¿Por qué el médico de Durruti ingresó en un manicomio?
Bastos Ansart fue uno de esos médicos que trabajaron a destajo durante la Guerra Civil, pero tras la contienda se convirtió en víctima de las represalias franquistas
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El doctor Manuel Bastos Ansart (1887-1973) era uno de esos cirujanos que trabajaron a destajo durante la Guerra Civil española, en su caso en el Hospital Quirúrgico número uno, de la CNT, improvisado en el vecino Hotel Ritz. Ansart se afanaba en suturar los múltiples orificios de las vísceras huecas o de extirparlas si estaban destrozadas, en especial si se trataba del riñón o del bazo. Recordaba él, a este propósito, que durante la extracción de un bazo estallado irrumpió en la sala un conocido reportero gráfico sin que él se enterase, abstraído como estaba en la operación, y tomó varias fotografías que luego se publicaron ampliadas en la prensa. Aquel herido grave sí vivió al final para contarlo... Al contrario que Buenaventura Durruti.
Bastos Ansart era ya entonces un «pata negra» de la ciencia médica. Licenciado con solo 19 años en la Facultad de Medicina de Zaragoza, había sido profesor auxiliar de Patología quirúrgica en Madrid, encargado de cátedra, médico de la Real Casa y de la Beneficencia General del Estado; además de fundador y presidente honorífico de la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología. En las manos de pianista del doctor Ansart se depositó en parte la última esperanza de Durruti con el fatal desenlace que el lector ya conoce. Pero, tras la contienda civil, el médico que atendió a Durruti se convirtió en víctima de las represalias franquistas.
Ansart fue juzgado y condenado a doce años y un día de prisión por un consejo de guerra en Alicante, acusado de «auxilio a la rebelión», pese a declarar que él «jamás había pertenecido a partido político alguno y que sólo actuó como profesional, no pudiendo evitar su colaboración con el Gobierno republicano por su condición de traumatólogo, que impedía que se evadiese». El juez instructor envió el siguiente comunicado al capitán general de la Primera Región Militar, en el que ya se enumeraban algunos cargos contra el médico. Datado en Madrid el 20 de enero de 1943, decía así: «Dio comienzo el presente procedimiento señalado con el número 34.636, seguido contra Manuel Bastos Ansart [...] De lo actuado se deduce: que contra el encartado se suscribió una ficha acusatoria en la que se le hacen los siguientes cargos: en 1934 protegía a los mineros heridos con perjuicio de los inválidos; tenía amistad en aquella fecha con Margarita Nelken y otros dirigentes socialistas; ridiculizaba a la Hermanas de la Caridad y a las personas de orden; perseguía a los funcionarios modestos dando lugar a que éstos en asamblea le obligaran a presentar la dimisión. El encartado era director de Reeducación de Inválidos. Se le instruyó procedimiento siendo condenado en el Consejo de Oficiales Generales de Alicante a la pena de doce años y un día, y ha sido puesto en libertad condicional con fecha siete del pasado noviembre, desconociéndose los cargos que al citado se le hicieron».
El acusado de «auxilio a la rebelión» había sido internado tres años antes en un hospital psiquiátrico, como parte del cumplimiento de la pena, según informaba el comisario jefe del Servicio Nacional de Seguridad al Juez Militar de Funcionarios número 5, en este otro desconocido documento del 23 de noviembre de 1939: «En contestación a su respetable escrito de fecha 17 de los corrientes, interesando la detención de Manuel Bastos Ansart, director que fue del Instituto Nacional de Reeducación de Inválidos, tengo el honor de comunicar a V.I. que, según me informa el agente don Pascual Calvo, no ha sido posible efectuar la detención por estarlo ya con anterioridad, encontrándose en la actualidad en el Manicomio Provincial de Alicante, de Elda, cumpliendo la condena de 12 años y un día, impuesta por el Consejo de Oficiales Generales de Alicante y encontrándose en aquel Centro por padecer síntomas de enajenación mental».
El doctor se libró finalmente de más condenas, según lo acordado por el Juzgado Militar Eventual número 22, que había abierto en su contra el procedimiento sumarísimo número 34.636. El Auditor de Guerra comunicaba esta decisión en un nuevo documento, fechado en Madrid el 28 de enero de 1943, que exhumamos ahora también de su expediente inédito: «Examinada la presente causa número 34.636, instruida contra Manuel Bastos Ansart. Considerando: Que del examen de las actuaciones aparece que el encartado ha sido juzgado anteriormente por hechos cuya penalidad rebasa la que pudiera imponérsele por los que son objeto de estas actuaciones. Visto el inciso segundo del artículo 536 del Código de Justicia Militar. Es procedente acordar el sobreseimiento definitivo de esta causa».
Puesto finalmente en libertad, Manuel Bastos Ansart se estableció enseguida en Barcelona, en cuya Real Academia de Medicina ingresó por méritos propios en 1965, hasta su muerte acaecida el 22 de enero de 1973. El doctor Bastos Ansart no era de ningún modo un enfermo mental, por mucho que se empeñasen los tribunales de justicia en declararlo como tal, o incluso quienes llegaron a pensar que él mismo había simulado serlo para burlar la cárcel con un internamiento aún peor. Lo cierto e innegable es que su entrega completa y desinteresada a los heridos durante la Guerra Civil española y su carrera intachable como médico, acreditada con su brillante currículo, fueron «recompensadas» con una implacable condena de «doce años y un día» de prisión nada menos. No hay duda de que este castigo inesperado y a todas luces excesivo debió sumirle durante algún tiempo en una profunda crisis personal.