Sección patrocinada por sección patrocinada
Teatro

Cataluña

Juan Carlos Pérez de la Fuente: «España es un coro de plañideras»

Juan Carlos Pérez de la Fuente: «España es un coro de plañideras»
Juan Carlos Pérez de la Fuente: «España es un coro de plañideras»larazon

–«Óscar y Mami Rosa». La historia de un niño enfermo de leucemia y la cuidadora que le ayuda a conjurar la tristeza, la impotencia y el miedo. ¿Usted sabría hacer todo eso?

–No sé si con el tiempo. En esta vida estoy de aprendiz.

–¿Una obra buenista?

–Hoy es la moda, pero no existe buenismo cuando muestras con ferocidad los problemas de la vida. No, no es para nada una obra buenista.

–Y tampoco es pesimista. ¿Es posible no serlo en ese trance?

–Es posible. A pesar de todo, siempre hay que tirar adelante o intentarlo.

–El optimismo, dice el autor, es la decisión de no verse destruido por la tragedia...

–Sí, hagamos de la vida una tragicomedia. Ahí está clave, en saber reírse de las tragedias. En este país sobran muchos cenizos. Cuando veo a Torra veo la imagen del cenizo.

–¿Podemos elegir ser optimistas o pesimistas en el caso de Cataluña?

–La salvación de Cataluña depende de Cataluña.

–¿Y lo del procés da para una comedia, un vodevil, un drama...?

–Les gustaría que fuera un autosacramental, pero es algo circense, surrealista. Yo soy de Tabarnia.

–A veces parece que España sólo es española cuando gana la roja...

–Eso pasa. Yo también me emociono cuando escucho cantar «yo soy español, español, español».

–¿Qué le hace sufrir más?

–Todo lo que no entiendo. ¿Quién ha dicho que hablar de la unidad de España es de derechas?

–¿Y qué tal patalear, quejarse, bramar, blasfemar...?

–No sirve para nada, sólo para poder desahogarse. Este es un país que está lleno de quejicas. Y lo peor de la queja es su inutilidad. España es un coro de plañideras.

–Mami Rosa, la voluntaria que cuida a Oscar, no tiene miedo a hablar de la enfermedad y la muerte. ¿Por qué la mayoría de nosotros sí?

–Porque esta sociedad vive para lo lúdico. Todo lo demás prefiere ignorarlo y sobre todo no aceptarlo.

–Nos hemos puestos serios. ¿Cómo le quitamos solemnidad a todo esto?

–Con humor. Sólo el humor nos puede salvar.

–Ya: detrás de un solemne, casi siempre puede haberun gilipollas.