¿Por qué existen tantas estatuas de niños haciendo pis?
Algunas son realmente famosas aunque se desconocen los motivos reales
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El mundo se encuentra repleto de obras de arte. Gracias al ingenio y constante busca de la perfección del ser humano algunas piezas han conseguido ser reconocidas como auténticas maravillas sobre la faz de la Tierra llegando, incluso, a congregar a millones de personas cada año para poder disfrutarlas.
Pinturas, estatuas o edificaciones son solamente tres de los cientos de ejemplos que el ser humano ha creado con el paso de los siglos. Así, gracias a la habilidad de unos genios o con mucho esfuerzo y trabajo la humanidad ha sido capaz de obtener ciertas maravillas con más de mil años a sus espaldas.
Entre todas estas hay un estilo de estatuas que destacan por encima del resto. Niños pequeños haciendo pis son una tipología única pero que se encuentra en distintos lugares del planeta, destacando por encima del resto el Manneken pis de la ciudad de Bruselas.
Traducido del belga como “el pequeño hombre que mea” esta estatua es uno de los mayores reclamos turísticos de Bruselas. Esta obre que no cuenta con una versión clara acerca de su creación es el principal exponente de una corriente cuyo significado no obtiene un consenso por los expertos historiadores.
Aunque algunos archivos como el de la catedral de Santa Gudula lo fechan en 1388 también existen documentos que lo oficializan en 1451. Pese a la falta de consenso la estatua se ha convertido en uno de los referentes artísticos de Bruselas tanto que ha sido reemplazada por una copa debido a dos robos.
Con un significado, así, también en entredicho donde destaca la curiosa historia de que la estatua es un homenaje a un niño que apagó la mecha de una bomba lanzada por las tropas del Duque de Alba orinando sobre ella, la estatua cuenta con otras leyendas a sus espaldas.
Incluso, existe otra teoría que expone que esta fue originalmente una fuente con toque humorístico para los ciudadanos aunque este tipo de obras no sean típicas en Bélgica. Donde si lo son, además, son en aquellos países con mayor tradición artística grecorromana debido a su simbolización de la fertilidad.
Así las cosas, el origen de este tipo de estatuas lo encontramos en la época grecorromana y Renacimiento. Según el historiador David Boffa en unas declaraciones al portal Mel Magazine: ““A menudo hechas de mármol, bronce o arcilla, las estatuas de niños en el Renacimiento italiano generalmente representan a niños alegres sosteniendo sus penes y orinando con una sonrisa traviesa”.
Bajo este estilo, además, el experto expone que estos tienen distintos nombres cuyas traducciones hacen referencia a “niño desnudo” o “duendes del agua”. Además, otro historiador de arte especializado en este tipo de estatuas, Victor Coonin, expone que fue el escultor Donatello el que abrió el camino de las representaciones de niños orinando.
Incluso, Coonin argumenta que Donatello dio un sentido más profundo al de la estatua decorativa dotando a la obra de una mayor trascendencia al orinar agua, es decir, que emana pureza de ella.
Cabe destacar, además, que las fuentes que contaban con este tipo de estatua podían relajar en cierta forma a aquellos que iban a buscar agua. En el pasado esta era la única forma de conseguir el preciado líquido por lo que una estatua de este significado dotaba la obligación de otro sentido.