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El tenis inventó a James Bond: así fue el primer agente 007 de la historia

El brillante matemático John Dee fue la mano derecha de la reina Isabel I, trabajando como espía para recopilar todo tipo de información que ayudar a la corte inglesa
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La Razón
  • Sofía Campos

    Sofía Campos

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El agente 007 no nació bajo la pluma de Ian Fleming en 1953. Este apodo con el que en la saga cinematográfica se conoce a James Bond tuvo un primer dueño, y existió mucho tiempo antes que los Martini y los Aston Martin. Su nombre es John Dee, nació en 1527, murió en 1609, y fue un espía Tudor de Isabel I, que mantuvo grandes relaciones con la corte inglesa y jugó un papel clave en términos informativos. Según escribe Philip Gardiner en su libro “The Bond code” (”El código Bond”), Fleming creó a este personaje bajo la luz de personajes históricos, todos ellos similares en cuanto a ingenio, perspicacia y carácter. Y ahí destaca Dee, un brillante matemático cuyos estudios abarcaron geología, cartografía, alquimia o astrología, una sabiduría que le llevaría a granjear una íntima relación con la corte.
Al igual que el personaje de James Bond, para Dee servir a su reina y su país era primordial. Y también utilizó el mismo e icónico número: 007. Según el escritor Christian Howgill, el matemático era el favorito de Isabel I, pues para la monarca era primordial el espionaje, al estar rodeada de católicos siendo protestante. “La reina mandaba a Dee como espía disfrazado de jugador de tenis, para recopilar información secreta”, explica el experto a “Daily Mail”. Y, tras los juegos, se le comunicaba a su Majestad quién cojeaba de qué pierna. “Pensaban que jugaban por dinero -se realizaban apuestas en los partidos-, pero en realidad jugaban por sus vidas. Cada vez que Dee escribía a Isabel I, usaba un código secreto dentro de sus cartas para que ella supiera que era él, y ese número era 007″, asegura Howgill, autor del libor “Cómo el tenis lo inventó todo”, a la publicación británica.
Existe, asimismo, una teoría que afirma que Dee utilizaba esta serie numérica, “00″, como un símbolo de ser los ojos de la reina. En cuanto al 7, según los expertos sería el número de la suerte del alquimista, así como podría haber sido un número sagrado en la época. Fleming conocía esta historia, así como la firma que Dee utilizaba para dichas cartas. Por tanto, “y por improbable que parezca, el tenis inventó a James Bond”, matiza el escritor.
Si bien Dee ha pasado principalmente a la historia como una figura con ideas ilusas, es considerado en parte como uno de los hombres más brillantes del Renacimiento. Es un personaje de historia fascinante, gran genio, y fundamental conquistador de las grandes mentes de Europa. Comprometido con la ciencia más vanguardista de su época, defendía el heliocentrismo, modelo astronómico que defiende que los planetas giran alrededor del Sol, en una época en que esta idea no era más que una teoría controvertida. Es esta sabiduría avanzada a la época lo que llamó la atención de la reina de Inglaterra, por lo que le consideró indicado a la hora de considerar a su mano derecha. De hecho, Dee aprovechó esta figura de asesor para crear la biblioteca más grande de la época, donde construyó una red de científicos e intelectuales, potenciales ayudas para la recopilación de información para Isabel I.