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Cine
La jubilación anticipada de Cate Blanchett: "Lo de dejar de actuar va enserio"
La consagrada actriz y productora australiana reconoce estar planteándose su alejamiento de las pantallas

Ha sido una burguesa acaudalada del Uper East Side con afición por los tranquilizantes en el universo alleniano, intentado restaurar el catolicismo en Inglaterra metiéndose en la piel de la reina Elisabeth, dado vida a un fantasmagórico Bob Dylan de todas las formas, con todos los rizos, los gestos y los cigarros consumidos posibles en un ejercicio magistral de exorcismo interpretativo, se ha enamorado obsesivamente de Rooney Mara despertando el lesbianismo dormido de la mitad de la población y se le han afilado las orejas lo suficiente como para convertirse en una etérea elfa que dirigía el camino de la comunidad del anillo y de paso, de las vidas de muchos.
"He pasado toda una vida intentando encontrarme cómoda con la sensación de sentirse incómoda"
Cate Blanchett lleva desde 1997 jugando a ser otra, pero después de las últimas declaraciones publicadas en una reciente entrevista parece mostrarse cansada de la estructura del juego. «En movimiento, me siento más identificada. He pasado toda una vida intentando encontrarme cómoda con la sensación de sentirse incómoda. Pasó mucho tiempo hasta que estuve remotamente cómoda con la idea de ser fotografiada», ha reconocido la actriz y productora australiana sobre su prolongado proceso de adaptación a la exposición continuada que una carrera tan agitada, activa y profundamente estimulante como la suya sigue conllevando.
«Mi familia pone los ojos en blanco cada vez que lo digo, pero lo digo en serio. Lo de dejar de actuar va en serio», ha declarado Blanchett durante la promoción de su último trabajo –adaptación de la novela de Wallace Shawn– junto a Michael Fassbender que se estrena esta semana y en la que la actriz ejerce de espía, «Confidencial». La doblemente oscarizada, admite también sufrir una suerte de disociación cada vez que hace entrevistas con respecto a lo que se publica que ha dicho y lo que realmente se le pasaba por la cabeza en el momento de la pregunta: «Cuando vas a un programa de entrevistas, o incluso aquí ahora, y ves fragmentos de lo que has dicho, sacados y en cursiva, suenan muy fuertes. Yo no soy esa persona». Mientras, toca ver en quién decide convertirse ahora y aunque su rotundidad vaticina un adiós, seguimos confiando en la predictiva magia de un hasta luego.
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