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La música en vivo, nuestra tabla de salvación

La Asociación de Promotores Musicales (APM) anunció que la música en directo registró un récord de facturación en 2018 con un total de 333,9 millones de euros.
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La Asociación de Promotores Musicales (APM) anunció que la música en directo registró un récord de facturación en 2018 con un total de 333,9 millones de euros.
¿Crisis? ¿Qué crisis? Cuando la industria del disco pregona a los cuatro vientos que las canciones ya no interesan y que el negocio se ha acabado, resulta que llega la Asociación de Promotores Musicales (APM) para anunciar que la música en directo registró un récord de facturación en 2018 con un total de 333,9 millones de euros. Es decir: un 24,1 por ciento más que el año anterior. Son las llamativas cifras del «Anuario de la música en vivo» y que vienen a dar continuidad a cinco años consecutivos de subidas de ingresos con los espectáculos en directo.
La APM achaca estos datos a la «recuperación del sector» tras la bajada del IVA cultural en 2017, el llamado «turismo musical» y, casi da risa contarlo, «el azar». Efectivamente, una de las razones que esgrimen es que la diosa fortuna quiso que estrellas como Guns N’Roses, Bruno Mars, Ricky Martin, Shakira y Iron Maiden desearan rendir visitas a nuestro país. Como si otros años no quisiera venir nadie. Más allá de explicaciones extravagantes, lo cierto es que estos datos arrojan una verdad insondable: a la gente le gusta la música. Sea cual sea. Y paga por ella cuando le ofrecen un formato interesante. Porque nadie podrá decir que los conciertos son baratos.
Los precios de las entradas no dejan de subir. Baste un ejemplo: ver a Bob Dylan hace un año en un teatro costaba 130 euros. Y pocos meses más tarde valdrá 150 verlo en un plaza de toros. Ole y ole. La gira de Bruno Mars fue la que más público congregó en España en 2018, con 110.000 personas en solo dos conciertos. Le siguieron Ricky Martin, que en diez «shows» reunió a 79.657 asistentes, y Shakira, quien con cinco actuaciones vendió 71.000 entradas. España es un país de «fans» y así lo demuestra el fenómeno de «Operación Triunfo». En la versión de 2017 dio 24 conciertos para atraer un total de 288.640 espectadores.
Otros productos «autóctonos» con gran tirón son Pablo Alborán, Fito & Fitipaldis, Pablo López, Dani Martín, Manolo García, Rozalén y Antonio Orozco, todos ellos con excelentes cifras de recaudación. Y, entre tanto pop, también hubo espacio para un incombustible gigante, Joan Manuel Serrat, que lleva cultivando desde hace años un público fiel que se ve alimentado por la incorporación de nuevas generaciones de bendita sensibilidad. La afluencia a los espectáculos en directo contrasta con las cifras de discos vendidos o descargados. La industria ordeñó la vaca hasta dejarla seca.
Lo último siempre fue el comprador de música, que todavía hoy continúa maltratado y pagando precios infames por las obras que se publican y/o reeditan. ¿Nadie va a conseguir dar con la fórmula para volver a vender discos? Porque la gente sí va a conciertos.

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