Buscar Iniciar sesión

Ciudadano King

El escritor regatea los tópicos y publica una gran novela negra con claves personales
larazon

Creada:

Última actualización:

Cincuenta y siete obras después de «Carrie» (1974) y cuarenta años de carrera como el máximo exponente de la novela de terror contemporáneo, Stephen King se ha permitido la coquetería de escribir una novela negra. Y lo ha hecho sin más pretensión que divertirse, fascinar al lector y rendir un homenaje a los clásicos del «hard-boiled». Parte de una idea utilizada por el autor, el coche, un Mercedes que un psicópata utiliza para masacrar a una multitud de personas que esperan en la cola del paro. Un punto de partida con resonancias en la vida y la novelística de Stephen King. Porque el coche es uno de los fetiches de dos de de sus novelas capitales: el Plymouth Fury de 1958 poseído por fuerzas sobrenaturales de «Christine» (1983) y el accidente mortal del escritor de «Misery» (1987), salvado y luego secuestrado por una fan enloquecida que quiere que cambie el final de la novela que está escribiendo en ese momento. Añádase el Dodge Caravana de 1978 que le atropelló en 1999, causándole heridas de gravedad, y podrá entenderse hasta qué punto el Mercedes que el psicópata de esta novela utiliza para cometer sus crímenes adquiere el valor simbólico del mal cotidiano.

Un retrato penetrante

Como en toda novela negra, el melancólico detective es el eje alrededor del que gira todo el argumento. Enfrente, el psicópata que lo acosa cibernéticamente para sacarlo de su depresión de policía retirado y convertirlo en un oponente digno de su megalomanía y poder martirizarlo. A su lado, un joven negro, que hace las veces de doctor Watson, especializado en ordenadores, y dos hermanas tan opuestas como las de Raymond Chandler en «El sueño eterno», componen un fascinante fresco de la clase media de cualquier pueblecito norteamericano.
El retrato no puede ser más penetrante y preciso. Desde el vecino cordial al loco que viven entre ellos sin que nadie sospeche de la mente retorcida que esconde y el sinsentido de las paranoias que lo convierten en un asesino en potencia.
Pero lo esencial de «Mr. Mercedes» son las diferencias que introduce Stephen King en la novela de asesinos en serie. El homenaje al «hard-boiled» es un mero pretexto para construir una historia de suspense apasionante en la que el detective es retratado de forma tan delicada como dislocado es el retrato íntimo del vecino perturbado, ese tranquilo vendedor de helados que esconde una mente perversa capaz de matar en masa a sus convecinos sin otra razón que la del loco que dispara contra unos colegiales. Nada que ver con el serial killer. Al contrario, éste sería su contrario, lo demoniaco que en sus novelas de terror representa lo sobrenatural o paranormal y que aquí esconde al amable y educado vecino capaz de las mayores atrocidades.
Después de la magistral «22/11/63», Stephen King se encuentra en estado de gracia y puede permitirse abordar con un estilo reposado y ligero una historia realmente embaucadora repleta de personajes tan próximos y reconocibles como un malvado, diabólico, torpe y confuso.
El viejo detective establece una relación con su nueva amiga que prende en el lector con una fuerza extraordinaria, y tan delicada como terrible es el relato de la unión incestuosa del psicópata y su madre alcohólica. Elementos que hace de los protagonistas de «Mr. Mercedes» lo más parecido a seres reales, gente tan plausible como cualquiera de los lectores de King. Son personajes heridos por la vida pero dispuestos a salir a flote con esa voluntad de superación que ha establecido su autor, desde sus comienzos, como marca de fábrica de su mundo literario personal. «Mr. Mercedes» es el regalo de Navidad de Stephen King.
Sobre el autor
Tras cincuenta y siete novelas, cuarenta años de carrera imparable con novelas a su espalda como «Carrie», «El resplandor», «Misery» y «22/111/63», hay que reconocer a King como el mejor narrador contemporáneo de terror
Ideal para...
los millones de seguidores del autor, que está viviendo una madurez literaria envidiable
Un defecto
Algún abuso melodramático en la construcción del psicópata
Una virtud
La ligereza de la narración, tan delicada y fluida que más que escrita parece susurrada
Puntuación 8

Archivado en: