección, un códice en pergamino del siglo XII con la Crónica o, más precisamente, el Compendio de crónicas, ilustrada de Juan Escilitzes (m. ca. 1110). Cuando Benavides volvió a España, se llevó consigo el archivo de Mesina, cuya historia hasta su ubicación actual en el Archivo Histórico de la Nobleza en Toledo sólo se reconstruyó en los años 70. Fue su sucesor en el virreinato, el bibliófilo Juan Francisco Pacheco, IV duque de Uceda, quien se apropió de los códices de Mesina y los envió en 1696 a Madrid. Al haber Uceda elegido el bando de don Carlos en la Guerra de sucesión, sus bienes fueron incautados por Felipe V en 1712 y la biblioteca pasó a engrosar los fondos de la Biblioteca Real, ahora Nacional.
Hito en la investigación
El Skylitzes Matritensis, el nombre que se suele dar a este espectacular manuscrito griego del que se exhiben doce bifolios en la Antesala del Salón de lectura María Moliner de la BNE, es un códice único en el mundo. Aunque del texto existen otros ejemplares (algunos de ellos, copias del de Madrid), no existe ninguna crónica griega como ésta, dotada de un conjunto iconográfico creado para que el lector encuentre en cada página una o más ilustraciones de lo que el historiador cuenta en el texto. Cuándo o cómo se creó esta serie de casi seiscientas miniaturas es uno de los grandes misterios del arte bizantino y el día 13 de junio la BNE fue la sede de una reunión científica que discutió esta y otras cuestiones que suscita la obra. Las investigaciones paleográficas más recientes han sido convincentes a la hora de localizar la copia e ilustración del manuscrito en Sicilia a mediados del siglo XII, basándose en el hecho innegable de que su escritura caracteriza la copia de documentos y libros griegos en ese tiempo y lugar.
La isla, en poder normando desde 1091, estaba viviendo un momento fascinante en términos culturales. En 1130, Roger II (1095-1154) convertía en reino normando de Sicilia un territorio multilingüe y multiétnico (latín, griego, árabe y hebreo), en el que el arte bizantino y la cultura griega tuvieron un papel de primera línea en el programa edicilio del poder normando. El Skylitzes Matritensis sería así el equivalente librario de la Iglesia de la Martorana o la Capilla Palatina de Palermo, entre otros muchos edificios decorados por artistas bizantinos que patrocinaron los primeros reyes normandos. Pero esta contextualización del manuscrito no resuelve todos los problemas. Aunque los copistas son sicilianos, no está claro si trabajaron en Palermo o en Sicilia.
En cuanto a los pintores, de los siete que colaboraron en las miniaturas, dos eran bizantinos y el resto locales; todavía ignoramos quién encargó la copia o si se trabajó a partir de un modelo idéntico llegado de Constantinopla. Recientemente, el manuscrito fue desencuadernado y algunos de sus bifolios enviados al Instituto del Patrimonio Cultural de España para su análisis, lo que constituye un hito en la investigación española sobre códices medievales. Las conclusiones preliminares del estudio apuntan a que los siete pintores trabajaron con los mismos pigmentos y que ejecutaron las ilustraciones con rapidez. La exposición es una oportunidad única de contemplar algunas páginas del manuscrito original. Los comisarios han querido destacar algunos temas ilustrados por las miniaturas: el papel de las mujeres de la familia imperial y de ricas empresarias como la viuda Danielis; la ciudad de Constantinopla como escenario de la historia del Imperio bizantino; los contactos y conflictos permanentes de Bizancio con sus vecinos; el culto a las imágenes y la represión iconoclasta.
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