
Sección patrocinada por 

'Homo exul'
Por qué la agricultura convirtió al hombre en un ser violento, enfermo y egoísta
Buscando respuestas a un abuso que sufrió, el doctor chileno James Hamilton presenta una tesis novedosa sobre los males crónicos de la humanidad

El germen de esta tesis se encuentra mucho antes de que su autor, James Hamilton (Santiago de Chile, 1965), se sentara delante de la hoja en blanco para escribir este 'Homo exul' (Destino). Todo da comienzo con un abuso, el suyo propio, los excesos que se tomaba con él el sacerdote Fernando Karadima cuando este solo era un adolescente: “¿Por qué?”, se preguntó un hombre que antes, también sin quererlo, ya había llenado la mochila con otro trauma: el asesinato del novio de su madre a cargo de su padre.
De esa cuestión surge un estudio sobre el origen de la violencia que ha terminado ramificando en “otras preguntas que no era capaz de contestar”, afirma quien define su ensayo como “un grito de supervivencia”. Comenzó de este modo a abrir todas esas puertas desconocidas. De primeras, la “explicación” más habitual remitía a la “condición humana”, recuerda. Pero eso no era ningún consuelo para este experto en cirugía digestiva. Las supuestas “imperfecciones” del ser humano le hacía pensar en un “siniestro titiritero” que movía los hilos a su antojo.

Las dudas seguían en el aire: por qué motivo su agresor “no fue capaz de considerarme un prójimo”. “Trataba de entender el origen (...) del abuso en todas sus formas”. Dar con ese manantial infinito de rabia y envidia. “Necesitaba contar por qué la profunda capacidad social de los seres humanos que les permitía sobrevivir como especie durante cientos de miles de años, desencadenó en descuido, negligencia, agresión y sometimiento”.
"Me abusó una persona antisocial (...) No fue algo personal"
A la mente de Hamilton llegaba la imagen de ese “cavernícola con el mazo” que, a través de la caricatura, normaliza el carácter violento del hombre y su avance como sociedad en esa misma dirección. Y fue así como llegó a ese periodo en el que el ser humano dejó de ser “Homo sapiens”, “un ser que formaba una unidad indivisible con el medioambiente”, puntualiza. Así, saltaron más preguntas: ¿por qué el ser humano “civilizado” pasa de tener un comportamiento hipersocial y colaborativo (como ha ocurrido el 99% del tiempo evolutivo) a actuar de manera violenta, renunciando a las conductas que le habían permitido sobrevivir como especie?
El dedo acusador de Hamilton señala así hacia la “revolución agrícola”. Es con ella con la que llega “el cambio en el comportamiento humano que daría paso a una amplia gama de violencias, abusos y guerras”. Se detuvieron “los procesos fundamentales del desarrollo neurobiológico y social del ser humano establecido durante millones de años”. De modo que el mal no llegó con Adán y Eva y sí con “los cambios de los procesos evolutivos naturales que se dieron como respuesta de supervivencia en algunas poblaciones de Oriente Próximo, los cuales, además, alteraron la fertilidad femenina, el desarrollo social y las poblaciones de 'Homo sapiens'”.
Culpable de la mayoría de enfermedades que hoy nos azotan
Se culpa así a ese grupo de no más de cincuenta personas que se estableció en Abu-Hureyra aprovechando las bondades del lugar, que ofrecía agua dulce, gacelas, semillas, frutas... Un paraje perfecto para mantener las tradiciones de los cazadores-recolectores y sumar la domesticación del cereal que los convirtió en una población semisedentaria.
Lo que parecía un avance sin igual, para Hamilton es el origen de todos los males: “La mayoría de las enfermedades que hoy nos azotan son la propagación de este fenómeno por el planeta mediante las invasiones y el colonialismo de los últimos 5.000 años –continúa–. Los componentes nutricionales que conforman más del 70% de la dieta occidental constituyen los ingredientes principales que conducen a la obesidad, la diabetes, el cáncer, el asma y a las enfermedades cardiovasculares, reumatológicas, autoinmunes o degenerativas como el alzhéimer y el párkinson”. Solo el 10% de las enfermedades están determinadas por la herencia genética, apunta el experto.

Por tanto: la principal fuente de los males de nuestro cuerpo viene dada por el ambiente y el estilo de vida. Unos cambios que no solo alteraron el orden evolutivo, sino el propio destino de la especie. Y tal presión, sostiene Hamilton, “sentó las bases de la economía, del lenguaje y las matemáticas, además de provocar guerras, esclavitud, enfermedad, así como el sometimiento de la mujer y la segregación de los sexos. Esta nueva alimentación occidental no es más que un proceso agroindustrial asociado al poder y al control que los seres humanos ejercen sobre la tierra”.
Hamilton clama así por desprenderse del disfraz del “Homo sapiens” para acercarse a lo que algunos han denominado el “Homo bellicus”, una variación “más agresiva y menos colaborativa”. Aunque el doctor prefiere referirse a esta “nueva especie” como “Homo exul” (“hombre exiliado”): caracterizado no necesariamente por ser distinto en cuanto a los genes, pero sí por demostrar su irracionalidad, su desconexión con la naturaleza que lo sostiene y con el resto de seres vivos.
¿El futuro? Pregunte a madres e hijos
Aun así, el autor tiene la esperanza de entregar el futuro al binomio madre-hijo, “a los que debemos volver a mirar con detenimiento, amor y cuidado. Ellos deben ser el principal foco de inversión social y económica de todas nuestras sociedades (...) Debemos reinventar la sociedad basados en el conocimiento, discerniendo entre quienes buscan sacar provecho de nosotros de aquellos que nos ven como semejantes y nos demuestran amor en los hechos. De no ser así, la competitividad y el egoísmo en pos de las distintas formas de poder, en especial el económico, nos destruirán”, escribe.
Y respecto al sacerdote Fernando Karadima, concluye: “Me abusó una persona antisocial (...) No fue algo personal, pues mis debilidades fueron aprovechadas por un depredador sin competencias sociales ni altruismo, producto de los mismos procesos neuroevolutivos que han afectado a buena parte de los machos de nuestra especie a lo largo de la historia”.
✕
Accede a tu cuenta para comentar