Clara Usón: «Vivimos acobardados y no nos atrevemos a rebelarnos»
La autora catalana aborda en «Valor» (Seix-Barral) una historia caleidoscópica para contar hasta dónde llega la ambición humana
La autora catalana aborda en «Valor» (Seix-Barral) una historia caleidoscópica para contar hasta dónde llega la ambición humana
La nueva novela de la escritora catalana, «Valor» (Seix-Barral), une tres historias que se asientan en los límites de la condición humana, donde el mal y el proceder según unos ideales se mezclan al dictado de la supervivencia. Narrativa actual y sin rodeos para contar una historia sobre situaciones extremas protagonizadas por personajes de andar por casa.
–Fermín Galán, uno de los protagonistas, se levantó contra la monarquía de Alfonso XIII en Jaca a favor de una nueva España. ¿Necesitamos ahora gente así?
–Es lo que yo pienso, porque en menos de cien años estamos en una situación a nivel nacional e internacional muy parecida a la de entonces, de fin de siglo, de crisis de las instituciones, de descontento general y de injusticia social. En los años 30, en todo el mundo, había muchos como Fermín Galán, idealistas que estaban convencidos de que se podía cambiar todo, el sistema de arriba-abajo, y que luchaban por la libertad, la igualdad y la justicia que ahora han pasado de moda. Hay que decir de él que era un muy idealista pero al mismo tiempo un poco precipitado, pero eso también lo hace más interesante, ya que está lleno de contradicciones y debilidades: un hombre que era un intelectual, militar y de izquierdas, algo que ahora nos parece inconcebible. Galán era una persona dispuesta a morir por unos ideales y ahora vivimos en una sociedad en la que si nos pagan mejor cambiamos los nuestros.
–¿Qué es exactamente el valor?
–En la actualidad tiene varios significados, algunos antitéticos. Uno es el de coraje o valentía ante una situación de riesgo. Luego tienes el de precio, que es el que impera en nuestras vidas. Luego como principio moral, como dogma, y yo juego con estas tres acepciones. En el siglo XXI el valor absoluto es el dinero, han surgido unas divinidades que son los mercados que son peores que las parcas griegas: son inexorables, no tienen rostro y si no les gusta lo que hacemos nos tenemos que aguantar. La dictadura en Europa está sujeta a los mercados, sólo hay que ver las actuaciones tremendas de Bruselas. Además no nos podemos mover porque si lo hacemos nos arriesgamos a quedarnos sin dinero, que es algo que no sucedía en otras épocas que eran más pobres. Quien no tiene dinero se ve arrojado a los márgenes del sistema, es un paria, alguien que no es ni persona.
–Entonces lo que nos salva no es el valor si no la cobardía.
–Eso es verdad, vivimos acobardados y no nos atrevemos a rebelarnos lo más mínimo, mira lo que pasó con Syriza, y vemos que la democracia no vale. En los países del Euro los gobernantes son capataces que no tienen margen de maniobra y que están mientras no contradigan las órdenes que vienen de Bruselas bajo el dogma de la austeridad. El dogma lo que pasa es que no tiene discusión y además prevalece sobre cualquier idea. Lo importante es la vida humana, pero te encuentras con unos economistas que están muy satisfechos con los datos macroeconómicos, que nadie sabe realmente muy bien qué es, pese a que haya una generación de niños que pasan hambre en nuestro país. Estamos obsesionados con gastar todas nuestras energías para ganar dinero porque si no lo ganamos no podemos vivir, es así. Ha llegado una nueva esclavitud.
–El personaje de Mati y su marido son un ejemplo de lo que ha pasado en este país. Hacen lo que sea para ganar dinero y mantener su posición.
–Todo por la pasta, antes Galán arriesgaba su vida por unos ideales y ahora el marido de Mati arriesga su vida para ganar unos contratos para hacer chalets. Estamos en una sociedad tan materialista que no se ve el horizonte, porque el que tiene un trabajo tiene que hacerlo por cuatro, que es lo que se llama productividad.
–De la cultura del pelotazo al derrumbe de la burbuja inmobiliaria, la síntesis de un país que no se reconoce...
–Hemos cambiado todo, producto de una situación criminal propiciada por el Gobierno, los bancos, los partidos políticos, los sindicatos y el Banco de España. Hubo una connivencia delictiva, pero como son ellos los que hacen las leyes pues no dan la cara, son las «matis» de este país las que dan la cara a los clientes estafados. Ella se pregunta cómo han metido a su marido en la cárcel por sobornar a los políticos, claro, pero es que en este país eso funciona así desde siempre. El clientelismo y las mafias no se han acabado jamás, sólo hay que ver esos enormes edificios que no servían para nada y cuyo único fin era que el político se hiciera la foto y cobrar mordidas.
–En el libro también aparece la historia de Jasenovac, el campo de exterminio de los croatas nazis. Se habla muchos de Auschwitz y Treblinka, pero no de este lugar.
–Lo descubrí cuando trabaja para mi anterior novela, «La hija del este», y me llamó mucho la atención porque es algo desconocido, siendo tremendo y con la particularidad de la colaboración de la Iglesia Católica. Al frente del Estado Independiente de Croacia estaba Ante Pavelic, que murió en su cama acogido por Franco en Madrid, que pretendió convertir a todos lo que estaban en su territorio al catolicismo a punta de pistola. En Jasenovac murieron 200.000 serbios sólo por el motivo de serlo, no se sabe realmente cuántos murieron porque antes de acabar la guerra se destruyó todo. Es un campo más fantasma y no se habla de ello por la complicidad culpable de la Iglesia Católica, que no ha querido afrontar esta responsabilidad porque allí los curas iban con pistolas. Algo muy parecido a lo que ahora hace el Estado Islámico.
–Flor, la amiga de una de las protagonistas, entre consejo místico y explicaciones sobre el Karma dice muchas verdades...
–Es uno de mis personajes favoritos, muy entrañable, porque la gran pregunta del ser humano «¿Para qué estamos aquí?» siempre está presente frente a los avances tecnológicos y eso Flor intenta explicarlo a su manera con la reencarnación y las nuevas religiones.