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Quién fue Beatriz Bernal, la primera escritora de España

Su novela de caballerías «Cristalián de España» fue impresa en 1545, dedicada a Felipe II, entonces príncipe
"La dama del abanico", de Sánchez Coello, expuesta en el Prado
"La dama del abanico", de Sánchez Coello, expuesta en el PradoMuseo del Prado
La Razón
  • Isabel Cendoya Díaz

    Isabel Cendoya Díaz

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Se desconoce gran parte de su vida, repleta de lagunas que no obstante han sido –en cierta medida– superadas gracias al hallazgo de documentación histórica. Mediante la investigación, se ha averiguado que nació hacia el año 1502 en Valladolid, en el seno de una familia bien acomodada o incluso noble.
Se sabe que en 1528, enviudó de su primer marido, Cristóbal de Luzón, escribano público de Valladolid. A los pocos años volvió a casarse, esta vez con el bachiller Juan Torres de Gatos, relator de la Real Audiencia de Valladolid y descendiente de familia ilustre. Tristemente, el marido de Bernal fallecerá tres años después de su casamiento. Del matrimonio nació una hija, Juana de Gatos, quien se encargará de gestionar y publicitar la obra de su madre.
Beatriz Bernal creció rodeada de personas cultas y, como demuestra su libro, de lo mejor de la literatura de su tiempo, haciendo en este varias referencias de obras de caballerías del momento. También debió de tener amplios conocimientos de mitología. Además, ella misma se encargó de que su hija tuviera asimismo una buena educación. La prueba que lo corrobora son los sesenta libros que figuran en el testamento de Juana de Gatos, una cifra considerable para la época teniendo en cuenta el contexto y las circunstancias.
Seguramente fue este rico ambiente el que la impulsó a escribir de su propia mano, con conciencia de que más tarde aquello sería publicado. Según la Biblioteca Nacional de España, la primera edición del «Cristalián» no es de 1545, si no de 1541. Aunque es más conocida la posterior por ser la edición del «princeps». Esta fue impresa por Juan Villaquirán bajo el título de «Historia de los invictos y magnánimos caballeros don Cristalián de España, príncipe de Trapisonda, y del infante Luzescanio, su hermano, hijos del famosísimo emperador Londelec de Trapisonda».
Originalmente la obra fue firmada no con el nombre de Bernal, sino bajo el «pseudónimo» de «una señora natural de la noble y más leal villa de Valladolid». ¿Cómo se sabe que fue Beatriz Bernal y no otra? Gracias a su hija. A la muerte de la madre, ocurrida entre 1562, fecha en que hizo testamento, y 1586, año de la segunda edición de la obra en que ya figura como fallecida, Juana quedó pobre y «padecía desnecesidad», por lo que se le concedió la licencia de la segunda impresión. Aunque realmente esta justificación podría haber sido tan solo una tapadera que diera motivo a la reimpresión, pues se ha demostrado que tanto la hija como la madre tuvieron vidas acomodadas con sus rentas propias que obtenían de alquilar diferentes casas y cuartos.
No solo Beatriz Bernal es la única mujer de la que se tiene constancia que escribió una novela de caballerías en España, sino que es la primera mujer española en componer una obra con el objetivo consciente de su posterior publicación.
La obra «Cristalián de España» consta de nada menos que 138 capítulos –organizados en cuatro partes–, en estos aparece don Cristalián como figura principal rodeado por diversos héroes y heroínas que le acompañan hasta lograr la ansiada gloria. Los personajes femeninos de Bernal no son meras compañeras de viaje, sino que destacan por su propio valor siendo ellas mismas las que se lanzan a la aventura. Así no es de extrañar que, estas mismas novelas de caballerías, fueron las que impulsaron a los conquistadores españoles a cruzar el océano Atlántico.
Tan solo treinta años después de su publicación, la obra fue traducida al italiano, no solo una vez sino dos –en Venecia–, en 1557 y 1609. Sus reimpresiones en español y su traducción a otra lengua indican que la novela debió de tener cierto éxito en su tiempo. Esto queda afirmado con el hecho de que varios ejemplares del libro se encuentran en las bibliotecas de las principales ciudades de Europa como Londres, París, Múnich, Nápoles o Lisboa.
Es más, Nicolás Antonio, un erudito y bibliógrafo español del siglo XVII, caballero de la Orden de Santiago, asegura que la obra no solo era leída, sino incluso bastante popular con un protagonista «que tanto gusta (a) la juventud española». Los restos de Bernal fueron enterrados en la Iglesia de san Pablo de Valladolid.