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Vidas extraordinarias
Lady Caroline Lamb: la escritora que retrató la verdadera cara de Lord Byron
Más que «unaex celosa», fue una aristócrata culta que denunció públicamente los excesos del famoso poeta romántico a través de su novela, que fue un éxito de ventas

«Loco, malo y peligroso de conocer». Así describió Lady Caroline Lamb a Lord Byrontras su primer encuentro en 1812. La frase, atribuida por su amiga Sydney, Lady Morgan, se convirtió en uno de los epítetos más célebres sobre el poeta romántico. Pero lo que la historia redujo a la ocurrencia de una amante despechada, en realidad fue la advertencia lúcida de una escritora de éxito, una mujer culta e independiente.
Nacida como Caroline Ponsonby el 13 de noviembre de 1785, era hija de los condes de Bessborough. Su infancia estuvo marcada por una grave enfermedad parasitaria que casi le cuesta la vida. Su abuela se encargó de su formación y contrató como institutriz a Sarah Trimmer, célebre autora de cuentos infantiles. El resultado fue una educación brillante: dominaba el griego y el latín, hablaba francés e italiano, dibujaba, componía, actuaba y escribía con talento precoz. No eran exageraciones de época: Lady Caroline efectivamente se convirtió en una escritora de éxito.
A los 19 años, en 1805, se casó con William Lamb, heredero del primer vizcondado de Melbourne y futuro primer ministro británico. Contrariamente a los matrimonios arreglados típicos de la época, había verdadero afecto en la pareja.
La felicidad se vio ensombrecida por las tragedias familiares. Lady Caroline sufrió la muerte de un hijo al nacer, después la de una hija prematura en 1809 que murió a las 24 horas, y dedicó su vida al cuidado de su único superviviente, George Augustus Frederick, un niño con discapacidad intelectual severa, rechazando enviarlo a una institución como era costumbre entre las familias aristocráticas. Al estrés del cuidado y al dolor por la pérdida de los otros, se sumaban las ambiciones políticas de su esposo y el desprecio de la familia Lamb. Ese contexto de tensión emocional y presión social marcaría las siguientes decisiones de Lady Caroline.
El momento decisivo llegó en 1812 en Holland House, uno de los epicentros culturales de Londres. Lady Caroline conoció a un joven de 24 años recién consagrado como genio literario: George Gordon Byron. Ella tenía 27. Lord Byron era un hombre fascinante y destructivo: alcohólico, mantenía romances con mujeres y adolescentes, presumía de su relación incestuosa con su media hermana Augusta, y cultivaba un aura de rebeldía que atraía a toda Europa.
Lady Caroline, a pesar de sus reparos, inició una intensa correspondencia con él. La relación duró apenas unos meses, de marzo a agosto de 1812, marcada por el juego cruel de Byron: escribía cartas amorosas para después dejarle claro que no quería saber nada de ella, llegando incluso a insultarla públicamente. El romance se convirtió en escándalo. Mientras la prensa idealizaba a Lord Byron, Lady Caroline aparecía como una mujer inestable, presa de celos, que se vestía como hombre para espiar a su amante en las fiestas. Mientras su reputación quedaba dañada, Lord Byron, en cambio, emergió de la historia como la víctima.
«Glenarvon», una novela para hacer justicia
Lady Caroline decidió tomar cartas en el asunto de la única manera que sabía: escribiendo. En 1816 publicó anónimamente «Glenarvon», una de las novelas góticas más famosas de su época. El libro presentaba a un protagonista oscuro y carismático, claramente inspirado en Lord Byron, que arrastraba a las mujeres a la ruina. La alta sociedad londinense se reconoció de inmediato en las caricaturas mordaces de sus miembros.
El libro fue un éxito rotundo, agotó varias ediciones y se considera precursor de la ficción pulp. Incluso Goethe elogió la obra, reconociendo su calidad literaria más allá del escándalo. Lady Caroline se convirtió en pionera al crear la primera representación crítica del «héroe byroniano» que tanto fascinaría a la literatura del siglo XIX.
Pero la audacia tuvo un alto coste. La familia Lamb descubrió que la confidente de Lord Byron durante la relación había sido Elizabeth Lamb, madre de William y suegra de Lady Caroline. Aunque su esposo inicialmente la defendió, calificando a Lord Byron de traicionero, se separaron en 1825.
Que fuera ella quien tomara la iniciativa de la separación fue, de por sí, un gesto revolucionario. A pesar de todo, cuando Lady Caroline enfermó gravemente, su exmarido estuvo a su lado hasta su muerte el 25 de enero de 1828.
La posteridad ha sido cruel con Lady Caroline Lamb. Mientras Lord Byron sigue ocupando altares literarios, poco se habla de una escritora audaz y valiente. Su «Glenarvon» no fue una venganza personal, sino un retrato literario convertido en «bestseller». Que la historia la haya recordado como «una de las amantes» dice más sobre los prejuicios de género que sobre la realidad de una mujer que, simplemente, tenía razón sobre Lord Byron desde el principio.
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