Balza, a lomos del Orinoco
«Cuentos. Ejercicios narrativos». José Balza. Paréntesis. 506 páginas, 17 euros. (e-book, 11,90)
En el epílogo de esta compilación de narrativa corta del venezolano José Balza se publica una lista de sus reflexiones sobre el cuento; la primera es así de contundente: «El cuento –como una relación sexual– es algo que quiere extenderse pero que debe concluir pronto». Y aquí detecta claramente Balza la tentación, el carácter bifronte de los mejores cuentos: la amalgama de un ansia de extensión y la conciencia de que es en el final donde el lector encuentra la clave del texto. Balza, nacido en el Delta del Orinoco en 1939 y premio Nacional de Literatura de Venezuela en 1991, tiene en este volumen textos, como «Prisa», de unas líneas (le aconsejan a un hombre que tiene prisa que camine de espaldas), o magníficas «casi» novelas como «Rodrigo el Capitán», donde la historia de un militar luchador en selvas e insurrecciones, adquiere toques épicos.
Una acertada edición de Toni Montesinos y un profundo prólogo de Ernesto Pérez Zúñiga permitirán aproximar al lector hispano a la obra esencial de Balza. En «Cuentos. Ejercicios narrativos» el río, el Orinoco, es mensaje heraclitiano sobre la unidad y flujo de personas y hechos en el mundo, a la vez que condición machadiana de que lo existente acaba en una selva/mar donde todo es muerte, olvido y sin embargo recuerdo. Al fin, un universo narrativo que puede contener una historia medieval sobre una devoradora de prepucios («Praeputium») o la imagen de un río que enseña la muerte («Un Orinoco fantasma»).