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Las intuiciones de José Manuel Lara

La Razón
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José Manuel Lara Bosch, quien me honró con su amistad y confianza, murió hace un año, y todavía no he podido asumir que ya no esté siempre ahí. Porque él siempre estaba. Para escucharte, con tiempo, sin prisas, fumando un Ducados tras otro. Para regalarte una oportuna reflexión o un inteligente consejo. O para compartir alguna de aquellas intuiciones tan propias de José Manuel, que le dieron una visión apasionada de lo que es ser editor de un gran «holding», apostar por la realidad multimedia, concebir estrategias financieras de éxito y expandir un imperio. Había comprendido rápidamente que el futuro estaba en la industria de contenidos. Él lo lideró, alentado por el ejemplo de su padre, un «self made man» único, fundador de la dinastía.

Mi buen amigo José Manuel Lara Bosch combinaba la campechanía, la fina inteligencia y una vitalidad inagotable. En alguno de los paseos que compartimos, me contó cómo, de muy joven, comenzó a andar entre libros, en París, en la librería Larousse, como aprendiz. Y de allí, cómo luego acabaría liderando uno de los grupos editoriales más potentes del mundo. Le escuché más de una vez relatando todo lo que debía y admiraba a su padre.

Con su intuición, es decir, con su olfato para las tendencias creativas de nuestro tiempo, vislumbró que diversificar era la clave del mañana. Guardo memoria de la satisfacción que le produjo adquirir Editis, el segundo grupo editorial de Francia, con más de cuarenta sellos. Mientras tanto, Planeta se ampliaba en España con la incorporación de Mondadori, Paidós, el Grup 62 y tantos. Es un catálogo con unos quince mil autores. Publica millones de libros al año. José Manuel estuvo al pie del cañón todos los días, incluso durante su larga lucha contra ese cáncer de páncreas que acabó con su vida.

Otra de sus facetas, una de las que más atraían y estimulaban su imaginación empresarial, fue la creación del Grupo Atresmedia Corporación, que abarca medios de comunicación de tanto peso como Antena3 TV, La Sexta y, en la radio, Onda Cero, entre otras. Al mismo tiempo, fundó el periódico LA RAZÓN.

A lo largo de este intenso último año, me he preguntado con frecuencia cómo hubiese reaccionado José Manuel ante la compleja realidad política, social y económica que estamos viviendo. Seguramente, pienso, del mismo modo en que afrontó gran parte de su vida: con espíritu crítico, pero tono conciliador; con atrevimiento y valentía, pero con voluntad de diálogo y pacto; y, sobre todo, con un profundo respeto por las personas y por sus ideas.

Con su corpulencia afable y un gran sentido de la amistad, José Manuel Lara supo combinar sus intuiciones con una voluntad constructiva y una determinación excepcional en su compromiso con la sociedad. Por ejemplo, fui testigo de su influencia en el Instituto de Empresa Familiar o en el Círculo de Economía. Cuando se habla de sociedad civil, pienso en José Manuel Lara. Me fascinaba observar la clarividencia de su actitud y acción en la sociedad civil de Catalunya, de Andalucía y del conjunto de España, al mismo tiempo que su lucidez en toda su estrategia inversora.

En estos últimos años, recuerdo con qué afecto tan especial tutelaba la Fundación José Manuel Lara, fiel a sus orígenes familiares en Sevilla, fiel a su padre y patriarca, a quien en justicia siempre reconocía las mejores virtudes y méritos.

Añoro en estas horas al hombre noble, al ciudadano comprometido con su sociedad, al amigo que siempre está, al gran empresario.

*Presidente del Grupo «la Caixa»