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Cómo pudieron fabricar los antiguos egipcios jarrones con una tecnología inexistente hace 5.000 años

Este misterio lleva a dos conjeturas: o los antiguos egipcios disponían de una tecnología superior a la que la historia les concede, o recibieron ayuda externa avanzada
Jarrón de alabastro e Zóser con la alusión al festival Heb Sed
Jarrón de alabastro e Zóser con la alusión al festival Heb SedMuseo Egipcio
  • Josep Guijarro es reportero de prensa, radio y televisión, además de autor de varios libros entre los que cabe destacar El tesoro oculto de los templarios, Aliens Ancestrales o Coincidencias Imposibles. Es documentalista de la serie Extraterrestres (DMAX) y forma parte de los programas El Colegio Invisible y La Rosa de los Vientos, ambos en Onda Cero.

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Cualquiera que visita Egipto se siente deslumbrado por la magnitud de las pirámides y a menudo se pregunta cómo pudieron cortar, transportar y elevar los pesados bloques de piedra para colocarlos con precisión sin ruedas, grúas o poleas. Sin embargo, el verdadero misterio y complejidad también se encuentra en los pequeños objetos de uso cotidiano.
Los pequeños artefactos que se utilizaban a diario encierran enigmas tan profundos como las pirámides mismas. Nos preguntamos cómo los antiguos egipcios moldeaban la dura piedra sin la tecnología avanzada que tenemos hoy. Este misterio es evidente en las numerosas vasijas con embocadura estrecha hechas de basalto, alabastro o diorita, la piedra más dura conocida en la Tierra. La cuestión de cómo vaciaban el interior de esos recipientes sigue sin respuesta, considerando que en el Imperio Antiguo no disponían de tornos y los taladros eran de cobre.
Uno de los artefactos más intrigantes que he visto se encuentra en el Museo Egipcio de El Cairo. Es un jarrón de alabastro del ajuar funerario del faraón Zóser, de la III Dinastía (2686-2649 a.C.). Este jarrón, descubierto por Jean Philippe Lauer junto a otros 40.000 jarrones y vasijas de gran belleza, algunos anteriores al reinado de Zóser, presenta una simetría perfecta y una superficie pulida que parece imposible de lograr sin un torno. Además, muchos de estos jarrones, incluido este, tienen cuellos estrechos y alargados que impiden introducir la mano para dar forma y pulir su interior.
Algunos autores han sugerido que podrían haber utilizado taladros capaces de expandirse dentro del jarrón mediante algún mecanismo, pero no hay pruebas de esto. Las representaciones y figurillas que muestran la confección de artesanías similares incluyen herramientas conocidas por los historiadores, pero no tornos, y los taladros de cobre parecen insuficientes para modelar materiales tan duros.
Este misterio no se limita a las herramientas cotidianas. La rueda fue introducida por los hicsos con el carro en 1600 a.C., mucho después de la era de Zóser. Durante el reinado de Zóser se produjeron grandes innovaciones tecnológicas en la arquitectura en piedra, pero aún así, el método exacto de trabajo en piedra dura sigue siendo un enigma.
Otro caso desconcertante es un bloque de granito descubierto en 1880 por el egiptólogo británico Sir Flinders Petrie. Este bloque tiene una perforación realizada por un trépano tubular, un proceso difícil de explicar con las herramientas conocidas de la época. Las representaciones de taladros en la tumba TT100 de la Necrópolis de Tebas muestran taladros de cobre utilizados en la madera, pero no en piedra dura. Las perforaciones en el granito presentan marcas en espiral en la pared interior, que indican un avance rápido y continuo que parece imposible con herramientas de cobre.
Los escépticos argumentan que los antiguos egipcios usaban abrasivos como cuarzo molido para ayudar en el proceso, pero incluso con esto, las técnicas parecen extremadamente avanzadas. Este misterio lleva a dos conjeturas: o los antiguos egipcios disponían de una tecnología superior a la que la historia les concede, o recibieron ayuda externa avanzada, una idea que fundamenta la teoría de los antiguos astronautas.
Más allá de la credibilidad que se le dé a una u otra teoría, lo que es incuestionable es que los enigmas no sólo están en las grandes construcciones como las pirámides, sino también en los pequeños utensilios que utilizaban a diario. Estos artefactos demuestran que la sofisticación y el conocimiento de los antiguos egipcios en el trabajo de la piedra abarcan tanto lo monumental como lo cotidiano.

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