Hace 92 años de la adopción de la bandera republicana: este es su origen
Un 27 de abril de 1931 la enseña fue adoptada como la oficial de la II República española
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El 14 de abril de 1936, los acontecimientos convulsos de la historia de España desde finales del siglo XIX desembocaban en el fracaso estrepitoso de la monarquía y la proclamación de la II República española. El fracaso de la dictadura de Primo de Rivera había condenado a la dinastía borbónica y las elecciones celebradas el 12 de abril de aquel año hablaron claro: los ciudadanos querían una república y así fue proclamada dos días después. Pero el nuevo régimen necesitaba de un nuevo símbolo y así es como se enarboló una bandera tricolor, formada por los colores rojo, amarillo y morado, que representase el nuevo tiempo político. ¿De dónde venía? ¿Por qué el morado?
La primera ciudad donde se enarboló fue en Eibar (Guipúzcoa), pero pronto pudo verse en edificios oficiales de Madrid y Barcelona. La bandera alternativa a la rojigualda había sido utilizada por los diversos partidos que defendían una república durante la campaña electoral anterior. Debido a que ya era un símbolo más o menos reconocible por la población, cuando las elecciones se decantaron del lado republicano, se celebró en las calles con esta nueva enseña.
El cambio fue institucionalizado en el primer artículo de la Constitución de 1931 que señalaba expresamente que: “[...] La bandera de la República española es roja, amarilla y morada. [...]”. Las razones que habían llevado al morado como nuevo color dentro de la bandera no están del todo claras por los historiadores, pero las teorías apuntan al reconocimiento al pueblo de Castilla como parte vital de un nuevo estado, bajo el supuesto de que los colores rojo y amarillo representaban a los pueblos de la antigua Corona de Aragón, y creyendo -erróneamente- que la bandera de Castilla había sido morada. En realidad, sí tenía gran importancia entre los republicanos el mito de los Comuneros de Castilla, un episodio de la historia muy inspirador para ellos, y cuya enseña sí que estaba dominada por el morado. También lo estaban algunos estandartes del Reino de León, por ejemplo.
El morado había sido adoptado anteriormente por liberales en contra del absolutismo monárquico en tiempos de Fernando VII, y, por ejemplo, en 1831, Mariana Pineda borda en Granada una bandera morada, con un triángulo verde en el centro y las palabras “Libertad, Igualdad y Ley” bordadas en rojo para el levantamiento liberal que le costaría la ejecución. Es decir, que el color tenía cierta tradición entre los partidarios de la democracia. El morado también había sido el color utilizado por las sufragistas estadounidenses y por algunos incipientes movimientos feministas, pero todavía no en España.
Así se hacía constar en el decreto de 27 de abril de 1931 que la impone, firmado por el Gobierno provisional de la República: “Hoy se pliega la bandera adoptada como nacional a mediados del siglo XIX. De ella se conservan los dos colores y se le añade un tercero, que la tradición admite por insignia de una región ilustre, nervio de la nacionalidad, con lo que el emblema de la República, así formado, resume más acertadamente la armonía de una gran España”.