Leon Bridges: «He salido de mi cascarón»
El músico, que fue la sensación el año pasado, publica nuevo álbum con el afán de romper con la imagen de músico retro
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El músico, que fue la sensación el año pasado, publica nuevo álbum con el afán de romper con la imagen de músico retro.
Sigue siendo apocado y parco en palabras en la distancia corta, pero algo ha cambiado en Leon Bridges. Se presenta con una chaqueta brillante, pantalones anchos y un gorro de lana a pesar de que hace 20 grados en Madrid. Uno esperaba encontrárselo con chaleco, pajarita y gafas redondas como la última vez que estuvo en la capital con su debut, «Coming Home», pero ni su atuendo ni el contenido del segundo álbum, «Good Things» son como antes. Le preguntamos qué ha pasado y él lo explica con un lenguaje lleno de «homies», «dope» y demás términos callejeros.
–El primer disco fue un éxito, ¿cómo lidió con la expectación del segundo?
–Tenía que controlar mis emociones, porque no sabía bien qué quería hacer. Me sucedieron muchas cosas y fue flipante colaborar con artistas para llevar mi sonido más allá.
–¿Necesitaba autoconfianza?
–Sí. Buscaba algo diferente y después tenía el miedo de hacer algo demasiado diferente y, digamos, espantar a algunos de mis fans. Pero estoy feliz porque hice el disco que quería y la gente lo ha entendido.
–El primer disco tenía un espíritu añejo de canción clásicas de los 60 y este es casi un álbum de neo soul...
–Es que no quería ser asociado con esa cosa de estilo retro y arrastrar esa etiqueta el resto de mi carrera. Eso no define completamente lo que yo soy como artista. Quería hacer algo sincero conmigo mismo y también un sonido fresco.
–¿Es aficionado a artistas actual como The Weeknd?
–Estoy muy metido. Me encanta The Weeknd, el rap y el trap.
–¿El trap?
–Una de las razones de hacer el disco era esa, que cambie la percepción sobre mí. No soy esa persona retro, soy mucho más.
–Es un músico, punto.
–Exacto. Punto. Y este álbum enseña un nuevo sonido y estoy firmemente decidido a que el tercero será igual. Abriré otra puerta para ser libre de nuevo.
–Es un disco cargadito de sentimientos. ¿Qué eventos influyeron las canciones?
–Muchos... entre ellos, una relación sentimental sobre la que reflexiono, por el significado que tiene involucrarse en una. Esa sensación de casi enamorarte de esa persona y caer en el conflicto de que no estás preparado para comprometerte. De esa vivencia salieron unas cuantas letras.
–Ha evolucionado claramente como músico, pero ¿cómo lo ha hecho como persona?
–Siento que he roto el cascarón en varios sentidos. Entrar en la industria musical me ha quitado parte de la ingenuidad que he tenido siempre. Ser músico y madurar han ido en paralelo.
–¿Cómo fue su infancia? ¿Se crió en la calle, en una iglesia...?
–Fue interesante, porque mis padres se separaron y vi lo que era estar alrededor de chicos que fueron criados en el barrio sin figura paterna. Mi padre vivía en la ciudad mientras que mi madre en los suburbios, así que vi ambos mundos pero los dos me mantuvieron alejados de las malas influencias.
–¿Qué papel jugó la música?
–Crecí encaprichado con el R&B. Mi padre me ponía Earth, Wind & Fire y Stevie Wonder; mi madre, a Anita Baker y el gospel.
-Claro, asi que sacar un disco así no es algo extraño para tu imaginario.
-es que curiosamente, cuando empecé a hacer canciones, estaban más cerca de lo que se puede escuchar en “Good Things” que en el primero. Cuandio empezaba a intentar contar mi historia, siepre soñaba con el neo soul y con las progresiones extrañas de acordes. Lo que pasa que en un momento determinado mi vida me impulsó a hacer “Coming Home” en parte porque no me veía preparado para hacer con éxito lo que en realidad quería, por no tener dominada la técnica de hacer canciones.
-O sea, que este disco está cerca de tus raíces.
-Sí, desde luego. Es también una reflexión sobre mí y sobre no saber cómo hacer una canción.