Sección patrocinada por sección patrocinada

cultura

Hallazgos arqueológicos: los huesos que confirman la leyenda vikinga

Una investigación ratifica el relato de una de las sagas más famosas, la de Sverre, con el estudio de unos restos humanos tal como son descritos en la narración histórica

Noticias de última hora en La Razón
Última hora La RazónLa RazónLa Razón

Confrontar textos antiguos constituye una aventura en sí misma. No es sencilla la exégesis textual y, a menudo, determinadas informaciones o detalles aparecidos en los relatos del pasado resultan sospechosos. En el caso de las obras de historia, ha de tenerse en cuenta que era una disciplina literaria en la que, conforme los intereses y avatares de la transmisión de la información, a veces resulta difícil estimar como veraz sin más apoyo documental que un testimonio en ocasiones viciado. Por ejemplo, las cifras de las batallas antiguas siempre despiertan un enarcamiento de cejas entre la investigación y, a menudo, determinados hechos factuales plantean dudas ante la dificultad de su contraste. Detalles como la decisión de Espartaco de emplear cadáveres asidos a estacas para librarse del asedio al que le sometió el procónsul Publio Varinio en el Vesubio al inicio de su insurrección narrada por Frontino es un ejemplo, al igual que otras mil historias similares, que, a priori, resultan imposible de verificar sin más apoyo que lo narrado por escrito.

Afortunadamente, hay ocasiones en las que la arqueología corrobora informaciones difíciles de confirmar como plantea el reciente «Corroborating written history with ancient DNA: The case of the Well-man described in an Old Norse saga», artículo colectivo encabezado por Martin René Ellegaard, investigador de la Universidad de Copenhague, y publicado en «iScience». Este interesantísimo texto ofrece luz sobre un episodio ocurrido en el año 1197 y relatado en una saga nórdica, la magnífica Saga de Sverre, que es crucial para entender la historia de Noruega en los siglos XII-XIII. Éste es un período caracterizado por encarnizadas luchas de poder en el que ya no se puede hablar con propiedad de vikingos, conforme a la cristianización de los pueblos nórdicos y a las profundas transformaciones acontecidas en el seno de estas sociedades. La saga se centra en la figura de Sverre Sigurdsson, líder de los birkebeiner, una facción contraria al monarca noruego Magnus V que, finalmente, le expulsó del poder. Una vez que Sverre alcanzó el trono encontró la oposición de otro grupo, los bagler, conformado por la nobleza, el clero y los ricos mercaderes. Esta investigación se centra en un episodio de este conflicto, en el ataque que los bagler realizaron al castillo de Sverresborg, el primero erigido en la historia de este país y que, situado en la actual Trondheim, era clave para el control de la Noruega central. La saga indica cómo el obispo Nicolás, líder de los bagler, les propuso a sus escasos defensores rendirse ante el asedio. Uno de sus comandantes, Thorstein Kugad, para sorpresa de la mayoría de sus conmilitones, les traicionó. Tras indicarles la existencia de una entrada secreta, los bagler sorprendieron a los birkebeiner mientras comían. Aunque se les permitió vivir, la saga resalta cómo los bagler les privaron de armas y todas sus riquezas, «y luego quemaron toda edificación en su interior. Cogieron a un muerto y lo arrojaron con piedras al pozo. Antes de marcharse del castillo, les dijeron a los habitantes de las cercanías que derrumbasen los muros y quemaran las naves largas del rey».

Doble hallazgo

Lo cierto es que las excavaciones de los años 1938, 2014 y 2016 encontraron restos humanos en el pozo del castillo. Los análisis llevados a cabo determinaron que se corresponden con un hombre de entre 30-40 años fallecido por un golpe contundente en la nuca y otros dos cortes en el cráneo. A este análisis previo se suma esta investigación, centrada en el ADN del esqueleto que no sólo confirma los resultados ya conocidos sino que va más allá. Aparte de ratificar la cronología y la apariencia del finado, pues parece un típico nórdico de tez clara, ojos azules y pelo rubio o castaño claro, han sido capaces de rastrear los orígenes geográficos del fallecido. Se trata de un hombre nórdico procedente del extremo sur noruego, quizá de la provincia actual de Vest-Agder, una identificación congruente con el elevado coeficiente de endogamia observado para este territorio en dicho período. La conclusión es, como asegura el artículo, especialmente relevante porque acredita el largo aislamiento genético del sur de Noruega. Esta filiación, además, les sirve a los investigadores para sumarse a la tesis de que los asaltantes pretendían contaminar esta fuente de agua a modo de «guerra biológica». Y que, además, lo hicieron con los restos mortales de uno de los suyos. No en vano, la principal zona de donde obtenían apoyo los bagler opuestos al rey Sverre era el sur del país. En definitiva, esta investigación confirma lo que, a priori, podría ser simplemente una nota al pie en el estudio de esta era conflictiva de la historia noruega.