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Historia
El “harakiri” de las Cortes franquistas: la segunda (y definitiva) muerte del caudillo
El documental “Voladura 76” recrea este sábado en RTVE una de las operaciones clave de la Transición, la votación de la Ley para la Reforma Política que supuso la disolución del Franquismo

Si el próximo 20 de noviembre le dicen a usted que tiene que celebrar los 50 años del final del Franquismo y la instauración de la Democracia en España no lo haga. Porque no es verdad. Celebre, eso sí y con el mismo alborozo, los 49 años y dos días de aquel acontecimiento tan importante. La efeméride no es tan redonda, pero suena igual de bien.
Porque el 20 de noviembre de 1975 falleció el dictador Francisco Franco, pero no murió con él el régimen que él creó. La Dictadura tardó otros 363 días en desaparecer, hasta que el 18 de noviembre de 1976 medio millar de procuradores franquistas votó la Ley para la Reforma Política, que en la práctica suponía su disolución.
En el mismo hemiciclo donde hoy sus Señorías compiten por ver quién es capaz de concitar menos consensos y de romper más puentes, hace 49 años 531 diputados franquistas consiguieron lo que parecía imposible: votar con una nada despreciable mayoría del 80% la ley que desmontaba el régimen franquista y enviaba a sus representantes al paro.
Es decir, aquellos procuradores decidieron hacerse un “harakiri” en toda regla.
¿Cómo fue posible semejante operación de Estado? El documental “Voladura 76”, producido por Catorce y dirigido por Marisa Lafuente (nominada a los Goya por "El Tesoro" y guionista, entre otros documentales, de “Nevenka”), recrea este sábado en La 1 de TVE (22:00 horas) este prodigioso encaje de bolillos que implicó durante semanas a un grupo de políticos y agentes de inteligencia a los que les tocó convencer, uno a uno, a todos los procuradores para que votaran “sí” a la reforma.
La Ley para la Reforma Política, que consagraba la soberanía nacional y el sistema bicameral, abría la puerta a unas cortes constituyentes y, en la práctica, suponía la octava Ley Fundamental que desmontaba toda la arquitectura legal del Franquismo. Había sido diseñada por el presidente de las Cortes, Torcuato Fernández Miranda, y desplegada, con todas sus artes de prestidigitador, por el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez.
Pero para que el barco llegara a buen puerto era imprescindible la participación de una serie de actores en la sombra que garantizaran que los procuradores iban a aceptar su suicidio político en una votación que, para más escarnio, se iba a retransmitir en directo por la televisión. Y esa es precisamente la historia que, aderezada por la salsa de los espías y a ritmo de thriller, reconstruye Voladura 76.
Por el documental van desfilando ex espías, expertos, periodistas e hitoriadores y, sobre todo, algunos de los protagonistas directos de aquella negociación entre bastidores, como el entonces ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa; el director general de Política Interior, José Manuel Otero Novas o, muy especialmente, el jefe de los espías, Andrés Cassinello, en la que fue su última entrevista antes de su fallecimiento en 2024.
Todos ellos van relatando cómo acordaron repartirse los 531 procuradores para, uno por uno, ir convenciéndoles de que renunciaran a sus principios y votaran la Ley para la Reforma Política. Para ello, se utilizaron todas las artes ("menos acostarnos con ellos hicimos de todo", resumía Martín Villa en sus memorias). Lo importante era, como relata el ex espía Jorge Gómez, encontrar cuál era el punto débil de cada uno de ellos y en algunos casos no era más que "el botón del miedo".
A la gran mayoría de ellos se les logró convencer por las buenas o por las malas, con la promesa de que se les haría un hueco en el nuevo escenario político (muchos de ellos lo lograron) o apelando simplemente al sentido de Estado. Pero con una treintena de ellos se perdió toda esperanza desde el primer momento y se optó por una solución expeditiva (crucero por el Caribe incluido) que constituye uno de los momentos culminantes del documental.
La operación dio resultado. La Ley para la Reforma fue aprobada pasadas las nueve y media de la noche del 18 de noviembre de 1976, apenas unas horas antes del primer 20-N, con el holgado resultado de 425 votos a favor, 59 votos en contra y 13 abstenciones. Tras ser proclamado el resultado, el presidente Suárez elevó los ojos al cielo y esbozó una mínima sonrisa. Es una de las imágenes de la Transición, sin duda.
Para narrar todo este proceso entre bambalinas, Voladura 76, producido por Catorce, cuenta con el testimonio, entre otros, de Belén Landáburu, una de las defensoras de la ponencia de la ley y una de las pocas mujeres procuradoras; Diego López Garrido, letrado en Cortes; Ramón Tamames, dirigente del PCE o Ana Rivera, taquígrafa del Congreso. A través de su testimonio se irá desmenuzando una de las operaciones de Estado más importantes y desconocidas de la historia de España.
Al fin y al cabo, no siempre es sencillo conseguir que una clase política al completo se haga el harakiri.
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