Cóctel de feminismo autocrítico
El reciente Premio Herralde de Novela ha recaído en «Lectura fácil», de Cristina Morales (Granada, 1985); licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, becada en diversas fundaciones de creación literaria, su narrativa breve ha aparecido en varias revistas y publicaciones, y es autora de las novelas «Los combatientes» (2013) y «Terroristas modernos «(2017). Su escritura se caracteriza por la huella ideológica autorreferencial, una agria denuncia de los prejuicios sociales, su acusada condición de voz generacional, una decidida incorrección política y un visceral inconformismo expresivo. Con estos elementos construye una narrativa de acertada originalidad que seduce e incomoda a la vez, y que transita por un realismo urbano, desolado, crítico y contracultural.
En esta última novela hallamos la historia de Nati, Patri, Marga y Àngels, cuatro muchachas con vínculos familiares que tienen, en un grado u otro, cierta deficiencia intelectual que no les impide, cada una a su modo, poseer una demoledora mirada sobre sus entornos, sus insólitas circunstancias particulares y la propia peculiar personalidad.
Entre «okupas» y recortes
El relato se articula alrededor de variados registros ficcionales: actas de asambleas «okupas», informes judiciales, las memorias de Àngels, recortes de Prensa alternativa, páginas de fanzines bizarros... y todo ello bajo el hilo conductor de Nati, aquejada del «síndrome de las compuertas», singular engranaje mental que le proporciona una atrabiliaria observación, heterodoxa y extravagante, de la realidad. Profesa, además, una idiosincrática ideología «bastardista», un cóctel de feminismo autocrítico, antipsiquiatría, contrapatriarcado, econaturismo, anticonsumismo, liberalidad sexual y escepticismo político.
En la mejor tradición de Henry Miller o Anaïs Nin, no se obvian aquí referencias escatológicas o explícito sexo lésbico, elementos bien integrados en un contexto contestatario y transgresor que contraviene la establecida cotidianidad biempensante y el rigorismo moral excluyente. Es esta una obra característicamente urbana donde la ciudad es el pretexto de iniciáticas y revolucionarias expectativas personales. A través de la concienciación social, de su testimonio crítico, estos seres se emancipan de sus limitaciones afirmando sin complejos sus disidentes identidades. Buen pulso narrativo, torrencial expresividad paródica, acertado desarrollo argumental y eficaz composición de personajes conforman la esencia de esta relevante novela.