Ensayo

La carretera de los desplazados

La carretera de los desplazados
La carretera de los desplazadoslarazon

Navegar, escribió el poeta Fernando Pessoa, es preciso. Y andar, recorrer, desplazarse; salir del centro de gravedad (o esa zona de confort, como se proclama ahora) para regresar, después, convertido en otro, o en el mismo, también, parece, lo es. Ése es el punto desde el que parte Jordi Soler en este «Mapa secreto del bosque», que propone un recorrido íntimo y personal por ese territorio, el bosque, en cuyo centro, como bien lo describió María Zambrano en un ensayo, hay siempre un claro. Tal como lo hicieron tantos otros escritores, músicos, pintores o filósofos para quienes andar («de día con todo el cuerpo, y por la tarde, con las piernas») era un acto tan cotidiano y preciso como comer, Jordi Soler también sale a caminar. Y lo que se encuentra, como aquellos, no es solo un mundo tan antiguo como el de siempre, sino un mundo que, en cada nuevo paso que da, se renueva y lo renueva irremediablemente. Porque Soler no huye al bosque como alguien que quiere escapar de su vida cotidiana.

Lo hace, en todo caso, para regresar y situarse en la realidad cotidiana de otra manera. Las lecturas que lo acompañan durante el recorrido son muchas y variadas: Edgar Allan Poe, Demócrito, Ernst Jünger, Carlos Castaneda, Henri Bergson, Walt Whitman, Emil Cioran, Parménides y C. G. Jung entre otros. Pero no es, sin embargo, la erudición la que sostiene esta azarosa y agitada andadura. Es la reflexión constante, permanente, el dejarse llevar por una zona donde la realidad resulta más elástica. O, como dice el propio Soler en un momento del libro: «Lo ideal es desplazarse dentro de esa órbita, recorrerla y explorarla a fondo, abrazar el sistema dentro del cual vivimos y descubrir que el verdadero viaje, el que de verdad ilustra, es el que hacemos alrededor de nuestra casa».

«El mapa secreto del bosque»

Jordi Soler

DEBATE

176 páginas,

17,90 euros