Historia

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Las tres Españas de Omar Jerez

El artista extremo presenta su nueva y controvertida performance, grabada al pie de la fosa que señala dónde murió Lorca

Las tres Españas de Omar Jerez
Las tres Españas de Omar Jerezlarazon

El artista extremo presenta su nueva y controvertida performance, grabada al pie de la fosa que señala dónde murió Lorca

“Pues por do voy va el escándalo conmigo”, dice un verso del “Don Juan” de Zorrilla. Con Omar Jerez, 36 años, de madre judía y padre palestino, sucede algo similar (aunque no en el plano amatorio, quede claro). Cada una de sus performances, con las que literalmente se ha jugado la vida, da para jugosos titulares.Ha hablado de terrorismo, de secuestros, se ha encerrado con nazis, ha mirado de frente a la mafia y aunque ha tenido miedo, mucho, no se calla. Ahora ha mirado hacia atrás para rescatar de un olvido injusto a las miles de personas que decidieron no militar en ninguno de los dos bandos durante la Guerra Civil. Es la llamada tercera España, ese segmento impar y simpar que no se identificó con la contienda.

El artista tardó medio año en concebir el espectáculo. Dos boxeadores jóvenes (uno de ellos español, pero de origen marroquí) reclutados en un gimnasio de Granada, se enfrentan a un solo asalto en un escenario ciertamente singular, Víznar, junto a la piedra y la placa que señalan donde fue asesinado Lorca. El combate, que dura tres minutos, finaliza con una abrazo final.

“Existen dos Españas que juegan al odio sistemático. Y mi generación, por edad, no ha vivido lo que fue la guerra. Dejemos a los muertos en paz. Yo abogo por eso. ¿Cuándo vamos a poder superarlo?”, se pegunta. El vídeo, que grabaron hace más de una semana, tiene una caracter atemporal. “El combate es literal, nada de una pantomima. No tienes nada más que ver cómo están los guantes llenos de sangre. Tanto odio es innecesario”, comenta. ¿Por qué ahora? La respuesta podría ser una nueva interrogación: ¿por qué no? y asegura que el odio por el odio carece de sentido.

Una nueva pregunta: ¿Por qué ahora? “El tema del Vallle de los Caídos, por ejemplo, me parece un error de base porque lo que hace es suscitar más odio, reabrir heridas. Es antidemocrático. Existe una generación que desconoce lo que fue la guerra civil. Lo más sensato es dejar a los muertos en paz, de ahí que hayamos decidido montar el combate en Víznar. Recordemos a Federico García Lorca por su obra, aunque sé que hay mucha gente que se beneficia de esto, que le interesa sacar a los muertos cada cierto tiempo. Cuando se dice que España es el segundo país en el que hay más fosas... Es increíble. ¿No han visitado China o Rusia quienes lo aseguran? Yo abogo y reivindico esa tercera España, que existió, que está estudiada, en la que militaron miles de personas, en la que cupieron todas las ideologías y que carece de visibilidad hoy”, asegura.

Jorge Vilches, profesor de Historia del Pensamiento en la Universidad Complutense, lo explica de manera clara: “Solo dos minorías querían la guerra en 1936. Entre una y otra se colocó la llamada “Tercera España”. El término nació entre los exiliados en Francia para denominar a los que no se identificaban con ninguno de los bandos. Era la España del orteguiano “No es esto, no es esto”, que creía en la democracia y la reforma. Eran los Marañón, Unamuno, Baroja, Chaves Nogales, Clara Campoamor, Menéndez Pidal, Juan Ramón Jiménez, Zubiri, Azorín, o el propio Ortega, quien escribía entonces: “ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil”.

Pero hubo otra “Tercera España”, esa que no pudo huir del país. Fueron aquellos que solo pensaban en sobrevivir, los que desertaron del frente de una guerra que no querían, los que fingieron para adaptarse, los que no se identificaban con ninguno de los bandos, los que sufrían el saqueo, la violencia y las violaciones, primero de unos y luego de otros. Esta inmensa mayoría ha sido la gran olvidada de la Guerra Civil, en un debate propagandístico y político que ha llegado hasta hoy para ensalzar a una de las dos Españas cainitas”.

La performance, realizada en colaboración con Julia Rodríguez, está pagada de su bolsillo: “Jamas hemos aceptado dinero público, para que nadie nos pudiera decir que nos beneficiamos. Mira Santiago Sierra, va de anarquista y está subvencionado. Desde luego no nos pueden toser, pero sí criticar”, dice. Eligieron el boxeo “por ser un deporte que se ha tendido a asociar al franquismo, además de por ser uno de los más limpios que hay.

La nobleza y la humildad forman parte de su filosofía.

Simboliza el espíritu de lucha y superación y el hecho de saber perdonarse, aunque quizá haya sido yo demasiado idealista. Lo que más se parece a este deporte es el ajedrez”, apunta. Decíamos al principio que cuesta callarle, de ahí que ya esté bullendo en su cabeza una nueva provocación. Se llamará “pentalogía del crimen y pretende recorrer los cinco barrios más peligrosos de Europa. Y guarda para el final una perla sobre Corea. Más bien una traca. Pero eso merecerá un reportaje aparte.