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Historia

María Pita, la defensa de La Coruña en 1589 y el desastre de la Contraarmada inglesa

El intento de Isabel I de acabar con el poder naval español tras el fiasco de la Gran Armada culminó en un desastre de grandes proporciones que comenzó ante los muros de la ciudad gallega

Pie: María Pita cargando contra los ingleses (1889), óleo sobre lienzo de Arturo Fernández Cersa (1866-1937), Patrimonio Artístico Municipal da Coruña.
Pie: María Pita cargando contra los ingleses (1889), óleo sobre lienzo de Arturo Fernández Cersa (1866-1937), Patrimonio Artístico Municipal da Coruña.La Razón

El fracaso de la Gran Armada que Felipe II envió contra Inglaterra en 1588 envalentonó a Isabel I y sus consejeros. En aras de destruir en los puertos cantábricos los maltrechos buques que habían logrado regresar a España, y de paso para sublevar Portugal contra Felipe II, la reina dispuso el apresto de una numerosa fuerza expedicionaria que encomendó al liderazgo de Francis Drake y John Norris. En Plymouth se organizó una gran escuadra a la que se sumaron miles de aventureros de toda Inglaterra, atraídos por la promesa de un rico y fácil botín. Pero España no estaba vencida. Alertado por sus espías, Felipe sabía del apresto de la fuerza enemiga y había tomado medidas. Contraviniendo las órdenes recibidas, los capitanes ingleses evitaron Santander, donde se habían refugiado los buques de la Gran Armada, y atacaron en cambio La Coruña, donde se prometían un éxito inmediato y un cuantioso botín.

La Coruña carecía de fortificaciones modernas, y el líder de la defensa, el marqués de Cerralbo, no disponía de muchos hombres veteranos, de ahí que los atacantes lograsen tomar la ciudad baja, la llamada Pescadería, donde se entregaron al saqueo y se emborracharon con el vino de las bodegas. La guarnición y los vecinos se refugiaron tras los muros de la ciudad vieja, que los ingleses asediaron formalmente con trincheras, baterías de artillería y minas.

El 14 de mayo de 1589, tras diez días de combates, las tropas de Drake y Norris lanzaron sobre la ciudad vieja un asalto que debía ser definitivo. Atacaron con arrojo una brecha que su artillería había abierto tras días de cañoneo y estuvieron cerca de superar la última línea defensiva coruñesa. Los coseletes ingleses, protegidos con morriones, capacetes y borgoñotas, además de las armaduras que les daban nombre, avanzaron en vanguardia, armados con picas y otras armas de asta, mientras los arcabuceros y la artillería batían desde atrás lo alto de la muralla. Mientras tanto, de acuerdo con una relación española del asedio: «Con la arcabucería de los traveses y la artillería de los dos cubos [dos torreones situados a cada extremo del tramo de muro derribado], se les tiraba sin cesar». Fueron dos horas de lucha incesante en la que atacantes y defensores se trabaron pica contra pica en lo alto de la brecha.

En un momento dado, cuando los coruñeses flaqueaban a causa del cansancio, pareció que los ingleses, muy superiores en número, conseguirían entrar en la ciudad. Entonces, sin embargo, intervino una joven de unos veinticinco años, María Pita. Así lo cuenta la relación antes citada, que lleva por título «Diario del sitio de La Coruña por la armada y tropas inglesas en 1589» y se conserva en la Biblioteca Nacional de España: «El alférez de los enemigos que subió la brecha animaba y gritaba a su gente hasta que una mujer llamada María Fernández de la Cámara y Pita tuvo el acierto de matarle y con esto causó alguna suspensión a los que subían y estaban peleando con los defensores que se cansaban ya, y con esto se animaron y recobraron para repeler al enemigo».

Aunque María Pita es la más célebre y se le han dedicado cuadros y estatuas, no fue, ni mucho menos, la única mujer que contribuyó a desbaratar el asalto inglés. Estuvieron también Inés de Ben, que fue herida y perdió a su marido, y muchas mujeres anónimas que menciona la relación citada: «En todo el tiempo que duró este porfiado asalto, no cesaron las mujeres de proveer de piedras a los soldados y de tirar ellas también por la misma batería, y algunas cargaban los arcabuces y los mosquetes por detrás de los soldados y se los daban y tomaban para que ellos no cesasen el disparar». La exitosa resistencia de La Coruña ante el asalto de la Contraarmada fue, a la postre, fruto del esfuerzo colectivo de sus vecinos, de las tropas allí destacadas y de las milicias de la provincia que desde el exterior hostigaron a los sitiadores ingleses.

Tras reembarcar a sus hombres, Drake y Norris navegaron rumbo a Lisboa, donde les aguardaba un descalabro todavía mayor. La Contraarmada no cumplió ninguno de sus objetivos y culminó en un desastre militar que se cobró miles de vidas y dejó vacías las arcas inglesas. Sus comandantes cayeron en desgracia y, aunque Norris fue rehabilitado al año siguiente, no fue este el caso de Drake, que no recibiría un nuevo mando hasta 1595. Entre tanto, Felipe II inició el mayor armamento naval de su reinado con la construcción, entre otros buques, de los galeones llamados los Doce Apóstoles.

Para saber más

Contraarmada. El contraataque inglés

Desperta Ferro Historia Moderna n.º 79

68 pp.

7,50€

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