La "madre" de Heidi: Johanna Spyri
La autora utilizó la literatura para denunciar las injusticias sociales, especialmente el maltrato infantil y la desigualdad de género


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Todo el mundo conoce la historia de «Heidi», la niña que vive en los Alpes con su abuelito, y cuya inocencia y bondad transforman la vida de quienes la rodean, incluyendo a Pedro, el pastor de cabras, o Clara, la joven en silla de ruedas que, gracias a la influencia de Heidi, vuelve a caminar. Sin embargo, rara vez se habla de la mujer detrás de esta icónica obra: Johanna Spyri. Aunque muchos creen que la historia de Heidi es autobiográfica, la realidad de su autora resulta mucho más compleja.
Johanna Spyri (cuyo nombre de soltera fue Johanna Louise Heusser), nacida el 12 de junio de 1827 en el pueblo montañoso de Hirzel, en el cantón de Zúrich (Suiza), fue la cuarta de seis hijos. Su madre, Meta Heusser-Schweizer, era poeta, y su padre, Johan Jakob Heusser, médico. Su familia contaba con figuras destacadas, como su sobrina Emilie Kempin-Spyri, de la que ya se ha hablado en esta sección porque fue la primera abogada en Suiza, quien luchó por ejercer su profesión y acabó emigrando a Nueva York. A los 15 años, Johanna se trasladó con su tía a Zúrich para estudiar y perfeccionó su francés en un internado en Yverdon-les-Bains (cantón de Vaud) durante dos años. Tras sus estudios regresó a Hirzel para ayudar a su madre en las tareas del hogar y la crianza de sus hermanos.
Con 25 años, Johanna se casó con el abogado Bernhard Spyri, un amigo cercano del compositor Richard Wagner. En 1855 nació su único hijo, Bernhard Diethelm. Sin embargo, Johanna experimentó una profunda depresión posparto que marcó varios años de su vida. Además, su matrimonio estuvo caracterizado por la distancia emocional con su esposo. Johanna encontró refugio en la escritura y en su amistad con Betsy Meyer, hermana del poeta Conrad Ferdinand Meyer y editora de algunas de sus obras.
Fue precisamente un amigo de la familia, un pastor de Bremen (Alemania), quien la animó a publicar sus historias. Su primera obra, «Una hoja sobre la tumba de Vrony» («Ein Blatt auf Vrony’s Grab», 1871), tuvo un gran éxito. En esta historia, publicada bajo el nombre de J. S., abordó el maltrato doméstico y su protagonista era una mujer, algo inusual para la época. Siguió escribiendo, pero se cambió al género de cuentos infantiles, y, de nuevo, no usó su nombre, sino las iniciales. Johanna utilizó la literatura para denunciar las injusticias sociales, especialmente el maltrato infantil y la desigualdad de género.
En 1879 publicó la primera parte de «Heidi» (la obra en realidad se titula «Los años de aprendizaje y senderismo de Heidi» o «Heidis Lehr- und Wanderjahre»), seguida en al año 1881 por «De nuevo Heidi» (y «de nuevo», nada que ver con el título original, «Heidi puede necesitar lo que ha aprendido» o «Heidi kann brauchen, was es gelernt hat»). A partir de 1885, ambas partes se publicaron juntas como un único volumen, dando lugar a la obra tal como se conoce hoy.
Heidi no solo fue un éxito inmediato, sino que se convirtió en un fenómeno literario internacional traducido a más de 50 idiomas y adaptado al cine y la televisión, consolidándose como una obra clave del imaginario colectivo. Su historia contribuyó a la percepción de Suiza como un lugar bucólico lleno de montañas –una imagen que las redes sociales han explotado en exceso recientemente, destrozando al país debido a la alta tasa de turismo– y también marcó la infancia de varias generaciones, especialmente, en España. La adaptación animada de 1974, dirigida por Isao Takahata y Hayao Miyazaki, nos saca la sonrisa mientras cantamos aquello de «Abuelito, dime tú...».
Largas charlas
Sin embargo, la historia no fue del todo ficticia. La verdadera niña se llamaba Heidi Schwaller y se casó con Pedro, con quien tuvo cuatro hijos. Johanna conoció a la pequeña Heidi durante los veranos que solía pasar cerca del pueblo de Maienfeld (cantón de Grisones), donde se localiza la historia. El abuelo de Heidi, a quien ella cariñosamente llamaba «Großpapi», solía mantener largas charlas con Johanna. Así, la autora tomó inspiración de esta familia para dar forma a su entrañable relato.
La vida de Johanna estuvo marcada por mujeres excepcionales: su sobrina Emilie, como dijimos, la primera abogada de Suiza; su amiga Betsy, que escribió y editó obras en la sombra; y la médica Marie Heim-Vögtlin, quien la trató durante su enfermedad final. Este círculo femenino parece reflejarse en sus obras, incluyendo «Heidi», donde las figuras femeninas son fundamentales.
Johanna Spyri falleció en el año 1901 a causa de un cáncer. Aunque el mundo la recuerda sobre todo por Heidi, es esencial recuperar también a las mujeres que se esconden detrás de esta entrañable historia.