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Kathleen Lonsdale, fórmulas para la paz

La científica y activista desarrolló técnicas pioneras para los rayos X y una brillante carrera científica mientras mantuvo un firme compromiso a favor del desarme nuclear
La científica Kathleen Lonsdale
La científica Kathleen LonsdaleLa Razón
La Razón

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Kathleen Yardley nació el 28 de enero de 1903 en Newbridge (condado de Kildare, Irlanda). Hija menor de diez hermanos, creció en una familia que enfrentó la guerra como elemento traumático. Su padre Harry Frederic Yardley, veterano de las guerras de los bóeres, se convirtió en un bebedor empedernido tras su regreso, lo que llevó a la separación de sus padres en 1908. Su madre, Jessie Cameron, trasladó a la familia a Seven Kings (Reino Unido).
Kathleen ganó varias becas ya que era una brillante estudiante y en 1922 completó sus estudios en matemáticas y física en el Belfort College for Woman de Londres, obteniendo las más altas calificaciones de los últimos diez años. Impresionado por su talento, el premio Nobel William Henry Bragg la invitó a trabajar en su laboratorio de la Royal Institution, donde Kathleen comenzó a explorar la estructura cristalina de los compuestos orgánicos utilizando rayos X. Así se convirtió en una pionera de la cristalografía de rayos X. En 1924, publicó su tesis de maestría sobre la estructura del ácido succínico y compuestos relacionados, incluyendo una teoría de grupos espaciales con tablas para 230 de estos grupos y descripciones matemáticas de las simetrías de los cristales. En 1927, se casó con su compañero de estudios Thomas Jackson Lonsdale y adoptó su apellido. Entre 1929 y 1934 dio a luz a sus 3 hijos. Trabajó en casa durante todo este periodo, desarrollando fórmulas para la estructura de tablas de factores. Ella diría sobre ese periodo que «una mujer casada y con hijos puede convertirse en una científica de primera clase, pero primero debe elegir o haber elegido al marido adecuado. Él debe reconocer los problemas de ella y estar dispuesto a compartir la carga. Si realmente sabe realizar las tareas domésticas mucho mejor. Pero ella debe ser metódica y despiadada para cumplir con su agenda, sin importar si el cielo se cae. Debe poder dormir muy poco porque su semana laboral será al menos el doble que la de un sindicalista medio, […] sobre todo, debe aprender a concentrarse en cualquier momento disponible y no necesitar condiciones ideales para hacerlo». Ese empeño hizo que Kathleen fuera la primera científica en demostrar experimentalmente en 1929 que el cristal hexametilbenceno, también conocido como melliteno, tenía forma hexagonal y era plano. En 1931, utilizó el análisis de Fourier para ilustrar la estructura de la molécula orgánica hexaclorobenceno, trabajo que publicó que le valió un doctorado en ciencias. En 1934, regresó a trabajar con Bragg en la Royal Institution, donde realizó descubrimientos fundamentales sobre los orbitales electrónicos y las vibraciones térmicas, y desarrolló técnicas para medir la distancia entre átomos de carbono.
[[H2:La «experiencia más formativa»]]
Más allá de la ciencia, Kathleen fue una ferviente pacifista. En 1943, pasó un mes en prisión por negarse a realizar tareas de guerra y luego oponerse a pagar una multa de 2 libras, vivencia que ella y su marido consideraron «la más formativa de su carrera». Este evento la llevó a interesarse en la reforma penitenciaria y, en 1956, escribió «¿Es posible la paz?», un libro que abogaba por el desarme nuclear y la paz mundial. Kathleen fundó el Departamento de Cristalografía en el University College de Londres en 1946, un año después de ser la primera mujer elegida miembro de la Royal Society junto a la microbióloga Marjory Stephenson en 1945. También fue la primera profesora de química en dicha universidad. Como editora de los tres primeros volúmenes de las tablas internacionales de rayos X, sus contribuciones siguen siendo esenciales para la determinación de estructuras cristalinas.
Colaboró con la científica sudafricana Judith Milledge en el estudio de diamantes y minerales a altas temperaturas y presiones. Más tarde, Kathleen amplió el campo y se interesó por las piedras del riñón, tanto, que le encantaba en sus clases mostrar una radiografía de un cálculo de la vejiga de Napoleón III. En 1966, se convirtió en la primera mujer presidenta de la Unión Internacional de Cristalografía y en 1968, de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia. Se jubiló ese mismo año y falleció en 1971 a causa de un cáncer.
La vida de Kathleen Lonsdale es un testimonio del poder de la determinación y la pasión por el conocimiento, así como del valor de mantenerse fiel a los propios principios. Kathleen demostró que una mujer podía sobresalir en el ámbito científico, incluso en una época en que las oportunidades eran limitadas (como sigue siendo hoy en día), y que su influencia podía extenderse mucho más allá del laboratorio, abogando por un mundo más justo y pacífico.