El asesinato del alférez De los Reyes, detonante de la sublevación de 1936
Al increpar a un grupo que abucheaba a la Guardia Civil, recibió un tiro, lo que sirvió para que numerosos militares se involucrasen en el movimiento contra el régimen de la Segunda República
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Anastasio de los Reyes era un hijo del pueblo. Ingresó en la Guardia Civil en 1901 ascendiendo a cabo, tras nueve años de servicio, en 1910. Justo antes de la subida irregular del Frente Popular al poder, había logrado, tras 35 años de servicio, conseguir en enero de 1936 el grado de alférez, unos meses antes de su asesinato. El 14 de abril de 1936, durante los actos conmemorativos del V aniversario de la República, fue asesinado el alférez Anastasio de los Reyes al increpar a un grupo de personas que abucheaban a la Guardia Civil que estaba desfilando. El gobierno del Frente Popular, alerta ante los acontecimientos sucedidos y preocupado por una posible escalada de la violencia, ordenó que el entierro del alférez De los Reyes se celebrara en la intimidad. Su hijo, David de los Reyes, y el superior directo del asesinado, el teniente coronel Florentino González Vallés, no estuvieron de acuerdo. Debido a la negativa de la administración a entregar el cadáver del alférez a la familia, el propio Teniente Coronel acudió a las puertas del depósito judicial escoltado por oficiales de la Guardia Civil y funerarios y, sin registrarse violencia alguna, recogieron el cadáver contra las indicaciones de los empleados de la dependencia, que advertían que el cuerpo estaba a disposición de la Dirección General de Seguridad. La noticia corrió como la pólvora. La actitud del Teniente Coronel animó a numerosas personas a participar en el acompañamiento del cadáver hasta su inhumación.
Disparos y ataques a la comitiva fúnebre
Una comunicación oficial señaló el entierro a las 11 horas del día 16 de abril, ya que así la mayoría de los militares de la capital tendrían imposible asistir al entierro debido a sus obligaciones profesionales. La familia y amigos decidieron desobedecer dicha orden y fijaron la hora del entierro a las tres de la tarde, al tiempo que trataban de publicar una esquela en el diario «ABC», que fue censurada por la autoridad gubernativa y publicada sin hacer mención al alférez De los Reyes ni a la hora de su entierro. Durante el entierro se produjeron violentos enfrentamientos entre miembros de partidos de extrema izquierda, sus asesinos, y los numerosos asistentes que acompañaba por las calles de la capital el féretro del guardia civil asesinado. La comitiva fúnebre fue atacada con pistolas y ametralladoras en diversas ocasiones por las calles de la ciudad, lo que provocó que los asistentes al sepelio se defendiesen haciendo uso de sus armas de fuego reglamentarias. El primer ataque se produjo al llegar la comitiva a la calle de Miguel Ángel. Desde una casa que se encontraba en obras se lanzó una descarga cerrada de disparos contra los asistentes al entierro, resultando varios de ellos heridos, algunos de gravedad. Algunos guardias civiles que iban en la comitiva entraron en el edificio en obras y detuvieron a todos los presentes, aunque alegaron que los que efectuaron los disparos habían huido del lugar. Durante el registro practicado se encontró algún arma. La comitiva continuó su marcha. El segundo ataque se produjo en la Castellana, sufriendo la comitiva nuevos disparos desde terrazas y azoteas. Hubo varios heridos y los atacantes lograron huir. La Guardia Civil practicó cacheos y estableció un dispositivo de vigilancia alrededor de la comitiva, para intentar garantizar su seguridad. El tercer ataque fue en el número 6 de Recoletos.
Al llegar la comitiva fúnebre a la plaza de Manuel Becerra fue disuelta por las fuerzas del orden público al servicio del gobierno del Frente Popular mediante el uso de armas de fuego. Las fuerzas de orden público, los Guardias de Asalto, estaban mandados por el teniente Castillo. Durante los incidentes fueron asesinadas seis personas de la comitiva y se contaron 32 heridos de gravedad. Los muertos fueron: José Rangel, Julio Mir, José Luis Llaguno Acha, Luis Rodríguez Vargas (23 años); Manuel Rodríguez Jimeno, (28 años)y Andrés Sáenz de Heredia Arteta. El día 17 de abril falleció Emilio Carro Herrero. Sáenz de Heredia, de 24 años, era primo del fundador de la Falange José Antonio Primo de Rivera, resultando también herido de gravedad, por disparos a quemarropa del propio teniente José del Castillo, el joven militante carlista José Luis Llaguno Acha. Castillo estuvo a punto de ser linchado por los manifestantes y tuvo que ser sacado del lugar por los agentes bajo su mando. Estos incidentes fueron clave en la serie de acontecimientos que llevaron al inicio de la Guerra civil española, motivando el asesinato del teniente Castillo, que a su vez motivó el asesinato de José Calvo Sotelo.