Mercedes Gaibrois, la primera mujer miembro de la Real Academia de la Historia
Ganó un valioso premio y, gracias a su perfil excepcional, ingresó en la institución en 1932, realzando así la pasión que cultivó durante toda su vida: la Historia
Madrid Creada:
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Nacida en París en 1891, pasó sus primeros años entre la capital francesa y Bogotá, donde su padre tenía varios negocios que se extendían desde Hispanoamérica hasta Madrid. Este falleció cuando Mercedes tan solo tenía dos años a causa de la tuberculosis. Por ello, su madre y su abuela fueron las que se ocuparon de ella, proporcionándole grandes maestras como Soledad Acosta de Samper, una de las mejores escritoras e historiadoras colombianas de su tiempo. No obstante, Mercedes sentía predilección por la pintura. Su habilidad debía ser sobresaliente pues logró obtener algunos premios de la Escuela Colombiana de Bellas Artes.
Pasados los años, Mercedes decidió emprender con su madre algunos viajes por Europa recorriendo países como Italia o España. Será Sevilla donde conocerá a su marido gracias al cual logrará descubrir su verdadera pasión, la Historia. Antonio Ballesteros Beretta era por entonces profesor titular de la cátedra de Historia Universal de la Universidad de Sevilla, siendo la historia el tema que logró unirles y en el que Mercedes se manejaba con soltura gracias a su antigua preceptora. «Me hiciste creer que eras una sabia», dijo Ballesteros impresionado por su nivel cultural. Así, contrajeron matrimonio en 1910.
A partir de entonces pudieron disfrutar de sus aficiones juntos: visitaban los monumentos históricos y archivos donde Ballesteros leía en voz alta mientras que su mujer escribía. Gracias a ello, la propia Mercedes cuenta que logró aprender muchísimo, especialmente de Historia Medieval –época que terminó por cautivarla–, diplomacia, paleografía y latín. Además, conoció a una de sus grandes heroínas: la reina María de Molina (1264 – 1321).
A medida que se iban sucediendo los años, Mercedes compaginaba su nueva vida como madre y su pasión por la Historia, la cual acrecentaba más y más, con lo que apoyada por su marido y su círculo de amistades decidió escribir sobre el rey Sancho IV de Castilla, esposo de María de Molina. A día de hoy, sigue siendo el mejor trabajo biográfico de este monarca. Con su obra «Reinado de Sancho IV de Castilla» (1922 – 1928, 3 volúmenes) finalizada, decidió presentarla a un concurso que convocaba el Duque de Alba, director de la Real Academia de la Historia, concurso cuya victoria fue para Mercedes Gaibrois.
Gracias al premio y a su perfil excepcional logró ser admitida en la Academia como miembro oficial en 1932, dando su discurso de entrada en 1935 titulado «Un episodio de la vida de María de Molina». También fue correspondiente de la Academia de Buenas Letras de Barcelona y de la Sociedad de Americanistas de París, y en 1933 fue condecorada por Colombia con la Orden de Bogotá que, al ser recibida por primera vez por una mujer, fue precisa una reforma de sus estatutos y un acuerdo especial del Parlamento.
A raíz de la muerte de su marido en 1949 –quien llegó a ser un gran historiador–, aparte de continuar con su labor como académica, le sustituyó en el cargo de bibliotecario, e incluso llegó a ser, al año siguiente, Presidenta de la Comisión Internacional de Ciencias Históricas de París.
Mercedes no solo exhibió su talento dentro de la Academia, sino que también se animó a escribir para varias revistas del momento como Voluntad o Raza española, que desde sus páginas pretendía destacar la influencia cultural de España en el mundo y en particular en Hispanoamérica, siendo ambas publicaciones de cariz católico y monárquico. Al estallar la Guerra Civil, el matrimonio logró escapar en 1937 a Marsella tras haber buscado refugio en la Embajada de México, justo antes de fuera incendiada su casa.
Al terminar el conflicto, los Ballesteros volvieron a España donde continuaron escribiendo en revistas y siendo parte de la Academia, además de formar una tertulia en su casa donde, a partir de sus charlas surgió la publicación de Correo Erudito, que se mantuvo por iniciativa de Mercedes entre 1940 y 1959, iniciativa que ya no pudo sostener al encontrarse enferma y fallecer al año siguiente en 1960. Su hijo Manuel Ballesteros Gaibrois (1911 – 2002), fue asimismo un gran historiador en el campo de historia de América. Su hija, de nombre también Mercedes, llegó a ser escritora y contrajo matrimonio con el director de cine Claudio de la Torre.