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Así fue la fuga de la cárcel de Segovia, la más espectacular de España: 29 presos huidos, 24 de ellos etarras

Pese al éxito inicial, finalmente uno fue abatido por la Guardia Civil, 21 se entregaron, tres fueron detenidos y solo cuatro llegaron a Francia. Este año se cumplen 40 años de la película que se rodó sobre la historia
Ernest Lluch Kultur Etxea

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El cineasta vasco Imanol Uribe será homenajeado mañana viernes en el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao, Zinebi, por su extensa y premiada carrera, uno de cuyos títulos, “La fuga de Segovia”, su primer largometraje de ficción, cumple este 2021 40 años desde su estreno.
Pero, más allá de esta película mítica de la filmografía española, ¿qué fue realmente la fuga de Segovia? Porque se trata de una historia real basada en la espectacular huida de la cárcel de esta ciudad el 5 de abril de 1976, en la que escaparon un total de 29 presos (24 militantes de ETA y cinco catalanes del FRAP, FAC, MIL y PCE).
La planificación corrió a cargo, principalmente, de los presos de ETA, mientras que el resto de fugados llevo a cabo tareas de recogida de información. Ya un año antes, en 1975, la huida estuvo sobre la mesa, pero la Policía había infiltrado en el grupo al espía del Servicio Central de Documentación (Seced), el la antigua agencia de inteligencia del franquismo, de Mikel Lejarza, alias El Lobo. Éste filtró a las autoridades los planos y documentación que tenían los presos y desbarató la acción.
Sin embargo, ahora, todo fue según lo calculado. Meses antes de la fuga, aprovecharon que los lavabos tenían doble pared con el fin de excavar durante seis meses el túnel, disimulado con una tapa hecha de baldosas. El túnel daba al alcantarillado segoviano y, de ahí, tras recorrer un tramo de 800 metros, llegaban a un polígono industrial donde les esperaba un comando organizado por Miren Amilibia.
Así, tras conseguir salir de la prisión el 5 de abril y llegar al polígono donde esperaba el apoyo exterior, los fugados se escondieron en el tráiler de un camión cargado con madera en el que viajaron hasta Espinal, en el concejo navarro de Erro, muy próximo a la frontera con Francia.
Sin embargo, ahí fue donde las cosas se empezaron a torcer pese a que parecía la parte más fácil de la escapada. Escondidos en esta localidad a la espera de que un mugalari les condujese campo a través, atravesando los bosques del Pirineo, hasta el país vecino, un malentendido con la contraseña acordado hizo que el guía no se presentase, lo que provocó el nerviosismo en el seno del grupo.
Asustados y teniendo la salvación tan cerca, decidieron adentrarse por su cuenta en la montaña en plena noche y con una densa niebla. Aquel variopinto y numerosos grupo tenía difícil pasar desapercibido y, al final, fueron interceptados por la Guardia Civil que vigilaba la zona, lo que provocó que se dispersasen y perdieran contacto entre ellos. Se entabló un tiroteo entre los agentes y el grupo más grande que acabó con la vida, aparentemente accidental, de uno de los huidos, Oriol Solé Sugranyes, de 28 años y el único de filiación anarquista. 21 de ellos se entregaron en aquel momento; los días 7 y 8 de abril fueron detenidos tres miembros de ETA en la zona.
En Burguete, cerca de donde terminó la fallida fuga, existía un gran cuartel de la Guardia Civil, aunque para llevar a cabo la operación fueron trasladadas dos compañías enteras del cuerpo así como efectivos del Ejército de Tierra del cercano cuartel de Roncesvalles. La operación policial fue dirigida por el general Atarés, más tarde asesinado por ETA.
Distinta suerte corrieron los cuatro restantes (Carles García Solé, Mikel Laskurain, Koldo Aizpurua y Jesús María Muñoa), que lograron cruzar a Francia tras permanecer escondidos durante un tiempo indefinido. Una vez al otro lado de la frontera, el Gobierno francés los confinó en la isla de Yeu, pero también escaparon y permanecieron fugitivos hasta que un año después, en 1977, se decretó la amnistía general y pudieron regresar a España.
Entre los presos fugados estaban Josep Lluís Pons Llovet y Oriol Solé Sugranyes (MIL), el único fallecido; Ramón Llorca y López y Carles García Solé (FAC), Federico Sánchez Juliach (PCE (i)), Iñaki García (LCR), Bittor Arana, Bixente Serrano Izko, Iñaki Garmendia Otamendi, José Ángel Urtiaga Martínez, Ángel Amigo Quincoces, Iñaki Peru Orbeta Berriatua, Mikel Laskurain, Koldo Aizpurua Berasategi, Imanol Gaztelumendi Zabaleta, Josu Ibargutxi, Jesús María Muñoa Galarraga, Mikel Unanue Lobato, José María Yarza Echenique, Ramón Aurteneche Marcos, Joseba Begultistain Aranzasti, Ignacio Garosa Arambarri, Carmelo Garitaonandia Garnacho, Enrique Gesalaga Larreta, Manuel Isasa Iturrioz, Iñaki Iturbi Totorica, Fernando Izaguirre Izaguirre, Francisco Jaca Aranalde, Luis Armando Zabalo Bilbao y Juan María Zubimendi Imaz (ETA).
Fue precisamente uno de estos presos, Ángel Amigo Quincoces, que había sido militante de ETA pm, el que escribió un libro sobre la experiencia que después aprovecharía Imanol Uribe para rodar la película. Amigo, que además de producir participó en el guion, se convirtió a partir de entonces en un reputado periodista, escritor y cineasta, tras dejar las armas en 1977 con la amnistía.
La película se rodó en 14 semanas, poco después del intento de golpe de Estado del 23F y con una negociación en marcha de los dirigentes de ETA pm y el Gobierno español para poner fin a la actividad terrorista de esta rama de la banda terrorista vasca.
A pesar del tiempo transcurrido, según Uribe la película ha envejecido bien, “teniendo en cuenta los 40 años que tiene encima. Hay trabajos actorales y técnicos muy buenos”.
Imanol Uribe también ha apuntado que “aunque a todas las películas que has hecho las quieres igual y las vives intensamente”, ‘La fuga de Segovia’ es la primera película de ficción que hizo. “No es que la tenga mitificada, es que fue un rodaje absolutamente maravilloso y fue una experiencia mágica”, ha evocado.
Cuestionado sobre el convulso e incierto ambiente político de la época en que se llevó a cabo el rodaje, Uribe ha manifestado que, para él, “el menor de los problemas era el ambiente político de la época”.
“El 23 F nos pilló preparando la película. Estábamos en la oficina que teníamos en el Hotel María Cristina de San Sebastián y salió todo el mundo corriendo pero, para mi, la situación política y el miedo era el menor de los problemas”.
La cinta fue protagonizada, entre otros, por los actores vascos Alex Angulo, Ramón Barea y Mario Pardo; esos dos últimos han estado presentes también en el acto de este jueves junto a la viuda de Alex Angulo, Mayda Zabala.