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Historia
Por qué los ojos azules casi desaparecieron durante el Imperio Romano
Una investigación realizada a partir de ADN antiguo ha arrojado luz sobre las poblaciones que a lo largo de la historia han albergado más o menos personas con ojos azules, y el por qué de estas variaciones

Los ojos azules son especiales no sólo por su belleza, sino también por la singularidad de quienes los portan. La primera persona conocida de la historia que los tuvo proviene de Buran-Kaya, un yacimiento del Paleolítico Superior de Crimea (actual Ucrania), con restos humanos datados en unos 35.000 años. Desde entonces, la cantidad de ojos azules ha variado a lo largo de la historia, siendo cada vez las investigaciones de ADN antiguo más avanzadas en este sentido, y por tanto permitiendo esclarecer más datos.
Este color de ojos tiene una explicación genética. La clave está en el OCA2 y el HERC2, dos genes vecinos, el pirmero encargado de producir melanina en el iris, y el segundo de regularlo. Cuando se produce una mutación que reduce la actividad del OCA2, el resultado es la generación de una tonalidad azul o verdosa. Actualmente, se estima que el 10% de la población mundial -unas 150 millones de personas-, tienen los ojos azules, compartiendo todos ellos aquel antepasado que falleció en Buran-Kaya. Pero, ¿cuál es el caso de otras civilizaciones? ¿Los vikingos realmente tienen los ojos azules tal y como se han representado siempre? ¿Y cuál es el caso del Imperio Romano al estar compuesto por diversas poblaciones?
El investigador Davide Piffer ha utilizado 4.133 genomas antiguos repartidos en 44.000 años de historia para explicar cuándo surgieron los ojos azules, cómo fueron variando entre generaciones y por qué llegan a la actualidad. En este estudio, asegura que la imagen popular de los vikingos se sostiene: el 55,3% tenían "predominantemente ojos azules, y más de la mitad presentaba una fuerte evidencia genética de ojos azules". Un promedio que se encuentra entre los más altos de Europa, junto con la Francia medieval, que se eleva a un 67% de la población.
Señala Piffer que es la historia de los romanos la más curiosa y compleja en este sentido: si bien en la Roma de la Edad de Hierro el 22,2% de las personas tenían ojos azules, en la Roma imperial el porcentaje baja a un 4,2%. "Una cifra mucho menor que en períodos anteriores y posteriores", apunta Piffer, pues en la Roma medieval la cifra asciende a 21,4%. "Esto probablemente refleja el carácter cosmopolita del imperio, que atraía a personas de todo el Mediterráneo y más allá". Por su parte, continúa el investigador, "las mayores frecuencias en la Edad de Hierro y la Roma medieval concuerdan con la evidencia genética de un aumento de la ascendencia noroccidental europea durante estos períodos". Predominaron durante una época, por tanto, los rasgos oscuros, mientras que la expansión posterior de pueblos como los ostrogodos devolvió la proporción de presencia baja de melanina en el iris.
Los expertos indican que, si bien la genética antigua ofrece datos sobre las apariencias físicas de nuestros antepasados, cabe tener en cuenta no obstante la gran ausencia de datos como para consolidar una teoría. Lo que sí sugieren es que han sido a lo largo de la historia las migraciones o las conquistas lo que ha provocado que la cantidad de personas con ojos azules haya variado en mayor o menor medida.
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