Geografía mítica de España

Maravillas y misterios de Elche

La ciudad alicantina es uno de los enclaves de mayor historia de la Península y encierra tradiciones que mezclan la Antigüedad con el catolicismo dando forma a una tradición única en el mundo

 Un niño baja cantando desde lo alto de la cúpula de la Basílica de Santa María en la "Bajada del Angel", durante el tercer ensayo general del Misterio de Elche..
Un niño baja cantando desde lo alto de la cúpula de la Basílica de Santa María en la "Bajada del Angel", durante el tercer ensayo general del Misterio de Elche.. M.LorenzoAgencia EFE

En la geografía mítica española hay lugares que están señalados por maravillas de la historia, del arte y del patrimonio y han sido recordados desde antiguo como una suerte de lugares de poder. Sucede con una ciudad fabulosa, que es Elche, que, como recuerda a modo de resumen la habanera “Aromas ilicitanos”, “….tiene su dama universal / tiene su Virgen por patrona… / Con los ecos del Misterio / Y la gran Nit de l'Albà…” En efecto, son numerosas las maravillas histórico-patrimoniales de la ciudad de Elche, un emplazamiento que ha tenido asentamientos humanos desde la época prehistórica y ha visto pasar culturas de enorme importancia durante las edades de los metales, desde la cultura del Argar a los pueblos ibéricos.

Fue la antigua Helike ibérica, en la época clásica, cuando de ese magma de interacción surge la mejor estatua de aquella cultura, el busto conocido como la Dama de Elche. La figura de una sacerdotisa adornada con una tiara y ropaje ceremonial, que seguramente servía para albergar objetos sagrados del culto funerario. Hallada a finales del siglo XIX, fue trasladada al Museo arqueológico nacional donde actualmente se guarda como la indiscutida pieza maestra de la cultura ibera. En la antigüedad, la interacción con pueblos antiguos como fenicios o griegos y, finalmente, el dominio romano hizo de ella un centro urbano cada vez más floreciente, sobre todo desde que a comienzos del siglo III a.C. fue conquistada por los romanos. Su nombre se debe a la fundación de la colonia Iulia Ilici Augusta en tiempos del emperador Augusto, seguramente no lejos de la época en que recibe ese título. La ciudad entonces se amplió como núcleo de comercio gracias al Portus Ilicitanus (actual Santa Pola) y sufrió diversas transformaciones en la época tardorromana y visigoda, pasando a ser una importante sede episcopal. Desde entonces al medievo es de citar su presencia en el tratado de Teodomiro, que da carta de naturaleza al inicio de la presencia islámica, y los documentos que acreditan su anexión a la corona de Aragón.

A lo largo de la edad media cristiana se acrecienta el culto mariano, como en toda Europa, con especial énfasis a partir del siglo XII: la Patrona de Elche. El culto a la Virgen, que prolifera con apariciones marianas y profundizaciones del dogma en la tradición, genera dos de las citadas maravillas de Elche, esta vez del patrimonio menos tangible pero no por eso menos importante, que son el llamado “Misteri” y la “Nit de l’Albà” o Noche de la Alborada. La Nit de l'Albà es la celebración de la patrona de la ciudad, la Virgen de la Asunción, acaso sobre una antigua celebración lunar precristiana. comienza con una procesión solemne en honor a la Virgen con flores y velas encendidas, y termina con un gran despliegue de fuegos artificiales cuyo punto culminante es la llamada “palmera blanca” una gran fuente de fuego blanco que simboliza bien el ascenso de la Virgen al cielo sin pasar por la muerte. Ese dogma, que sería oficializado en la Iglesia católica tan tarde como en 1950, con la Constitución “Munificentisimus Deus” del Papa Pío XII (un momento que Jung creyó el de más hondo simbolismo arquetípico del siglo), recogía una antigua tradición que hacía de María un ser cuasidivino. Las apariciones ya en su vida (como la Virgen del Pilar), la Dormición y la Asunción son celebradas como un antiguo misterio e interpretadas, más allá de la teología cristiana, por los mitólogos en comparación con antiguos esquemas acerca de lo Divino Femenino que se ven en el politeísmo clásico grecorromano pero también en la exaltación femenina del Medievo, que se ve en el ciclo artúrico y del Grial, heredera sin duda de viejos esquemas célticos y germanos.

Es un Misterio de honda significación no solo religiosa –uno de los puntos centrales de la fe cristiana– sino desde el punto de vista mitológico y de la religión comparada. Centra también la tercera maravilla ilicitana, que sigue al gran espectáculo de fuegos artificiales de la Nit de l’Albà, el llamado «Misteri d’Elx». Es un drama sacro que en parte evoca a los antiguos misterios griegos y que, de hecho, es uno de los ejemplos más antiguos del teatro religioso de raigambre medieval. La religión comparada nos muestra ejemplos de teatro ritual y dramatización sacra en diversas partes del mundo, de lo cual se conservan sólo muy pocos ejemplos en el mundo. De hecho, el Misteri recuerda el antiguo drama sagrado, bajo el signo de Dioniso y Demeter, representado solo por hombres, que será cristianizado y pasará al medievo. En este caso, en vez del ciclo de muerte y ascenso de una diosa antigua, se narra la poderosa historia de la Dormición, Asunción y Coronación de la Virgen María. Hoy está reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Más allá de su relevancia en la fe cristiana, el “Misteri” representa una manifestación cultural de una importancia imposible de subestimar. En suma, no dejen de considerar (ni visitar) un lugar de poder como Elche, punto clave de toda geografía mítica de la Península Ibérica.