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Un jubilado se adelanta a la Biblioteca Nacional y compra un Echegaray inédito

Rubén Acedo, de 85 años, asegura que no piensa vender el manuscrito del Nobel de Literatura, "porque para mí no es asunto de dinero, sino de tener una reliquia histórica de un país al que amo"
La Razón
  • Sofía Campos

    Sofía Campos

Madrid Creada:

Última actualización:

Decía el dramaturgo José Echegaray (1832-1916), también político, matemático e ingeniero, que "si la vejez no trajera consigo la placidez del vivir, ¿qué premio fuera suficiente a consolarnos de la juventud y de la vida gastada en luchas y desvelos?". Para el autor de "Mariana" (1892), "el mayor desconsuelo es contemplar cómo los años huyen sin que la tranquilidad llegue". Y es por ello que es labor individual la de hallar el disfrute, el gozo de vivir, el agradecimiento de seguir sintiendo cómo pasa el tiempo, sin miedo a negativas o al futuro. Esta perspectiva inspiradora de la vida encaja a la perfección con Rubén Acedo. Este jubilado vasco está copando titulares por lo peculiar de sus actos: se ha adelantado a la mismísima Biblioteca Nacional, poseedora del mayor archivo de las letras españolas, y ha adquirido un manuscrito inédito de José Echegaray. El documento había permanecido dos décadas en una casa de una anticuaria de Huelva, sin que nadie se interesara por él.
El documento, hasta ahora, ha permanecido guardado en un lugar secreto y, según han informado a Efe, "ni se le pasaba por la cabeza venderlo". Se trata de una comedia teatral titulada "Don Fernando el Llamado", que Echegaray escribió en 1904, cinco meses antes de ganar el Nobel de Literatura. Un manuscrito valioso si se tiene en cuenta la calidad de toda la producción artística del dramaturgo, y que ha permanecido oculto todos estos años. No obstante, para Acedo, que vive a caballo entre Málaga y Caracas, nada es imposible, y puso todos sus esfuerzos en hacerse con el inédito.
El pasado 2 de febrero, "El País" publicaba un artículo en el que situaba a Acedo, de 85 años, tras la pista del documento. Ese mismo día, el vasco, que es muy madrugador, contactó por teléfono con la anticuaria Marta Micaela Fernández de Navarrete, que vende libros y documentos de forma telemática desde su casa en Puebla de Guzmán (Huelva), y llegó rápidamente a un acuerdo para comprar el manuscrito por 2.200 euros. Aunque el precio que había visto publicado en Prensa era de 1.600 euros, lo que le pareció "muy asequible", Acedo aceptó sin rechistar pagar por la obra esos 600 euros de más. "Esas cosas para mí no se regatean", afirma en una entrevista con Efe.
"Le envié el dinero, ella me envió el manuscrito y a los dos o tres días ya lo tenía en casa", explica este jubilado, cuya historia se ha hecho viral al haber sido más rápido que la Biblioteca Nacional de España (BNE) para hacerse con la obra. De hecho, asegura Acedo que la icónica institución contactó con la anticuaria "a las pocas horas" de leer la noticia en Prensa, pero la librera comunicó que ya estaba vendida.
El dramaturgo José Echegaray
El dramaturgo José EchegarayArchivo
"Ideé cómo encontrar a la anticuaria y fui eficaz: llamé al Ayuntamiento del pueblo, allá me dieron el teléfono de ella, la llamé y negociamos, tan simple como eso. Se me presentó la oportunidad y la aproveché con urgencia", señala el nuevo propietario del manuscrito, que de nuevo ha decidido concederle la misma situación que tenía hasta ahora, pues lo ha guardado en un lugar secreto. Aunque no es coleccionista, Rubén Acedo quiso comprar la obra porque le llamó "enormemente la atención" su historia y porque le "interesaba muchísimo el autor, una persona importante en la historia de España" como fue Echegaray.
Acedo se muestra entusiasmado con la adquisición del libro, que tiene un centenar de páginas, y ya ha comenzado a leerlo, con ayuda de una lupa, porque la letra es pequeña, no sin cierta dificultad. Y es que Echegaray tenía "una letra endiablada", asegura Acedo, que con paciencia trata de ir descifrando cada palabra del autor, aunque algunas de ellas se le resistan. "Entiendo mucho y reconstruyo no poco", bromea el anciano, que no descarta apuntarse a un curso de grafología para que le resulte más fácil completar las palabras que no entiende.
"Me está costando, pero voy a lograr leerlo. A menudo hay que echarle lógica para entender lo que dice", apunta el jubilado, que como profesor que ha sido de Secundaria y Universidad, así como fundador de un colegio en Venezuela -donde emigró cuando era joven-, está acostumbrado a leer "todo tipo de textos manuscritos". "Hay que buscar la morfología de la letra y en aquellas palabras que uno no entiende, ver la letra comparada con otra que sí entiende, e ir como completando, adivinando, recreando, como se quiera decir, las palabras. Es una manera muy lenta de leer, única en todo el tiempo de mi vida, pero estoy muy feliz con ello", relata.
Acedo remarca, en cualquier caso, que el original está guardado a buen recaudo "en un lugar de Málaga" y que él trabaja con una copia que puede tocar y en la que hace sus anotaciones. "El original no se manosea, yo eso lo respeto", recalca. Una vez haya conseguido leer el manuscrito, aún no sabe dónde acabará depositado. Baraja la posibilidad de seguir guardándolo como "un tesoro familiar", pero también sopesa llevarlo a la biblioteca de su colegio en Caracas, el Yale College, o dejarlo en la biblioteca de su pueblo natal, Oteo, situado en la montaña alavesa.
Lo que sí tiene claro Rubén Acedo es que la obra no se vende, según recalca a Efe: "Me queda poca vida y mis hijos no sé qué harán, quizá lo piensen mejor que yo, pero yo no pienso venderlo porque para mí no es asunto de dinero, es un asunto de tener una reliquia histórica de un país al que amo". La Biblioteca Nacional de España, pues, no tendrá por ahora posibilidad de adquirir el manuscrito de Echegaray, pese a haber mostrado abiertamente su interés en él.
Fuentes del Departamento de Adquisiciones de esta institución han señalado a EFE que no sabían de la existencia de este documento porque "en ningún momento la librera se puso en contacto" con la BNE para ofrecerlo. Esta institución hace un seguimiento de lo que sale al mercado de libros, tanto a través de los catálogos que llegan de los propios libreros como de las casas de subasta, pero en este caso "no se recibió ninguna noticia al respecto".