El Barroco, cambios en la sociedad que impactan directamente en la joyería de la época y en la forma de entenderla.

Como continuación a mi anterior artículo, “Impacto de la joyería en las Civilizaciones”, en el Barroco, (S. XVI-XVIII) se produce un antes y un después en el mundo de las artes en general. Una época que data entre el Renacimiento y el Neoclásico y que supuso un movimiento revolucionario. Pero veamos qué estaba sucediendo a nivel social y político. Surge una religión contraria a la católica, El Protestantismo. Las artes en esta época debían de apoyar y fortalecer al Catolicismo y así directamente, rechazar este movimiento religioso de reciente creación. Como en la arquitectura barroca, la Aristocracia utilizó la joyería para impresionar y denotar poder; la originalidad, la fantasía de las creaciones, el color de las piezas debían de actuar sobre la psicología humana de la sociedad y así mostrar la evidencia de pertenencia a uno u otro movimiento.

En esta época las joyas se vuelven más grandes siendo el diamante la piedra por excelencia. Debido a la guerra religiosa que se batallaba, las piezas religiosas siguen cobrando una gran relevancia e importancia. En España, la Peste y la guerra con Flandes dan un giro importante a este momento en joyería, ya que la tristeza histórica que se estaba viviendo, se ve claramente reflejada en las joyas que se fabrican. Hambre y miseria hacen que los materiales sean muy pobres a pesar de que en el arte en general, haya un movimiento contrario y todo sea ostentación y lujo. Contrariamente, sí fue un momento rico para perfeccionar y descubrir nuevas técnicas; aparece la talla MAZZARINO, talla doble con 32 facetas y dos tablas y que debe su nombre al Cardenal Mazzarino de Francia, gran cliente de la alta joyería.

La talla PERUZZI, talla muy similar a la talla brillante que actualmente es la más utilizada. España se blinda a todo lo internacional, sigue tallando en tabla y en rosa, y los engastes siguen siendo los mismos. Los fabricantes intentan que las piedras que colocan en el interior del metal, parezcan formar parte de la misma pieza y empiezan a despuntar las joyas montadas al aire, que dejan pasar mejor la luz por el interior, destacando la belleza de sus facetas y el brillo extraordinario de las gemas. La obsesión por la simetría deja piezas espectaculares donde el mismo motivo es replicado varias veces creando la forma del conjunto.

Se fabrica en oro de 22 quilates y se dejan de colocar piedras al lado de los esmaltes para evitar fraudes. El mercado negro de joyas entra con gran fuerza en España desde Europa, grandes piezas a precios muy asequibles crean una gran crisis en la joyería, y es posible que sea en esta época cuándo nace “El Chombero” o lo que es lo mismo el compra-venta que conocemos hoy en día.

En Cuánto al diseño, los temas vegetales siguen en auge; Flores, volutas, lazos... el gran culpable de este cambio en la creatividad fue Jean Robin que cultivaba invernaderos con toda clase de flores exóticas y que hacían las delicias en la inspiración de los diseñadores de joyas.

Se siguen usando el oro y los diamantes pero debido a esta situación socio-política también se utilizan las piedras semipreciosas que tienen aspecto de diamante y de otras piedras preciosas, como el cuarzo, etc. Las joyas masculinas quedan en un segundo plano y las mujeres se convierten en las consumidoras y portadoras de joyería por excelencia, perlas, piedras, oro...hasta en los sombreros, y se abusa del “ARIETTE” que es un adorno en cascada en oro y plata y rebosante de piedras, las sortijas tienen forma piramidal y en el vértice luce la piedra medio escondida. Motivos religiosos están más en alza que nunca, “joyas de pecho” que lucen en los pectorales, y se ponen de moda los anillos en forma de corazón: “POSSIES”, (alianzas esmaltadas de las bodas barrocas). En resumen, una época muy rica en materiales y nuevas técnicas y transgresora en el hermoso arte de la joyería.