¿Quién fue el general Varela, el hombre que se enfrentó a Franco, y por qué no debe retirarse su estatua?

Desde el año 2008 el Ayuntamiento de San Fernando quiere eliminar de la Plaza del Rey la estatua ecuestre dedicada al general Varela, realizada por Aniceto Marinas, y que está ahí desde el año 1948. Varela, Hijo Predilecto de la Ciudad desde 1923, está a punto de desaparecer del paisaje gaditano. Una malentendida memoria histórica va a permitir esto, sin que conozcamos el destino del monumento. Teniendo en cuenta este espíritu revanchista sobre todo aquello que tiene a ver con lo ocurrido antes de la Transición, nos preguntamos, ¿quién fue el general Varela?

José Enrique Varela Iglesias nació en San Fernando el 17 de abril de 1891. Durante la guerra de África obtuvo dos laureadas de San Fernando. La primera por los combates de Muires y Ruman del 20 de setiembre de 1920. La segunda por el combate de Adama del 12 de mayo de 1921. Varela es una excepción, dentro del ejército español, pues forma parte de una élite bilaureada junto con José Sanjurjo Sacanell, Miguel Primo de Rivera Orbaneja, Miguel Rodríguez Bescansa y Pablo Arredondo Acuña.

En 1922 es nombrado gentilhombre de cámara con ejercicio del rey Alfonso XIII. Destinado a Ceuta, recibió la Medalla Militar Individual. Al finalizar la guerra era coronel. Varela era carlista y el redactor de la Ordenanza del Requeté. Involucrado en la Sanjurjada de 1932, fue detenido y encarcelado en Granada y posteriormente en Guadalajara. En 1935 ascendió a general y participó en los preparativos del golpe de estado de 1936.

Al finalizar la guerra es nombrado ministro del Ejército. La adscripción carlista de Varela no le gustaba a Franco. El 16 de agosto de 1942 tuvo lugar una misa en la Basílica de Begoña en Bilbao. El acto estaba organizado por los carlistas. Varios miembros de falange quisieron reventar el acto. Lanzaron dos bombas. Una no estalló. La otra provocó heridas a un centenar de personas, entre ellos Varela. A pesar del decreto de Unificación la rivalidad entre falangistas y carlistas estuvo a la orden del día antes durante esos años.

Teniendo en cuenta el incidente el general Varela presentó su dimisión como ministro del Ejército. En ella le pedía a Franco que rebajara su tono falangista en los discursos, que se castigara a los agresores y que se formara un gobierno de autoridad para rectificar los errores del pasado. En un primer momento Franco no aceptó su dimisión. Ahora bien, aquellas palabras eran una provocación contra su jefatura. Se depuró responsabilidades. El 2 de septiembre de 1942 era fusilado Juan José Domínguez Muñoz (falangista y miembro del sindicato SEU) como autor del atentado. Sobre este fusilamiento Franco le dijo a Leopoldo Eijo Garay, obispo de Madrid: “Tendría que condecorarle, pero le tengo que fusilar”. También hizo dimitir a Valentín Galarza, ministro de Gobernación, Ramón Serrano Suñer, ministro de Asuntos Exteriores, y al general Varela.

Su enfrentamiento con Franco no terminó aquí. El 15 de septiembre de 1943 Franco recibió una carta firmada por los generales Luís Orgaz, Fidel Dávila, José Varela, José Solchaga, Alfredo Kindelán, Andrés Saliquet, José Monasterio y Miguel Ponte. El encargado de entregársela fue el general Varela. En ella le pedían que ya había “llegado el momento de dotar a España de un régimen estatal que él, como nosotros, añora, que refuerce la actitud con aportaciones unitarias, tradicionales y prestigiosas inherentes a la forma monárquica”.

Esta carta tuvo sus consecuencias. En 1945 Franco lo nombró Alto Comisario de España en Marruecos. Como era de esperar no le dio la más mínima importancia a la misiva y a la petición de aquellos generales. Ahora bien, desterró lo desterró para tenerlo vigilado. Falleció en Tánger el 24 de marzo de 1951. A título póstumo Franco lo ascendió a capitán general y lo nombró marqués de Varela de San Fernando.

Finalizaremos con dos anécdotas. El guitarrista Paco de Lucía se casó, el 27 de enero de 1977, en una iglesia de Ámsterdam, con Casilda Varela, hija del general. Un sumario instruido por el juez Baltasar Garzón quiso imputar al general Varela, y a 35 altos cargos del franquismo, por detención ilegal y crímenes contra la humanidad. La causa se desestimó al comprobarse que había muerto 57 antes de esa imputación.