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Geografía Mítica

De Utopía a Barataria, la utopía del Humanismo

En la obra de Cervantes aparece la idea humanista de un famoso lugar cuyo gobierno le promete Don Quijote a Sancho como pago de sus servicios

La llegada de Sancho a la Ínsula Barataria
La llegada de Sancho a la Ínsula BaratariaBiblioteca Cervantes

En la eclosión del Humanismo -la red social más apasionante que, a mucha distancia de las actuales, trenzaron de forma epistolar los grandes intelectuales del Renacimiento- dos grandes amigos que escribían en latín nos recuerdan la importancia de tener lugares soñados en la memoria y en la geografía mítica. Erasmo de Rotterdam y Tomás Moro escriben obras imperecederas que dan fe de lo que la comunidad de amigos del humanismo llegó a lograr. Ya desde su época cambiaron el mundo. En el “Elogio de la locura” de Erasmo habla una Moria, en honor del malhadado humanista británico, con ideas no tan descabelladas que van desgranando la sátira social. La Locura ha nacido en unas famosas ínsulas, las Afortunadas. Del lado contrario del Canal de La Mancha Tomás Moro recoge también la tradición de los lugares inexistentes llenos de bondades y de sorprendentes paradojas que nos hacen repensar nuestra sociedad y nuestra política. Inventa la isla de Utopía, un no-lugar, siguiendo la etimología griega de una palabra inventada, donde se busca ese ideal. El ideario humanista está, así, quintaesenciado en la “Utopía” y en la obra del itinerante autor del “Elogio” y de los “Adagios”, también leídos en España, con sus ideales de cambio progresivo en el mundo hacia mejor: la comunidad política había de tornarse también en una comunidad de amigos independientemente del origen social o del estrato más o menos aristocrático. Después de la rígida sociedad estamental del medievo, el humanismo proponía otros parámetros basados en la cultura y la fraternidad.

En España estas ideas se difundieron y la presencia de elementos utópicos se ha señalado a menudo en diversos autores, especialmente en Cervantes. Por eso, me parece que uno de los lugares fantásticos por excelencia del imaginario geográfico hispano es la Ínsula Barataria, un reflejo de estas utopías. Barataria es un lugar de paz y justicia social, no ya de riqueza exuberante, ni alimentación barroca, como las islas de Jauja o Cucaña, entre otros paraísos de la geografía mítica hispana. La ínsula pone de relieve ese anhelo de justicia y equilibrio en una sociedad ideal. En el Quijote aparece desde pronto la idea de este famoso lugar cuyo gobierno le promete Don Quijote a Sancho como pago a sus servicios. A Sancho le mueve el afán de llegar a gobernarla, lo que se concreta en la segunda parte del Quijote, entre los capítulos 45 y el 53, cuando aparece el episodio en el marco de las aventuras con los duques. La palabra, una suerte de latinismo burlesco que se aplica muy bien a la clase social de Sancho, encarnará entonces un curioso experimento sociopolítico que da fe del buen gobierno e ingenio natural de los humildes.

Más allá de las bromas que preparan los duques para burlarse de Don Quijote y Sancho, tras la separación de ambos personajes Sancho adquiere protagonismo y se pone a gobernar muy bien. Ha de impartir justicia en varios asuntos, en los capítulos 45 o 47, y realiza una curiosa inspección de la ínsula en el 49. En estos y en otros capítulos se ve el trasfondo del humanismo erasmista deCervantes. Finalmente, Sancho se mostrará como buen gobernante, juicioso y responsable, poniendo en práctica los consejos éticos de Don Quijote: pero aunque es muy capaz de impartir justicia y administrar correctamente la ínsula, finalmente la deberá abandonar. Pese a que los duques queden la mayor parte de las veces frustrados en sus burlas por el buen hacer de Sancho, no deja de ser una nota humanista que, al final, Sancho recurra al tópico horaciano de la “aurea mediocritas”, retomado por Fray Luis de León en su vida retirada del mundanal ruido, para dejar las preocupaciones del gobierno y volver a la verdadera utopía de la vida sencilla.

Los reflejos cervantinos, no solo de Erasmo y Moro sino de todo el humanismo, están sin duda en el trasfondo del episodio de esta isla de sociedad justa. Aunque el gobierno de Sancho termina en falso, al final parece que durante un momento sí que se alcanzó el sueño de la utopía. Un último elemento que cabe destacar aquí es el carnavalesco, que se ve en el propio nombre de la ínsula, con un mundo del revés, como en las Saturnales romanas o el Carnaval medieval, cuando los siervos toman el papel de señores. El tiempo del desorden es una liberación social y, aunque luego vuelve al orden establecido, muestra que otro mundo era posible. Por eso, en la nómina de lugares inexistentes de la geografía mítica hispana hay que encumbrar la ínsula de Barataria. Puede que en la geografía real haya que situarla cerca de Alcalá de Ebro, a partir de la estancia de Cervantes en la casa del duque de Villahermosa en 1568. Aunque hay una Barataria real más allá de toda duda: la población que en 1779 fundara Bernardo de Gálvez en la Luisiana con tal nombre, en honor a Cervantes, que hoy sigue existiendo en Estados Unidos. En todo caso, Barataria es un no-lugar que reside en el estado de ánimo humanista.