Javier Gutiérrez: "Me hice actor para poder huir de mí mismo"
El actor participa en "19, solos frente a la verdad", el documental con el que Javier Kühn subraya y humaniza las consecuencias de la pandemia mediante el testimonio de diferentes actores y actrices
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Afirmaba sabia Chavela, naturalmente erguida sobre sí misma, dueña de su boca y de todo lo que por ella salía, que uno siempre vuelve a los viejos sitios donde amó la vida. ¿Qué hacemos entonces con aquellos en los que no nos gustó? ¿Qué hacemos con todos esos escenarios en los que la vida nos pareció un auténtico castigo, un fallo, un pavor? ¿No volver nunca? ¿Anularlos por dolorosos? ¿Borrarlos por inasumibles? Javier Gutiérrez parece no ser muy partidario de esta táctica de defensa aunque lo que se intente preservar con ella sea la felicidad propia. O en algunos casos incluso la cordura.
Compaginando la horizontalidad de las tablas (y todas las gratificaciones que le está procurando la adaptación que Fernando Marías y Javier Hernández-Simón han hecho de "Los santos inocentes", obra en la que participa y también produce y por la que hace unos días recibieron el premio Talía al mejor Espectáculo de Teatro) con la arquitectura nerviosa de las cámaras, el actor de Luanco, que ocupa por derecho desde hace años un puesto privilegiado dentro de la cuota de calidad incontestable del panorama cinematográfico español, participa ahora en el delicado documental confeccionado por Javier Kühn, "19, solos frente a la verdad", en donde un elenco excepcional de actores y actrices como Luis Tosar, Belén Rueda, Lolita Flores o Fele Martínez entre otros comparten situaciones personales vividas durante la pandemia apelando a la humanidad que desprende el hecho testimonial. Y no, a él tampoco se le han olvidado sus consecuencias. Solo había una premisa: no mencionarla. "Entiendo que haya gente que pueda seguir estando reticente a recordar determinadas cosas, pero no podemos olvidar lo que ha ocurrido ni tener la sensación de que fue hace mucho, porque lo cierto es que pasó hace nada", defiende.
Nos reunimos con Gutiérrez en una acogedora cafetería del centro con el sol de cara y la puerta en la espalda para corroborar que, aunque no se jacta de haberse convertido en un ser analógico, no paga con bizum ni tiene a nadie que le gestione las redes sociales. "Es como todo, batallas ganadas o perdidas, pero confío en la gente joven y en su capacidad para darse cuenta de que esto lo único que hace es quitarnos un tiempo que no vuelve", admite mientras señala el móvil. Dejamos el nuestro apoyado en la mesa para que no nos distraiga en la conversación con este niño tímido, adolescente aficionado a la narrativa intrincada y detectivesca de Vázquez Montalván, Andreu Martin y Juan Madrid, heredero del pulso interpretativo de Animalario, cara visible y omnipresente junto a Antonio de la Torre o Luis Tosar en las nominaciones de los Goya y ante todo, trabajador incansable de los que ni para, ni se lo permite.
En el momento en el que Javier Kuhn te propone la posibilidad de formar parte de este proyecto, ¿te costó extraer algo positivo en términos personales de toda esta situación pandémica?
Bueno, el primer momento en el que me lo propone Javier Kuhn es un momento en el que dudo, porque los actores estamos acostumbrados a hablar por boca de nuestros personajes, al menos en mi caso, yo me hice actor para poder huir de mí mismo, y en este sentido, todo lo que sea hablar de vivencias personales ante una cámara remitiendo además a un momento tan terrorífico como pudo ser el confinamiento o la pandemia y extraer lo positivo de aquello me parecía que era exponerse demasiado, en todos los sentidos. Así que primero me tuve que pensar mucho aceptar la propuesta de Javier por lo que te digo: no estoy acostumbrado a exponerme tanto, no va con mi forma de ser. Pero por otro lado me parecía el documental tenía algo muy bueno y era la posibilidad de servir de bálsamo a todas aquellas personas que se acerquen a ver el documental.
Olvidamos con demasiada facilidad…
Sin duda. El otro día me decía un compañero tuyo si realmente era necesario hacer un documental después de tanto tiempo y por un momento me quedé un poco parado porque primero, no ha pasado tanto tiempo y me parece que es absolutamente necesario no olvidar lo que ha pasado. Ha sido algo traumático para todos, terrorífico para quien haya perdido a alguien cercano y precisamente por eso, porque las noticias tienen una fecha de caducidad muy rápida, creo que no está de más volver la vista atrás y recapacitar sobre lo que han supuesto para cada uno estos últimos años de enfermedad, de muerte y de incertidumbre en el mejor de los casos.
"No está de más volver la vista atrás y recapacitar sobre lo que han supuesto para cada uno estos últimos años de enfermedad, de muerte y de incertidumbre en el mejor de los casos"Javier Gutiérrez
Comienzas tu intervención confesando que fuiste un niño excesivamente tímido y retraído. ¿Cómo ha evolucionado tu relación con el silencio y hasta qué punto has conseguido convertirlo en un aliado dentro de una profesión como la tuya tan llena de ruido?
Muy interesante esto. Además de todo eso, siempre he sido un niño solitario. Soy una persona que con el paso del tiempo ha aprendido más a escuchar que a hablar. De hecho, en el cine me parecen mucho más interesantes los personajes que escuchan que los que hablan. Siempre le pido a los directores que monten más la escucha que la verborrea y siempre estoy a favor de quitar texto. En ese sentido al silencio le doy una importancia mayúscula en mi vida. No es que pase mucho tiempo, pero sí dedico cinco o diez minutos de mi día a pensar, a meditar en el sentido de la pausa, de la desconexión a saber qué está pasando conmigo mismo. En mi profesión fíjate que pasamos muchas horas rodeados de gente (el promedio en un rodaje suele ser de 50 a 80 personas) y me preocupo de conocer el nombre de cada uno de ellos, tener una relación cordial, pero paso mucho tiempo solo durante el proceso. Creo que a veces es importante estar al margen del equipo, algo que elijo yo para concentrarme porque me parece que como bien dices tú hay demasiado ruido en el trabajo, pero también en la vida. Siempre estamos expuestos a un ruido que nos aturde.
¿Es más retador ponerse delante de una cámara sin un guion preestablecido como en este caso o hacerlo con el texto aprendido contando con el riesgo de quedarse en blanco?
El blanco a mí no me molesta la verdad y menos en este tipo de trabajos. Creo que son muy ricas las pausas, las dudas, los titubeos, la emoción que surge espontánea después de un momento de silencio… Hay testimonios de compañeros que yo los escuchaba por primera vez y me emocioné mucho, me parecía muy hermoso ver como uno se rompe y está tan expuesto. Lo que cuenta Marian Álvarez por ejemplo es maravilloso, qué ha pasado en ese tramo que va desde la niñez a la vejez y que nos apele a todos. Los niños han sabido adaptarse, porque se adaptan, porque son niños y consideraban que esto era un juego y luego la gente mayor se ha resignado porque ha entendido que era lo que tocaba. Y después, entre medias, estamos todos los demás que hemos sido unos irresponsables y unos inconscientes. Tenemos tanto que aprender de los niños y los mayores de este país, que han sido tan maltratados…
Igual que los sanitarios.
Bueno, los que más diría yo. Aquí salíamos todos a aplaudir a las ocho de la tarde de manera casi autómata y ahora la comunidad de Madrid y otras comunidades están luchando por tener garantizadas unas condiciones dignas de trabajo. Es muy lamentable que nos hayan conducido y arrinconado a una situación que nos ha convertido en una sociedad anestesiada y en individuos profundamente egoístas. Decía el maestro Antonio López en una entrevista que íbamos a salir peores de todo esto y es cierto que la pandemia ha traído más egoísmo, menos empatía con el otro y eso es algo que me deja muy mal sabor de boca después de todo lo que hemos vivido.
"En el cine me parecen mucho más interesantes los personajes que escuchan que los que hablan"Javier Gutiérrez
El confinamiento trajo consigo la posibilidad de parar, de frenar, de tener tiempo. ¿Cuánto te ha quitado a ti este trabajo?
Constantemente siento que me pasa eso. Mira, en un oficio como el nuestro, en el que hay una tasa de paro del 92% según los últimos datos de la AISGE, en el que solo un 8% de los compañeros y compañeras viven o pueden vivir de esta profesión, tener trabajo o estar en mi situación es algo que celebro todos los días, pero también te diré que a veces por otro lado, este curro es una condena. Cada vez se rueda mucho más fuera de una ciudad como Madrid, está todo más descentralizado, cosa que yo también agradezco, pero por otro lado es mucho tiempo fuera de casa, mucho tiempo que robas a los tuyos. Vives una vida que no es la que deseas.
Hasta que tocó encerrarse en casa...
Sí, pasé mucho tiempo en casa y me di cuenta de lo importante que son los actos más cotidianos, las pequeñas cosas, cosas que en una carrera como la mía que va a toda prisa y que me pasa muchas veces por encima, había olvidado. Ahora mismo estoy en un proceso de transición en el que no estoy rodando, estoy solo de gira los fines de semana y llevar a mi hijo al colegio, darles el desayuno, poder disfrutar de un paseo, llamar por teléfono a la gente que quieres y que te respondan (que eso ya es una puta maravilla) son cosas que si estuviera rodando no podría hacer. El tiempo va pasando, pasando y pasando y uno se va perdiendo en el trabajo, en cosas que merecen la pena, algunas, pero que no son tan importantes como uno cree.
¿Vivimos en sociedades atropelladas por la prisa?
Sí, sí, y por desgracia cada vez más. Lo que te comentaba antes, poder parar cinco o diez minutos y pensar realmente en cómo estamos creo que es un lujo que ahora mismo no está al alcance de todos, pero porque ni siquiera nos lo hemos planteado, porque la vida que llevamos no nos permite eso. Porque la vida que llevamos nos empuja a estar pendiente del móvil, de las llamadas, de Instagram y no nos dedicamos tiempo a nosotros mismos. Creo que este invento (indica cogiendo el móvil) y el de las redes sociales nos ha hecho peores en muchos sentidos.
¿Crees que se pervirtió el concepto de “cultura” durante la pandemia y se redujo a algo utilitarista que únicamente tenía que ver con el entretenimiento?
Cuando paramos, me dio tiempo a leer, me dio tiempo a escribir y me dio tiempo a darme cuenta de lo importante que es la cultura. Para mí ni te cuento, pero para el resto de la sociedad, para gente que no está acostumbrada a subirse a un escenario o ponerse delante de una cámara sirvió como bálsamo, como acompañamiento, como refugio. Ya no solo ver durante horas series sino acercarse a la música, a la lectura de una novela… Y creo que igual que con el tema de la sanidad eso parece haberse olvidado. Ahora la cultura ya no es importante y los que nos dedicamos a ello estamos aquí para entretener solamente. Por eso hablo de una sociedad egoísta a la que le cuesta empatizar y que se olvida de todo demasiado rápido. Pero cada vez estoy más convencido de que la cultura es necesaria en todos los ámbitos y en todos los momentos de la vida.
"Vivir fracasos también te ayuda a aprender confiar mucho más en tu instinto"Javier Gutiérrez
La industria del cine en particular ha sido otra de las grandes damnificadas de todo esto, especialmente la forma de consumirlo.
Por un lado a mí me ha tocado rodar en pandemia, lo cual ha sido un auténtico coñazo aunque por fortuna se ha seguido rodando y se ha seguido produciendo y tengo un poco de conflicto con lo que te voy a decir ahora. Igual que se han producido películas más olvidables, de fácil digestión, este último año ha habido trabajos maravillosos, desde opciones más intimistas hasta proyectos más mainstream y eso sin duda habla de la buena salud del cine y del músculo que tiene nuestra industria. Pero por otro lado yo echo en falta que haya otro tipo de cine en donde se respete un poquito más el intelecto del espectador. Las plataformas han traído cosas muy buenas y también muy malas, en el sentido en el que no todo vale y hay que cuidar al espectador y respetar su sensibilidad. No todo es puro entretenimiento y en ese sentido creo que también hay una especie de autocensura por parte de los creadores que creen que lo que va a funcionar, lo que se va a comprar o lo que se va a producir es algo mucho más ligero. Entiendo eso sí, que hay que llenar la nevera. Esto es como lo que le decía Paul Newman a Al Pacino "no pretendas hacer todos los años buenas películas porque una película se hace cada cinco, cada ocho años y mientras tanto hay que vivir". Pues esto es igual, extrapolado a los creadores, a los actores, a todos.
¿Los años te han vuelto más selectivo con los papeles que te ofrecen?
Intento serlo pero no siempre se puede. Ojalá poder serlo más. Estoy dentro de un grupo de compañeros privilegiados como te comentaba antes, mucho más los hombres que las mujeres además, porque por desgracia es cierto que a partir de los 35 a las mujeres se las invisibiliza o condiciona de una manera brutal (se salvan muy pocas y a base de mucho talento y mucho esfuerzo). Dicho esto, cuando puedo elegir elijo, algo que me suele pasar más en teatro pero también porque desde hace años me he metido a producir y eso me permite orientar la mirada, poder destacar una historia o un personaje que considero que merecen la pena. Pero sigue habiendo muy buenos proyectos que me llegan y en la medida que puedo los elijo. También te digo, tengo una familia, a principios de mes hay que abrir una persiana y si hay que hacer trabajos que no gustan tanto se hacen. Estoy muy contento con la carrera que llevo, nunca me he arrepentido de ningún papel. Vivir fracasos también te ayuda a aprender confiar mucho más en tu instinto, a tener la valentía de poner las cosas encima de la mesa.
¿De ser actor se cansa uno?
(Risas). Creo que yo no me he cansado nunca. Entre otras cosas porque no sabría a qué dedicarme. Tal y como está el mercado laboral ahora mismo y a mis cincuenta años es muy complicado plantearse eso. Por fantasear no sé, me compraría un negocio con cuatro mesas y una buena cocina. En su día incluso vi factible la posibilidad de estudiar criminología porque soy un gran apasionado de la novela negra y de hecho, con mi metro sesenta de estatura el hecho de que me sigan ofreciendo papeles de policía es algo que me asombra, me fascina y me divierte mucho. Me gusta mucho lo que hago, me apasiona y no te digo que sea actor las veinticuatro horas pero casi, porque me levanto pensando en cosas relacionadas con el trabajo, en proyectos nuevos, en posibles iniciativas, colaboraciones, aventuras que me mantienen inquieto y despierto. Me lleva mucho tiempo pensar en mi oficio y ahora mismo no me veo haciendo otra cosa.