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¿Qué es y cuándo se produjo la guerra de los pasteles?

Este conflicto sería la primera vez que Francia ejercería su poderío militar contra México, que en esa época había sido recientemente independizado
Pintura de Horace Vernet del bombardeo de San Juan de Ulúa visto desde la corbeta francesa La Créole. En la proa del barco, el príncipe de Joinville recibe el informe del teniente de navío Penaud y asiste a la explosión de la torre del fuerte en noviembre de 1838
La Razón

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Aunque el nombre de esta guerra nos hace imaginar una gloriosa y divertida batalla de comida, esta guerra, que tuvo lugar entre 1838 y 1839, y que enfrentó a Francia y México fue un sórdido episodio de extorsión internacional. Asimismo, esta guerra sería la primera vez que Francia ejercería su poderío militar contra un México recién independizado.
Orígenes del conflicto
A lo largo de las décadas de 1820 y 1830, el país latinoamericano experimentó una gran agitación política y constantes rebeliones de oficiales disidentes del ejército. Unas revueltas que comenzaron en 1828, cuando el presidente de México, Manuel Gómez Pedraza, destituyó al gobernador local Lorenzo de Zavala. Frente a este acto, Zavala, que disfrutaba de la lealtad de las facciones del Ejército, animó a las fuerzas militares a luchar contra Pedraza. Y tras varios días de lucha en la Ciudad de México, Zavala prevaleció sobre Pedraza, lo que resultó en la destitución de Pedraza de su cargo como presidente. Fue durante este combate cuando los soldados mexicanos, se desconoce de qué bando, saquearon y destrozaron varias tiendas en el Mercado de Parián.
Muchas personas, incluidos residentes británicos, españoles, estadounidenses y franceses, sufrieron pérdidas y daños en sus propiedades y negocios durante estas revueltas. No obstante, el conflicto surgió por el reclamo de un pastelero francés de apellido Remontel que vivía en Tacubaya, un barrio de la Ciudad de México, de que unos oficiales del ejército mexicano habían dañado su restaurante y se habían comido todos los pasteles. Remontel acudió al embajador de Francia en México, el barón Deffaudis, para pedirle el apoyo de Francia en su reclamación al gobierno mexicano pero no recibió la respuesta que esperaba. Sin embargo, el conflicto escaló rápidamente a medida que más franceses comenzaron a denunciar saqueos y daños en sus negocios durante la Revolución mexicana. Aunque la queja que llamó la atención del rey de Francia, Luis Felipe de Orleans, fue la de Remontel y procedió a exigir 600.000 pesos al gobierno mexicano.
La cantidad fue una combinación de una estimación arbitraria de los daños sufridos por los ciudadanos franceses como resultado de los disturbios civiles, junto con las deudas contraídas por México durante la guerra en Texas. México consideró ridícula la demanda y se negó a pagar.
El estallido de la guerra
La respuesta francesa a la negativa de México no se hizo esperar. Una flota francesa al mando del almirante Charles Baudin fue enviada a México y el 16 de abril de 1838 inició un bloqueo del puerto de Veracruz. Este bloqueo fue eficaz para cortar la mayor parte del comercio exterior mexicano. El presidente Anastasio Bustamante reiteró su negativa a pagar e insistió en que México no pagaría ni un peso a menos que se levantara el bloqueo. El 27 de noviembre de 1838, después de siete meses de infructuosas disputas diplomáticas, Francia bombardeó el fuerte mexicano de San Juan de Ulúa, que se encuentra a la entrada del puerto de Veracruz. Cuyo acto culminó en una declaración de guerra por parte de Bustamante.
El almirante Baudin aprovechó rápidamente la oportunidad que la guerra le brindaba y lanzó una invasión en Veracruz. El 16 de abril de 1838, 30.000 soldados franceses ocuparon Veracruz y capturaron a toda la Armada mexicana. Sin otra opción, el gobierno mexicano se acercó a los británicos para negociar un acuerdo con los franceses y, tras unos meses, se llegó a un acuerdo. México pagaría a Francia 600.000 pesos, incluida la cantidad exigida por el pastelero Remontel.
Como consecuencia del pago a Francia, el país galo retiró sus fuerzas el 9 de marzo de 1839 dejando a su paso un México devastado. Con una economía en ruinas y un ejército demasiado débil para montar una resistencia efectiva, México se hundió más en el caos. Estados Unidos se aprovechó de esta situación y en 1846, tomó la mitad del territorio de México por la fuerza. Asimismo, en 1864, los franceses volvieron a invadir México, lo que exacerbó aún más los problemas del país. Una situación que permanecería en el país hasta bien entrado el siglo XX.